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TEXTOS ELECTRÓNICOS / ELECTRONIC TEXTS

OBRAS COMPLETAS de Miguel de Cervantes.Ediciones publicadas por Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas CENTRO DE ESTUDIOS CERVANTINOS. 1993-1995

Ocho comedias y ocho entremeses / Comedia famosa del Gallardo español

COMEDIA FAMOSA
DEL
GALLARDO ESPAÑOL



Hablan en esta primera jornada las personas siguientes:

ARLAXA, mora.

ALIMUZEL, moro.

DON ALONSO DE CÓRDOBA, conde de Alcaudete, general de Orán.

DON FERNANDO DE SAAVEDRA.

GUZMÁN, capitán.

FRATÍN, ingeniero.

Un SOLDADO.

CEBRIÁN, moro, criado de Alimuzel.

NACOR, moro.

DON MARTÍN DE CÓRDOBA.

UNO, con una petición.

BUITRAGO, soldado.

Un PAJECILLO.

OROPESA, cautivo.

ROBLEDO, alférez.


JORNADA PRIMERA


Salen Arlaxa, mora, y Alimuzel, moro.

Arlaxa Es el caso, Alimuzel,

que, a no traerme el cristiano,

te será el Amor tirano,

y yo te seré crüel.

Quiérole preso y rendido, 5

aunque sano y sin cautela.

Alimuzel ¿Posible es que te desvela

deseo tan mal nacido?

Conténtate que le mate,

si no pudiere rendille; 10

que detener al herille

el brazo, será dislate.

Partiréme a Orán al punto,

y desafiaré al cristiano,

y haré por traerle sano, 15

pues no le quieres difunto.

Pero, si acaso el rigor

de la cólera me incita

y su muerte solicita,

¿tengo de perder tu amor? 20

¿Está tan puesto en razón

Marte, desnuda la espada,

que la tenga nivelada

al peso de tu afición?

Arlaxa Alimuzel, yo confieso 25

que tienes razón en parte;

que, en las hazañas de Marte,

hay muy pocas sin exceso,

el cual se suele templar

con la cordura y valor. 30

Yo he puesto precio en mi amor:

mira si le puedes dar.

Quiero ver la bizarría

deste que con miedo nombro,

deste espanto, deste asombro 35

de toda la Berbería;

deste Fernando valiente,

ensalzador de su crisma

y coco de la morisma,

que nombrar su nombre siente; 40

deste Atlante de su España,

su nuevo Cid, su Bernardo,

su don Manuel el gallardo

por una y otra hazaña.

Quiero de cerca miralle, 45

pero rendido a mis pies.

Alimuzel Haz cuenta que ya lo ves,

puesto que dé en ayudalle

todo el cielo.

Arlaxa Pues, ¿qué esperas?

Alimuzel Espero a ver si te burlas; 50

aunque para mí tus burlas

siempre han sido puras veras.

Comedido, como amante,

soy, y sólo sé decirte

que el deseo de servirte 55

me hacer ser arrogante.

Puedes de mí prometerte

imposibles sobrehumanos,

mil prisioneros cristianos

que vengan a obedecerte. 60

Arlaxa Tráeme solamente al fuerte

don Fernando Saavedra,

que con él veré que medra

y se mejora mi suerte;

y aun la tuya, pues te doy 65

palabra que he de ser tuya,

como el hecho se concluya

a mi gusto.

Alimuzel Quizá hoy

oirán los muros de Orán

mi voz en el desafío, 70

y aun de los cielos confío,

que luz y vida nos dan,

que han de acudir a mi intento

con suceso venturoso.

Arlaxa Parte, Alimuzel famoso. 75

Alimuzel Fuerzas de tu mandamiento

me llevan tan alentado,

que acabaré con valor

el imposible mayor

que se hubiere imaginado. 80

Arlaxa Ve en paz, que de aquesta guerra

la vitoria te adivino.

Éntrase Arlaxa.

Alimuzel ¡Queda en paz, rostro divino,

ángel que mora en la tierra,

bizarra sobre los hombres 85

que a guerra a Marte provoca[n],

a quien de excelencias tocan

mil títulos y renombres;

en estremo poderosa

de dar tormento y placer, 90

yelo que nos hace arder

en viva llama amorosa!

Que[da] en paz, que, sin tu sol,

ya camino en noche escura;

resucite mi ventura 95

la muerte deste español.

Mas, ¡ay, que no he de matalle,

sino prendelle y no más!

¿Quién tal deseo jamás

vio, ni pudo imaginalle? 100

Éntrase Alimuzel.

Salen Don Alonso de Córdoba, conde de Alcaudete, general de Orán; Don Fernando de Saavedra; Guzmán, capitán; Fratín, ingeniero.

Fratín Hase de alzar, señor, esta cortina

a peso de aquel cubo, que responde

a éste que descubre la marina.

De la silla esta parte no se esconde;

mas, ¿qué aprovecha, si no está en defensa, 105

ni Almarza a nuestro intento corresponde?

D. Alonso El cerco es cierto, y más cierta la ofensa,

si ya no son cortinas y muralla

de vuestros brazos la virtud inmensa.

Donde el deseo de la fama se halla, 110

las defensas se estiman en un cero,

y a campo abierto salta a la batalla.

Venga, pues, la morisma, que yo espero

en Dios y en vuestras manos vencedoras

que volverá el león manso cordero. 115

Los Argos, centinelas veladoras,

miren al mar y miren a la tierra

en las del día y las nocturnas horas.

No hay disculpa al descuido que en la guerra

se hace, por pequeño que parezca, 120

que pierde mucho quien en poco yerra;

y si aviniere que el cabello ofrezca

la ligera ocasión, ha de tomarse,

antes que a espaldas vueltas desparezca:

que, en la guerra, el perderse o el ganarse 125

suele estar en un punto, que, si pasa,

vendrá el de estar quejoso y no vengarse.

En su pajiza, pobre y débil casa

se defiende el pastor del sol ardiente

que el campo agosta y la montaña abrasa. 130

Quiero inferir que puede ser valiente

detrás de un muro un corazón medroso,

cuando a sus lados que le animan siente.

Entra un soldado.

Soldado Señor, con ademán bravo y airoso,

picando un alazán, un moro viene 135

y a la ciudad se acerca presuroso.

Bien es verdad que a veces se detiene

y mira a todas partes, recatado,

como quien miedo y osadía tiene.

Adarga blanca trae, y alfanje al lado, 140

lanza con bandereta de seguro,

y el bonete con plumas adornado.

Puedes, si gustas, verle desde el muro.

D. Alonso Bien de aquí se descubre; ya le veo.

Si es embajada, yo le doy seguro. 145

D. Fernando Antes es desafío, a lo que creo.

Entra Alimuzel, a caballo, con lanza y adarga.

Alimuzel Escuchadme, los de Orán,

caballeros y soldados,

que firmáis con nuestra sangre

vuestros hechos señalados. 150

Alimuzel soy, un moro

de aquellos que son llamados

galanes de Melïona,

tan valientes como hidalgos.

No me trae aquí Mahoma 155

a averiguar en el campo

si su secta es buena o mala,

que Él tiene deso cuidado.

Tráeme otro dios más brioso,

que es tan soberbio y tan manso, 160

que ya parece cordero,

y ya león irritado.

Y este dios, que así me impele,

es de una mora vasallo,

que es reina de la hermosura, 165

de quien soy humilde esclavo.

No quiero decir que hiendo,

que destrozo, parto o rajo;

que animoso, y no arrogante,

es el buen enamorado. 170

Amo, en fin, y he dicho mucho

en sólo decir que amo,

para daros a entender

que puedo estimarme en algo.

Pero, sea yo quien fuere, 175

basta que me muestro armado

ante estos soberbios muros,

de tantos buenos guardados;

que si no es señal de loco,

será indicio de que he dado 180

palabra que he de cumplilla

o quedar muerto en el campo.

Y así, a ti te desafío,

don Fernando el fuerte, el bravo,

tan infamia de los moros 185

cuanto prez de los cristianos.

Bien se verá en lo que he dicho

que, aunque haya otros Fernandos,

es aquel de Saavedra

a quien a batalla llamo. 190

Tu fama, que no se encierra

en límites, ha llegado

a los oídos de Arlaxa,

de la belleza milagro.

Quiere verte; mas no muerto, 195

sino preso, y hame dado

el asumpto de prenderte:

mira si es pequeño el cargo.

Yo prometí de hacello,

porque el que está enamorado, 200

los más arduos imposibles

facilita y hace llano.

Y, para darte ocasión

de que salgas mano a mano

a verte conmigo agora, 205

destas cosas te hago cargo:

que peleas desde lejos,

que el arcabuz es tu amparo,

que en comunidad aguijas

y a solas te vas de espacio; 210

que eres Ulises nocturno,

no Telamón al sol claro;

que nunca mides tu espada

con otra, a fuer de hidalgo.

Si no sales, verdad digo; 215

si sales, quedará llano,

ya vencido o vencedor,

que tu fama no habla en vano.

Aquí, junto a Canastel,

solo te estaré esperando 220

hasta que mañana el sol

llegue al Poniente su carro.

Del que fuere vencedor

ha de ser el otro esclavo:

premio rico y premio honesto. 225

Ven, que espero, don Fernando.

Vase.

D. Alonso Don Fernando, ¿qué os parece?

D. Fernando Que es el moro comedido

y valiente, y que merece

ser de Amor favorecido 230

en el trance que se ofrece.

D. Alonso Luego, ¿pensáis de salir?

D. Fernando Bien se puede esto inferir

de su demanda y mi celo,

pues ya se sabe que suelo 235

a lo que es honra acudir.

Déme vuestra señoría

licencia, que es bien que salga

antes que se pase el día.

D. Alonso No es posible que ahora os valga 240

vuestra noble valentía.

No quiero que allá salgáis,

porque hallaréis, si miráis

a la soldadesca ley,

que obligado a vuestro rey 245

mucho más que a vos estáis.

En la guerra, usanza es vieja,

y aun ley casi principal

a toda razón aneja,

que por causa general 250

la particular se deja.

Porque no es suyo el soldado

que está en presidio encerrado

sino de aquél que le encierra,

y no ha de hacer otra guerra 255

sino a la que se ha obligado.

En ningún modo sois vuestro,

sino del rey, y en su nombre

sois mío, según lo muestro;

y yo no aventuro un hombre 260

que es de la guerra maestro

por la simple niñería

de una amorosa porfía;

don Fernando, esto es verdad.

D. Fernando ¡De estraña reguridad 265

usa vuestra señoría

conmigo! ¿Qué dirá el moro?

D. Alonso Diga lo que él más quisiere;

que yo guardo aquí el decoro

que la guerra pide y quiere; 270

y della ninguno ignoro.

D. Fernando Respóndasele, a lo menos,

y sepa que por tus buenos

respetos allá no salgo.

Guzmán No os tendrá por esto el galgo, 275

señor don Fernando, en menos.

D. Alonso Lleve el capitán Guzmán

la respuesta.

Guzmán Sí haré,

y, ¡voto a tal!, si me dan

licencia, que yo le dé 280

al morico ganapán

tal rato, que quede frío

de amor con el desafío.

D. Alonso Respondedle cortésmente

con el término prudente 285

que de vuestro ingenio fío.

Vanse Don Alonso y Fratín.

Guzmán ¿Queréis que, en vez de respuesta,

os le dé una mano tal,

que se concluya la fiesta?

D. Fernando Que me estará a mí muy mal 290

eso, es cosa manifiesta.

Sólo a mí me desafía,

y gran mengua me sería

que otro por mí pelease.

Mas si el moro me esperase 295

allí siquiera otro día,

yo le saldré a responder,

a pesar de todo el mundo

que lo quiera defender.

Guzmán ¿En qué os fundáis?

D. Fernando Yo me fundo 300

en esto que pienso hacer:

el lunes soy yo de ronda,

y, cuando la noche esconda

la luz con su manto escuro,

arrojaréme del muro 305

a la cava.

Guzmán Está muy honda

y podríais peligrar.

D. Fernando Póneme en los pies el brío

mil alas para volar.

Todo aquesto de vos fío. 310

Guzmán Ya sabéis que sé callar.

Dejadme salir primero,

porque de mi industria espero

que saldréis bien deste hecho.

D. Fernando Sois amigo de provecho. 315

Guzmán Sí, porque soy verdadero.

Vanse, y salen Alimuzel y Cebrián, su criado, que en arábigo quiere decir `lacayo o mozo de caballos'.

Alimuzel Átale allí, Cebrián,

al tronco de aquella palma;

repose el fuerte alazán

mientras reposa mi alma 320

los cuidados que le dan.

Aquí a solas daré al llanto

las riendas, o al pensar santo

en las memorias de Arlaxa,

en tanto que al campo baja 325

aquél que se estima en tanto.

Baja la cabeza Cebrián y vase.

¡Venturoso tú, cristiano,

que puedes a tus despojos

añadir el más que humano,

que es querer verte los ojos 330

del cielo que adoro en vano!

Y más que pena recibo

desto que en el alma escribo

con celoso desconcierto:

que a mí me quieren ver muerto 335

y a ti te quieren ver vivo.

Pero yo no haré locura

semejante; que, si venzo,

o por fuerza o por ventura,

daré a mis glorias comienzo, 340

dándote aquí sepultura.

Mas, si te hago morir,

¿cómo podré yo cumplir

lo que Arlaxa me ha mandado?

¡Oh triste y dudoso estado, 345

insufrible de sufrir!

Parleras aves, que al viento

esparcís quejas de amor,

¿qué haré en el mal que siento?

¿Daré la rienda al rigor, 350

o al cortés comedimiento?

Mas démosla al sueño agora;

perdonadme, hermosa mora,

si aplico sin tu licencia

este alivio a la dolencia 355

que en mi alma triste mora.

Échase a dormir, y sale al instante Nacor, moro, con un turbante verde.

[Nacor] Mahoma, ya que el Amor

en mis dichas no consiente,

muéstrame tú tu favor:

mira que soy tu pariente, 360

el infelice Nacor.

Jarife soy de tu casta,

y no me respeta el asta

de Amor que blande en mi pecho,

un blanco a sus tiros hecho, 365

do todas sus flechas gasta.

Y más, y no sé qué es esto,

que, con ser enamorado,

soy de tan bajo supuesto,

que no hay conejo acosado 370

más cobarde ni más presto.

Desto será buen testigo

el ver aquí mi enemigo

dormido, y no osar tocalle,

deseando de matalle 375

por venganza y por castigo.

Que esté celoso y con miedo,

por Alá, que es cosa nueva.

¿Llegaré, o estarme he quedo?

¿Cortaré en segura prueba 380

este gordïano enredo?

Que si éste quito delante,

podrá ser que vuelva amante

el pecho de Arlaxa ingrato.

Muérome porque no mato; 385

oso y tiemblo en un instante.

Entra el capitán Guzmán, con espada y rodela.

Guzmán ¿Eres tú el desafiador

de don Fernando, por dicha?

Nacor No tengo yo ese valor;

que el corazón con desdicha 390

es morada del temor.

Aquél es que está allí echado;

moro tan afortunado,

que Arlaxa le manda y mira.

Guzmán Paréceme que suspira. 395

Nacor Sí hará, que está enamorado.

Guzmán ¡Alimuzel!

Alimuzel ¿Quién me llama?

Guzmán Mal acudirás, durmiendo,

al servicio de tu dama.

Alimuzel En el sueño va adquiriendo 400

fuerzas la amorosa llama,

porque en él se representan

visiones que me atormentan,

obligaciones que guarde,

miedos que me hacen cobarde 405

y celos que más me alientan.

Mirándote estoy, y veo

cuán propio es de la mujer

tener estraño deseo.

Cosas hay en ti que ver, 410

no que admirar.

Guzmán Yo lo creo;

pero, ¿por qué dices eso?

Alimuzel Don Fernando, yo confieso

que tu buen talle y buen brío

llega y se aventaja al mío, 415

pero no en muy grande exceso;

y si no es por el gran nombre

que entre la morisma tienes

de ser en las armas hombre,

ninguna cosa contienes 420

que enamores ni que asombre;

y yo no sé por qué Arlaxa

tanto se angustia y trabaja

por verte, y vivo, que es más.

Guzmán Engañado, moro, estás: 425

tu vano discurso ataja,

que yo no soy don Fernando.

Alimuzel Pues, ¿quién eres?

Guzmán Un su amigo

y embajador.

Alimuzel Dime cuándo

espera verse conmigo, 430

porque le estoy aguardando.

Guzmán Has de saber, moro diestro,

que el sabio general nuestro

que salga no le consiente.

Alimuzel Pues, ¿por qué?

Guzmán Porque es prudente 435

y en la guerra gran maestro.

Teme el cerco que se espera,

y no quiere aventurar

en empresa tan ligera

una espada que en cortar 440

es entre muchas primera.

Pero dice don Fernando

que le estés aquí aguardando

hasta el lunes, que él te jura

salir en la noche escura, 445

aunque rompa cualquier bando.

Si aquesto no te contenta,

y quieres probar la suerte

con menos daño y afrenta,

tu brazo gallardo y fuerte 450

con éste, que es flaco, tienta,

y a tu mora llevarás,

si me vences, quizá más

que en llevar a don Fernando.

Alimuzel No estoy en eso pensando; 455

muy descaminado vas.

No eres tú por quien me envía

Arlaxa, y, aunque te prenda,

no saldré con mi porfía.

Haz que don Fernando entienda 460

que le aguardaré ese día

que pide, y si le venciere,

y entonces tu gusto fuere

probarme en el marcial juego,

mi voluntad hará luego 465

lo que la tuya quisiere;

que ya sabes que no es dado

dejar la empresa primera

por la segunda al soldado.

Guzmán Es verdad.

Alimuzel Desa manera 470

bien quedaré desculpado.

Guzmán Dices muy bien.

Alimuzel Sí, bien digo.

Vuélvete, y dile a tu amigo

que le espero y que no tarde.

Guzmán Tu Mahoma, Alí, te guarde. 475

Alimuzel Tu Cristo vaya contigo.

Vase Guzmán.

Nacor, ¿qué es esto? ¿A qué vienes?

Nacor A ver cómo en esta empresa

tan peligrosa te avienes;

y por Alá que me pesa 480

de ver que en punto la tienes,

que el de tu muerte está a punto.

Alimuzel ¿En qué modo?

Nacor En que barrunto

que, si de noche peleas,

sobre ti no es mucho veas 485

todo un ejército junto.

Esto de no estar en mano

de don Fernando el salir,

tenlo por ligero y vano;

que se suele prevenir 490

con astucias el cristiano.

De noche quieren cogerte,

porque al matarte o prenderte,

aun el sol no sea testigo.

No creas a tu enemigo; 495

Alí, procura volverte,

que bien disculpado irás

con Arlaxa, pues has hecho

lo que es posible, y aun más.

Alimuzel Consejos de sabio pecho 500

son, Nacor, los que me das;

pero no puedo admitillos,

ni menos con gusto oíllos;

que tiene el Amor echados

a mis oídos, candados; 505

a los pies y alma, grillos.

Nacor Para mejor ocasión

te guarda, porque es cordura

prevenir a la intención

del que a su salvo procura 510

su gloria y tu perdición.

Ven, que a Arlaxa daré cuenta

de modo que diga y sienta

que eres vencedor osado,

pues si no sale el llamado, 515

en sí se queda la afrenta.

Cuanto más, que, cuando venga

el cerco desta ciudad,

que ya no hay quien le detenga,

podrás, a tu voluntad, 520

hacer lo que más convenga;

que entonces saldrá el cristiano,

si es arrogante y lozano,

al campo abierto, sin duda.

Alimuzel Bien es, Nacor, que yo acuda 525

a tu consejo, que es sano.

Ven y vamos, pues podré,

en este cerco que dices,

cumplir lo que aquí falté;

mas mira que me autorices 530

con Arlaxa.

Nacor Sí haré.

[Aparte] Sentirá Arlaxa la mengua

que tanto al cristiano amengua,

haciéndole della alarde;

vos quedaréis por cobarde, 535

o mal me andará la lengua.

Vanse.

Salen Don Alonso de Córdoba, general de Orán, conde de Alcaudete, y su hermano, Don Martín de Córdoba, y Don Fernando de Saavedra.

Conde Señor don Martín, conviene

que vuesa merced acuda

a Mazalquivir, que tiene

necesidad de la ayuda 540

que vuestro esfuerzo contiene;

que allí acudirá primero

el enemigo ligero.

Mas, que venzáis no lo dudo;

que el cobarde está desnudo, 545

aunque se vista de acero.

En su muchedumbre estriba

aquesta mora canalla,

que así se nos muestra esquiva;

mas, cuando defensa halla, 550

se humilla, prostra y derriba.

Sus gustos, sus algazaras,

si bien en ello reparas,

son el canto del medroso;

calla el león animoso 555

entre las balas y jaras.

Don Martín Por mi caudillo y mi hermano

te obedezco, y haré cuanto

fuere, señor, en mi mano;

que ni de gritos me espanto, 560

ni de tumulto pagano.

Dame, señor, municiones,

que en el trance que me pones

pienso, si no faltan ellas,

poner sobre las estrellas 565

los españoles blasones.

Entra uno con una petición.

Uno Señor, dame licencia que te lea

aquesta petición.

Conde Lee en buen hora.

Uno Doña Isabel de Avellaneda, en nombre

de todas las mujeres desta tierra, 570

dice que llegó ayer a su noticia

que, por temor del cerco que se espera,

quieres que quede la cuidad vacía

de gente inútil, enviando a España

las mujeres, los viejos y los niños: 575

resolución prudente, aunque medrosa.

Y apelan desto a ti, de ti, diciendo

que ellas se ofrecen de acudir al muro,

ya con tierra o fajina, o ya con lienzos

bañados en vinagre, con que limpien 580

el sudor de los fieros combatientes

que asistan al rigor de los asaltos;

que tomarán la sangre a los heridos;

que las más pequeñuelas harán hilas,

dando la mano al lienzo y voz al cielo; 585

con tiernas virginales rogativas,

pidiendo a Dios misericordia, en tanto

que los robustos brazos de sus padres

defiendan sus murallas y sus vidas;

que los niños darán de buena gana 590

para enviar a España con los viejos,

pues no pueden servir de cosa alguna;

mas ellas, que por útiles se tienen,

no irán de ningún modo, porque piensan,

por Dios, y por su ley y por su patria, 595

morir sirviendo a Dios, y en la muerte,

cuando el hado les fuere inexorable,

dar el último vale a sus maridos,

o ya cerrar los ojos a sus padres

con tristes y cristianos sentimientos. 600

En fin, serán, señor, de más provecho

que daño, por lo cual te ruegan todas

que revoques, señor, lo que ordenaste,

en cuanto toca a las mujeres sólo,

que en ello harás a Dios servicio grande, 605

merced a ellas y favor inmenso.

Esto la petición, señor, contiene.

Conde Nunca tal me pasó por pensamiento;

nunca tanto el temor se ha apoderado

de mí, que hiciese prevención tan triste. 610

Por respuesta llevad que yo agradezco

y admito su gallardo ofrecimiento,

y que de su valor tendrá la fama

cuidado de escribirle y de grabarle

en láminas de bronce, porque viva 615

siglos eternos. Y esto les respondo,

y andad con Dios.

Uno Por cierto que han mostrado

de espartanas valor, de argivas brío.

Entra el capitán Guzmán.

Conde Pues, capitán Guzmán, ¿qué dice el moro?

Guzmán Ya se fue malcontento.

D. Fernando [Aparte] ¿Es ido cierto? 620

Guzmán [Aparte] Aguardándote está, porque es valiente

y discreto además en lo que muestra.

D. Fernando [Aparte] Saldré, sin duda.

Guzmán [Aparte] No sé si lo aciertas,

que está muy cerca el cerco.

D. Fernando [Aparte] Si le venzo,

presto me volveré; si soy vencido, 625

poca falta haré, pues poco valgo.

Conde ¡Bravo parece el moro!

Guzmán Bravo, cierto,

y muy enamorado y comedido.

Entra a esta sazón Buitrago, un soldado, con la espada sin vaina, oleada con un orillo, tiros de soga; finalmente, muy malparado. Trae una tablilla con demanda de las ánimas de purgatorio, y pide para ellas. Y esto de pedir para las ánimas es cuento verdadero, que yo lo vi, y la razón porque pedía se dice adelante.

Buitrago Denme para las ánimas, señores,

pues saben que me importa.

Conde ¡Oh buen Buitrago! 630

¿Cuánto ha caído hoy?

Buitrago Hasta tres cuartos.

D. Martín ¿Dellos, qué habéis comprado?

Buitrago Casi nada:

una asadura sola y cien sardinas.

D. Martín Harto habrá para hoy.

Buitrago ¡Por Santo Nuflo,

que apenas hay para que masque un diente! 635

D. Martín Comeréis hoy conmigo.

Buitrago Dese modo,

habrá para almorzar en lo comprado.

D. Martín ¿Y la ración?

Buitrago ¿Qué? ¿La ración? Ya asiste

a un lado del estómago, y no ocupa

cuanto una casa de ajedrez pequeña. 640

D. Fernando ¡Gran comedor!

Guzmán Tan grande, que le ha dado

el conde esta demanda porque pueda

sustentarse con ella.

Buitrago ¿Qué aprovecha?

Que, como saben todos que no hay ánima

a quien haga decir sólo un responso, 645

si me dan medio cuarto, es por milagro;

y así, pienso pedir para mi cuerpo,

y no para las ánimas.

D. Martín Sería

gran discreción.

Buitrago ¡Oh, pese a mi linaje!,

¿No sabe todo el mundo que, si como 650

por seis, que suelo pelear por siete?

¡Cuerpo de Dios conmigo! Denme ripio

suficiente a la boca, y denme moros

a las manos a pares y a millares:

verán quién es Buitrago y si merece 655

comer por diez, pues que pelea por veinte.

Conde Tiene razón Buitrago; mas agora,

si llega el cerco, mostrará sus bríos,

y haré yo que le den siete raciones

con tal que cese la demanda.

Buitrago Cese, 660

que entonces no habrá lengua, y habrá manos;

no hay pedir, sino dar; no hay sacar almas,

del purgatorio entonces, sino espiches,

para meter en el infierno muchas

de la mora canalla que se espera. 665

Un Pajecillo diga:

[Pajecillo] ¡Daca el alma, Buitrago, daca el alma!

Buitrago ¡Hijo de puta, y puto; y miente, y calle!

¿No sabe el cornudillo, sea quien fuere,

que, aunque tenga cien cuerpos y cien almas

para dar por mi rey, no daré una 670

si me la piden dese modo infame?

D. Martín Otra vez, Cereceda.

Pajecillo ¡Daca el alma!

Buitrago ¡Por vida de...!

Conde Buitrago, con paciencia:

no la deis vos, por más que os la demanden.

Buitrago ¡Que tenga atrevimiento un pajecillo 675

de pedirme a mí el alma! ¡Voto a Cristo,

que, a no estar aquí el conde, don hediondo,

que os sacara la vuestra a puntillazos,

aunque me lo impidiera el mismo diablo

por prenda suya!

Conde No haya más, Buitrago; 680

guardad vuestra alma, y dadnos vuestras manos,

que serán menester, yo os lo prometo.

Buitrago Denme para las ánimas agora,

que todo se andará.

D. Martín Tomad.

Buitrago ¡Oh invicto

don Martín, generoso! Por mi diestra, 685

que he de ser tu soldado, si, por dicha,

vas a Mazalquivir, como se ha dicho.

D. Martín Seréis mi camarada y compañero.

Buitrago ¡Vive Dios, que eres bravo caballero!

Vanse, y sale Arlaxa y Oropesa, su cautivo.

Arlaxa ¡Mucho tarda Alimuzel! 690

Cristiano, no sé qué sea.

Oropesa Fuiste, señora, con él

otra segunda Medea,

famosa por ser crüel.

A una empresa le enviaste 695

que parece que mostraste

que te era en odio su vida.

Arlaxa Yo fui parte en su partida,

tú el todo, pues la causaste.

Las alabanzas estrañas 700

que aplicaste a aquel Fernando,

contándome sus hazañas,

se me fueron estampando

en medio de las entrañas;

y de allí nació un deseo 705

no lascivo, torpe o feo,

aunque vano por curioso,

de ver a un hombre famoso

más de los que siempre veo.

Más que discreta, curiosa, 710

ordené que Alimuzel

fuese a la empresa dudosa;

no por mostrarme con él

ingrata ni rigurosa.

Y muéstrame su tardanza 715

que me engañó la esperanza,

y que es premio merecido

del deseo mal nacido

tenelle quien no le alcanza.

Yo tengo un alma bizarra 720

y varonil, de tal suerte,

que gusto del que desgarra

y más allá de la muerte

tira atrevido la barra.

Huélgome de ver a un hombre 725

de tal valor y tal nombre,

que con los dientes tarace,

con las manos despedace

y con los ojos asombre.

Oropesa Pues si viene Alimuzel, 730

y a don Fernando trae preso,

no verás, señora, en él

ninguna cosa en exceso

de las que te he dicho dél.

Tendrásme por hablador, 735

y será más el valor

de Alimuzel conocido,

pues la fama del vencido

se pasa en el vencedor.

Pero si acaso da el cielo 740

a don Fernando vitoria,

cierto está tu desconsuelo,

pues su fama en tu memoria

alzará más alto el vuelo,

y de no poderle ver, 745

vendrá el deseo a crecer

de velle.

Arlaxa Tienes razón:

parienta es la confusión

del discurso de mujer.

Entran Alimuzel y Nacor.

Alimuzel Dadle la mano, señora, 750

o los pies a aqueste esclavo,

que con el alma os adora.

Arlaxa ¿Cómo en corazón tan bravo

tanta humildad, señor, mora?

Alzaos, no estéis dese modo. 755

Alimuzel A tu gusto me acomodo.

Arlaxa ¿Sois vencido, o vencedor?

Alimuzel Todo lo dirá Nacor,

que se halló presente a todo.

Nacor No quiso el desafiado 760

acudir al desafío,

aunque bien se ha disculpado.

Arlaxa ¿Ése es soldado de brío,

tan temido y alabado?

¿Cómo pudo dar disculpa 765

buena de tan fea culpa?

Nacor Su general le detuvo,

que él ninguna culpa tuvo,

aunque Alimuzel le culpa;

que él saliera al campo abierto, 770

a esperarle un día más,

según quedó en el concierto.

Alimuzel Nacor, endiablado estás;

no sé cómo no te he muerto.

Nacor Mal haces de amenazarme, 775

ni, soberbio, ocasión darme

para que contigo rife,

pues sabes que soy jarife,

y que pecas en tocarme.

Arlaxa Paso, mi señor valiente, 780

que entiendo deste contraste,

sin que ninguno le cuente,

que ni él salió, ni esperaste.

Nacor Es así.

Alimuzel ¡Un jarife miente!

¡Por Alá, que es gran maldad! 785

Nacor ¿No se muestra la verdad

en que te vienes sin él?

Alimuzel ¿Pude yo verme con él,

encerrado en la ciudad?

¿No sabes lo que pasó, 790

y la embajada que trajo

quien por él me respondió?

Nacor Sé que a esperar se redujo

el trance, y más no sé yo.

Alimuzel ¿Por consejo no me diste 795

que me volviese?

Nacor Hiciste

mal; yo bien, porque pensaba

que a un cobarde aconsejaba.

Alimuzel ¡El diablo se me reviste!

¡Incita a hacerte pedazos! 800

Nacor Jarife soy; no me toques

con los dientes ni los brazos,

ni a que te dé me provoques

duros y fuertes abrazos;

que ya sabes que Mahoma 805

por suya la causa toma

del jarife, y le defiende,

y al soberbio que le ofende

a sus pies le humilla y doma.

Entran dos moros y traen cautivo a Don Fernando, en cuerpo y sin espada.

Alimuzel ¿Qué es aquesto?

Primer [moro] A este cristiano 810

cautivó tu escuadra ayer

junto a Orán.

D. Fernando ¡Miente el villano!

Yo me entregué, sin poner

pies a huir ni a espada mano.

Si no quisiera entregarme, 815

no pudieran cautivarme

tres escuadras, ni aun trecientas.

Alimuzel Estás cautivo y revientas

de bravo.

D. Fernando Puedo alabarme.

Arlaxa ¿Quién eres?

D. Fernando Soy un soldado 820

que me he venido a entregar

a vuestra prisión de grado,

por no poder tolerar

ser valiente y mal pagado.

Arlaxa Luego, ¿quieres ser cautivo? 825

D. Fernando De serlo gusto recibo;

dadme patrón que me mande.

Arlaxa ¡Qué disparate tan grande!

D. Fernando Yo de disparates vivo.

Oropesa Éste es don Fernando, cierto, 830

el que yo tanto alabé,

y ni viene preso o muerto,

ni cómo viene no sé,

ni atino su desconcierto.

El callar será acertado, 835

hasta hablalle en apartado,

que me admira su venida.

Alimuzel ¿Seréis, Arlaxa, servida

de que os sirva este soldado?

Que si ayer fue el primer día 840

que salió de Orán, dirá

si hice lo que debía;

que yo entiendo que sabrá

mi valor o cobardía.

Dime: ¿oíste un desafío 845

que hizo un moro vacío

de ventura y de fe lleno?

D. Fernando Y fue tenido por bueno,

bien criado y de gran brío.

El retado no salió, 850

que lo estorbó el general

por cierta ley que halló;

pero después, por su mal,

que vino al campo sé yo,

pensando de hallar allí 855

al valeroso Alí,

porque salimos los dos:

él a combatir con vos,

yo para venir aquí,

que ya os conozco en el talle. 860

Alimuzel Pues esto es verdad, señora,

bien será que Nacor calle.

Oropesa ¡Oh! Si llegase la hora

en que pudiese hablalle,

¡qué de cosas le diría! 865

[Nacor] ¿No se vee tu cobardía,

si el cristiano salió a verte,

y tú quisiste volverte

sin esperar más de un día?

Alimuzel Si tú no hicieras alarde 870

de tu ingenio caviloso,

yo volviera nunca o tarde.

Nacor Consejos de religioso

presto los toma el cobarde.

Alimuzel Arlaxa, yo volveré, 875

y a tu presencia traeré,

o muerto o preso, al cristiano.

Nacor Ya tu vuelta será en vano.

Arlaxa No le quiero, déjale;

que, pues a la voz primera 880

no saltó de la muralla

y empuñó la espada fiera,

la fama que en él se halla

no debe ser verdadera;

y así, ya no quiero velle, 885

aunque, si puedes traelle

sin tu daño, darme has gusto.

D. Fernando Es don Fernando robusto

y habrá que hacer en prendelle.

Conózcole como a mí, 890

y sé que es de condición

que sabrá volver por sí,

y aun buscará la ocasión

para responder a Alí.

Arlaxa ¿Es valiente?

D. Fernando Como yo. 895

Arlaxa ¿De buen rostro?

D. Fernando Aqueso no,

porque me parece mucho.

Alimuzel ¡Todo esto con rabia escucho!

Arlaxa ¿Tiene amor?

D. Fernando Ya le dejó.

Arlaxa ¿Luego túvole?

D. Fernando Sí creo. 900

Arlaxa ¿Será mudable?

D. Fernando No es fuerza

que sea eterno un deseo.

Arlaxa ¿Tiene brío?

D. Fernando Y tiene fuerza.

Arlaxa ¿Es galán?

D. Fernando De buen aseo.

Arlaxa ¿Raja y hiende?

D. Fernando Tronca y parte. 905

Arlaxa ¿Es diestro?

D. Fernando Como otro Marte.

Arlaxa ¿Atrevido?

D. Fernando Es un león.

Arlaxa Partes todas éstas son,

cristiano, para adorarle,

a ser moro.

Alimuzel Calla, Arlaxa, 910

pues tienes aquí delante

quien por tu gusto trabaja.

Arlaxa Gusto yo de un arrogante

que bravea, hiende y raja.

Vuelve, Alí, por el cristiano; 915

que te doy mi fe y mi mano,

si le traes, de ser tu esposa.

D. Fernando Tú le mandas una cosa

donde ha de sudar en vano.

Nacor ¡Soberbios sois los cristianos! 920

D. Fernando Eslo, al menos, quien se alaba.

Alimuzel Aquí hay quien con ufano[s]

bríos quitará la clava

a Hércules de las manos;

aquí hay quien, a pesar 925

de quien lo quiera estorbar,

Arlaxa, hará lo que mandas.

D. Fernando A veces se mandan mandas

que nunca se piensan dar,

y a las veces las promete 930

quien no las quiere cumplir

ni puede.

Nacor ¿Quién te mete

a ti en eso?

D. Fernando Sé decir

que en parte a mí me compete;

que es don Fermando mi amigo, 935

y soy cierto y buen testigo

del mucho valor que encierra.

Alimuzel Traen los casos de la guerra

diversos fines consigo.

El valiente y fanfarrón 940

tal vez se ha visto vencido

del flaco de corazón;

que Alá da ayuda al partido

que defiende la razón.

D. Fernando Pues, ¿qué razón lleva en éste 945

Alí?

Oropesa Tú harás que te cueste

la vida tu lengua necia.

Alimuzel Si al que ama el Amor precia,

su santo favor me preste;

que, sin razón y con él, 950

a don Fernando el valiente

vencerá el flaco Muzel.

Arlaxa ¡Qué plática impertinente!

Alimuzel ¡Qué corazón tan crüel!

Arlaxa Quede el cristiano conmigo; 955

Alá vaya, Alí, contigo

y con Nacor.

Nacor Él te guarde.

Arlaxa Volvedme a ver esta tarde.

Éntranse todos, sino Don Fernando y Oropesa.

Oropesa ¡Hola, soldado! ¿A quién digo?

¿Qué noramala, señor, 960

os ha traído a este puesto

tan contrario a vuestro honor?

D. Fernando En buena te diré presto

de mi fortuna el rigor:

«No quiso el general mío 965

que saliese al desafío

que me hizo aqueste moro.

Yo, por guardar el decoro

que corresponde a mi brío,

me descolgué por el muro, 970

y, cuando pensé hallar

lo que aun agora procuro,

un escuadrón vino a dar

conmigo, estando seguro.

Era la noche cerrada, 975

y, como vi defraudada

mi esperanza tan del todo,

con el tiempo me acomodo.

Mentí; rendiles la espada;

díjeles que mi intención 980

era venir a ponerme

de grado en su sujeción,

y que quisiesen traerme

a reconocer patrón.

Dijéronme que este Alí 985

era su señor, y así,

vine sin fuerza y forzado.»

De todo cuenta te he dado;

no hay más que saber de mí.

Calla mi nombre, que veo 990

que aquesta mora hermosa

tiene de verme deseo.

Oropesa De tu fama valerosa

que está enamorada creo.

No te des a conocer, 995

que deseos de mujer

se mudan a cada paso.

D. Fernando Vuelve Muzel; habla paso.

Oropesa. No sé qué pueda querer.

Entra Alimuzel.

Alimuzel Oropesa, escucha y calla, 1000

y guárdame aquel secreto

que en tu discreción se halla,

que a tu bondad le prometo

con la mía de premialla.

Yo te daré libertad, 1005

y a ti, si tu voluntad

fuere de volverte a Orán,

mis designios te darán

honrosa comodidad.

Sólo os pido, en cambio desto, 1010

que me descubráis un modo

tan honroso y tan compuesto

que en las partes y en el todo

eche de hidalguía el resto,

el cual me vaya mostrando 1015

en qué parte, cómo o cuándo,

ya en el campo o estacada,

pueda yo medir mi espada

con la del bravo Fernando.

Quizá está en su vencimiento, 1020

como Arlaxa significa,

de mi bien el cumplimiento,

si ya mi esperanza rica

no la empobrece su intento;

que debe de ser doblado, 1025

pues de lo que me ha mandado

todo se puede temer,

y no hay bien que venga a ser

seguro en el desdichado.

D. Fernando Yo te daré a tu enemigo 1030

a toda tu voluntad,

como estoy aquí contigo,

sin usar de deslealtad,

que nunca albergó conmigo.

Alimuzel No es enemigo el cristiano; 1035

contrario, sí; que el lozano

deseo de Arlaxa bella

presta para esta querella

la voz, el intento y mano.

D. Fernando Presto te pondré con él, 1040

y fía aquesto de mí,

comedido Alimuzel;

y aun pienso hacer por ti

lo que un amigo fiel,

porque la ley que divide 1045

nuestra amistad no me impide

de mostrar hidalgo el pecho;

antes, con lo que es bien hecho

se acomoda, ajusta y mide.

Ve en paz, que yo pensaré 1050

el tiempo que más convenga

para hacer lo que haré.

Alimuzel Mahoma sobre ti venga,

y lo que puede te dé.

Vase.

D. Fernando ¡Gentil carga!

Oropesa Y gentil presa. 1055

D. Fernando ¿Pesa mucho?

Oropesa Poco pesa,

que está en fuego convertida.

D. Fernando Mira que importa la vida

tener secreto, Oropesa.

Vanse, y salen riñendo el capitán Guzmán con el alférez Robledo.

Guzmán Señor alférez Robledo, 1060

póngase luego entredicho

a esa plática.

Robledo No puedo;

que, lo que sin miedo he dicho,

no lo desdigo por miedo.

O él se fue a renegar, 1065

o hizo mal en dejar

su presidio en tiempos tales.

Guzmán De los hombres principales

no se debe así hablar.

El renegar no es posible, 1070

y si en ello os afirmáis,

mentís.

Meten mano.

Robledo ¡Oh trance terrible!

Guzmán Agora sí que os halláis

en más dudoso imposible

si queréis satisfaceros. 1075



Entra el conde de Alcaudete y Don Martín de Córdoba, acompañados.

Conde ¡Paso! ¡Teneos, caballeros!

¿Por qué ha sido la pendencia?

Guzmán ¡Más agudo es de conciencia

este hidalgo que de aceros!

Ha afirmado que se es ido 1080

a renegar don Fernando,

y, ¡vive Dios!, que ha mentido,

y mentirá cada y cuando

lo diga.

Conde ¡Descomedido!

Llévenle luego a una torre. 1085

Guzmán Ni me afrenta ni me corre

este agravio, porque nace

de la justicia que hace

al que su amigo socorre.

Conde Vaya el alférez, también, 1090

y mientras que el cerco pasa

hagan treguas.

Robledo Hazme un bien:

que sea la torre mi casa.

D. Martín Sí, porque juntos no estén.

Llevan al alférez.

Uno Señor, la guarda ha descubierto agora 1095

un bajel por la banda de Poniente.

D. Martín ¿Qué vela trae?

Uno Entiendo que latina.

Conde Vamos a recebirle a la marina.



Fin del primer acto










SEGUNDA JORNADA




Los que hablan en ella son:


ARLAXA.

DON FERNANDO.

OROPESA.

NACOR.

VOZMEDIANO, anciano.

DOÑA MARGARITA, doncella, en hábito de hombre.



BUITRAGO.

DON MARTÍN.

El CONDE.

GUZMÁN, el capitán.

ALIMUZEL.

BAIRÁN, renegado.

Un MORO.



Salen Arlaxa, Don Fernando, y Oropesa.

Arlaxa ¿Cómo te llamas, cristiano,

que tu nombre aún no he sabido? 1100

D. Fernando Es mi nombre Juan Lozano;

nombre que es bien conocido

por el distrito africano.

Arlaxa Nunca le he oído decir.

D. Fernando Pues él suele competir 1105

con el del bravo Fernando.

Arlaxa ¡Mucho te vas alabando!

D. Fernando Alábome sin mentir.

Arlaxa Pues, ¿qué hazañas has tú hecho?

D. Fernando He hecho las mismas que él, 1110

con el mismo esfuerzo y pecho,

y ya me he visto con él

en más de un marcial estrecho.

Arlaxa ¿Es tu amigo?

D. Fernando Es otro yo.

Arlaxa ¿Por ventura, di, salió 1115

a combatir con mi moro?

D. Fernando Siempre de bravo el decoro

en todo trance guardó.

Arlaxa Dese modo, Alí es cobarde.

D. Fernando Eso no; que pudo ser 1120

salir don Fernando tarde,

cuando no pudiese hacer

Alí de su esfuerzo alarde.

Y imagino que este moro

jarife, no con decoro 1125

de amigo, a Muzel da culpa.

Arlaxa De su esfuerzo y de su culpa

toda la verdad ignoro.

D. Fernando Haz cuenta que te trae preso

a Fernando tu Muzel; 1130

¿qué piensas hacer por eso?

Arlaxa Estimaré mucho en él

de su esfuerzo el grande exceso.

Tendré en menos al cristiano,

cuyo nombre sobrehumano 1135

me incita y mueve el deseo

de velle.

Oropesa Pues yo le veo

en sólo ver a Lozano.

Arlaxa ¿Que tanto se le parece?

Oropesa Yo no sé qué diferencia 1140

entre los dos se me ofrece;

ésta es su misma presencia,

y el brazo que le engrandece.

Arlaxa ¿Qué hazañas ha hecho ese hombre

para alcanzar tan gran nombre 1145

como tiene?

Oropesa Escucha una

de su esfuerzo y su fortuna,

que podrá ser que te asombre:

«Dio fondo en una caleta

de Argel una galeota, 1150

casi de Orán cinco millas,

poblada de turcos toda.

Dieron las guardas aviso

al general, y, con tropa

de hasta trecientos soldados, 1155

se fue a requerir la costa.

Estaba el bajel tan junto

de tierra, que se le antoja

dar sobre él: ved qué batalla

tan nueva y tan peligrosa. 1160

Dispararon los soldados

con priesa una vez y otra;

tanto, que dejan los turcos

casi la cubierta sola.

No hay ganchos para acercar 1165

a tierra la galeota,

pero el bravo don Fernando

ligero a la mar se arroja.

Ase recio de gúmena,

que ya el turco apriesa corta, 1170

porque no le dan lugar

de que el áncora recoja.

Tiró hacia sí con tal fuerza,

que, cual si fuera una góndola,

hizo que el bajel besase 1175

el arena con la popa.

Salió a tierra y della un salto

dio al bajel, cosa espantosa,

que piensa el turco que el cielo

cristianos llueve, y se asombra. 1180

Reconocido su miedo,

don Fernando, con voz ronca

de la cólera y trabajo,

grita: ``¡Vitoria, vitoria!''

La voz da al viento, y la mano 1185

a la espada vitoriosa,

con que matando y hiriendo

corrió de la popa a proa.»

Él solo rindió el bajel;

mira, Arlaxa, si ésta es obra 1190

para que la fama diga

los bienes que dél pregona.

Probado han bien sus aceros

los lindos de Melïona,

los elches de Tremecén 1195

y los leventes de Bona.

Cien moros ha muerto en tra[n]ces,

siete en estacada sola,

docientos sirven al remo,

ciento tiene en las mazmorras. 1200

Es muy humilde en la paz,

y en la guerra no hay persona

que le iguale, ya cristiana,

o ya que sirva a Mahoma.

Arlaxa ¡Oh, qué famoso español! 1205

Oropesa Hércules, Héctor, Roldán

se hicieron en su crisol.

Arlaxa Mejor no le ha visto Orán.

Oropesa Ni tal no le ha visto el sol.

Entra Nacor.

Arlaxa Aqueste Nacor me enfada; 1210

no me dejéis sola.

Oropesa Honrada

te le muestra y comedida.

D. Fernando Da a sus razones salida:

que espere, y no espere en nada.

Nacor Hermosa Arlaxa, yo estoy 1215

resuelto en traerte preso

al cristiano: y así, voy

a Orán luego.

Arlaxa Buen suceso

y agüero espero y te doy,

porque irás en gracia mía, 1220

y en verte tomó alegría

desusada el corazón.

Nacor Tienes, Arlaxa, razón;

que yo la tendré algún día

de rogarte que me quieras. 1225

Arlaxa Déjate agora de burlas,

pues partes a tantas veras.

D. Fernando Hará Nacor, si no burlas,

sus palabras verdaderas;

que amante favorecido 1230

es un león atrevido,

y romperá, por su dama,

por la muerte y por la llama

del fuego más encendido.

Oropesa Concluyeras tú esta empresa 1235

harto mejor que no él.

D. Fernando Calla y escucha, Oropesa.

Nacor Ya en este caso, Muzel

por vencido se confiesa,

pues no hace diligencia 1240

por traer a tu presencia

el que yo te traeré presto.

arlaxa Pártete, Nacor, con esto,

que gusto y te doy licencia.

Nacor Dame las manos, señora, 1245

por el favor con que animas

al alma que más te adora.

Arlaxa En poco, Nacor, te estimas,

pues te humillas tanto agora.

Eres jarife; levanta, 1250

que verte a mis pies me espanta.

¿Qué dirá desto Mahoma?

Nacor Estos rendimientos toma

él por cosa buena y santa.

Queda en paz.

Vase Nacor.

Arlaxa Vayas con ella, 1255

que con el fin deste trance

le tendrá el de tu querella.

D. Fernando ¡Echado ha el moro buen lance!

Oropesa Ella es falsa cuanto es bella.

Arlaxa Venid, que habemos de ir 1260

los tres a ver combatir

a mis amantes valientes.

Oropesa Si nos vieren ir las gentes,

tarde nos verán venir.

Vanse y sale Vozmediano, anciano, y Doña Margarita, en hábito de hombre.

Vozmediano ¿Priesa por llegar a Orán, 1265

y priesa por salir dél?

¡Muy bien nuestras cosas van!

margarita Préciase Amor de crüel,

y tras uno da otro afán.

Vozmediano Ya os he dicho, Margarita, 1270

que su daño solicita

quien camina tras un ciego.

Margarita Ayo y señor, yo no niego

que esa razón es bendita;

pero, ¿qué puedo hacer, 1275

si he echado la capa al toro

y no la puedo coger?

Vozmediano Menos te la podrá un moro,

si bien lo miras, volver.

Margarita ¿Que sea moro don Fernando? 1280

Vozmediano Así lo van pregonando

los niños por la ciudad.

Margarita ¡Que haya hecho tal maldad!

¡De cólera estoy rabiando!

No lo creo, Vozmediano. 1285

Vozmediano Haces bien; pero yo veo

que ni moro ni cristiano

parece.

Margarita Verle deseo.

Vozmediano Siempre tu deseo es vano.

Margarita Quiérelo así mi ventura, 1290

pero no será tan dura

que no dé fin a mis penas

con darme en estas arenas

berberisca sepultura.

Vozmediano No dirás, señora, al menos, 1295

que no te he dado consejos

de bondad y de honor llenos.

Margarita Los prudentes y los viejos

siempre dan consejos buenos:

pero no vee su bondad 1300

la loca y temprana edad,

que en sí misma se embaraza,

ni cosa prudente traza

fuera de su voluntad.

Entra Buitrago con la demanda.

Buitrago Vuestras mercedes me den 1305

para las ánimas luego,

que les estará muy bien.

Margarita Si ellas arden en mi fuego.

Vozmediano Pasito, Anastasio, ten:

no digas alguna cosa 1310

malsonante, aunque curiosa.

Margarita Váyase, señor soldado,

que no tenemos trocado.

Buitrago ¡La respuesta está donosa!

Denme, ¡pese a mis pecados! 1315

([Aparte] ¡Siempre yo de aquesta guisa

medro con almidonados!)

Denme, que vengo deprisa,

y ellos están muy pausados.

¡Oh, qué novatos que están 1320

de lo que se usa en Orán

en esto de las demandas!

Descoja sus manos blandas

y dé limosna, galán.

¿Qué me mira? Acabe ya: 1325

eche mano, y no a la espada

que su tiempo se vendrá.

Vozmediano La limosna que es rogada

más fácilmente se da

que la que se pide a fuerza. 1330

Buitrago Úsase en aquesta fuerza

de Orán pedirse deste arte;

que son las almas de Marte,

y piden siempre con fuerza.

Nadie muere aquí en el lecho, 1335

a almidones y almendradas,

a pistos y purgas hecho;

aquí se muere a estocadas

y a balazos roto el pecho.

Bajan las almas feroces, 1340

tan furibundas y atroces,

que piden que acá se pida

para su pena afligida

a cuchilladas y a voces.

En fin: las almas de Orán, 1345

que tienen comedimiento,

aunque en purgatorio están,

dicen que vuelva en sustento

la limosma que me dan.

A la parte voy con ellas, 1350

remediando sus querellas

a fuerza de avemarías,

y mis hambrientas porfías

con lo que me dan para ellas.

Vozmediano Hermano, yo no os entiendo, 1355

y no hay limosma que os dar.

Buitrago ¡De gana me voy riendo!

¿Y adónde se vino a hallar

el parentesco tremendo?

¿Hace burla en ver el traje, 1360

entre pícaro y salvaje?

Pues sepa que este sayal

tiene encubierto algún al

que puede honrar un linaje.

El conde es éste, ¡qué pieza!; 1365

que, cuando me da, le dan

mil vaguidos de cabeza.

Pobretas almas de Orán,

que estáis en vuestra estrecheza,

rogad a Dios que me den, 1370

porque si yo como bien,

rezaré más de un rosario,

y os haré un aniversario

por siempre jamás. Amén.

Entra el conde, Don Martín, el capitán Guzmán y Nacor.

Nacor Digo, señor, que entregaré sin duda 1375

la presa que he contado fácilmente

en el silencio de la noche muda

con muy poquito número de gente;

y, porque al hecho la verdad acuda,

las manos a un cordel daré obediente; 1380

dejaréme llevar, siendo yo guía

que os muestre el aduar antes del día.

Y sólo quiero desta rica presa,

por quien mi industria y mi traición trabaja,

un cuerpo que a mi alma tiene presa: 1385

quiero a la bella sin igual Arlaxa.

Por ella tengo tan infame empresa

por ilustre, por grande, y no por baja:

que, por reinar y por amor no hay culpa

que no tenga perdón y halle disculpa. 1390

No siento ni descubro otro camino,

para ser posesor de aquesta mora,

que hacer este amoroso desatino,

puesto que en él crueldad y traición mora.

Ámola por la fuerza del destino, 1395

y, aunque mi alma su beldad adora,

quiérola cautivar para soltalla,

por si puedo moverla o obligalla.

Conde No estamos en sazón que nos permita

sacar de Orán un mínimo soldado; 1400

que el cerco que se espera solicita

que ponga en otras cosas mi cuidado.

Nacor La vitoria en la palma traigo escrita;

en breves horas te daré acabado,

sin peligro, el negocio que he propuesto; 1405

si presto vamos, volveremos presto.

Conde Esta tarde os daré, Nacor, respuesta;

esperad hasta entonces.

Nacor Soy contento.

Vase Nacor.

D. Martín Empresa rica y sin peligro es ésta,

si cierta fuese.

Guzmán Yo por tal la cuento: 1410

hace la lengua al alma manifiesta.

Declarado ha Nacor su pensamiento

con tal demonstración, con tal afecto,

que, si vamos, el saco me prometo.

D. Martín Cubre el traidor sus malas intenciones 1415

con rostro grave y ademán sincero,

y adorna su traición con las razones

de que se precia un pecho verdadero.

De un Sinón aprendieron mil Sinones,

y así, el que es general, al blando o fiero 1420

razonar del contrario no se rinde,

sin que primero la intención deslinde.

Conde Hermano, así se hará; no tengáis miedo

que yo me arroje o precipite en nada.

¿Hicistes ya las treguas con Robledo, 1425

y queda ante escribano confirmada?

D. Martín Gran cólera tenéis, Guzmán.

Guzmán No puedo

tenerla en la ocasión más enfrenada.

Conde Podréis darle la rienda entre enemigos,

y es prudencia cogerla con amigos. 1430

Pues, Buitrago, ¿qué hacemos?

Buitrago Aquí asisto,

procurando sacar de aqueste esparto

jugo de algún plus ultra, y no le he visto

siquiera de una tarja ni de un cuarto.

Así guardan la ley de Jesucristo 1435

aquéstos como yo cuando estoy harto,

que no me acuerdo si hay cielo ni tierra;

sólo a mi vientre acudo y a la guerra.

Margarita Pide limosna en modo este soldado,

que parece que grita o que reniega, 1440

y yo estoy en España acostumbrado

a darla a quien por Dios la pide y ruega.

Buitrago Quiérosela pedir arrodillado;

veré si la concede o si la niega.

Vozmediano Ni tanto, ni tan poco.

Buitrago Soy cristiano. 1445

Margarita ¿Ya no le han dicho que no hay blanca, hermano?

Buitrago ¿Hermano? ¡Lleve el diablo el parentesco

y el ladrón que le halló la vez primera!

Descosa, pese al mundo, ese grigüesco,

desgarre esa olorosa faltriquera. 1450

De aquestas pinturitas a lo fresco,

¿qué se puede esperar?

Vozmediano Ésa es manera

de hacer sacar la espada y no el dinero.

Conde ¡Paso, Buitrago!

Margarita ¡A fe de caballero!

D. Martín No os enfadéis, galán, que deste modo 1455

se pide la limosna en esta tierra;

todo es aquí braveza, es aquí todo

rigor y duros términos de guerra.

Buitrago Y yo, que a lo de Marte me acomodo,

y a lo de Dios es Cristo, doy por tierra 1460

con todo el bodegón, si con floreos

responden a mis gustos y deseos.

D. Martín En fin, ¿que aqueste galán

es de Jerez?

Vozmediano Y de nombre,

de los buenos que allí están, 1465

y hijo, señor, de un hombre

que en Francia fue capitán.

Quedó rico y con hacienda;

dejómele a mí por prenda

mi hermana, que fue su madre, 1470

y yo quise que del padre

siguiese la honrada senda.

Supe el cerco que se espera,

y con su gusto le truje,

que sin él no le trajera, 1475

y a esta dura le reduje

de su vida placentera;

que, en los grados de alabanza,

aunque pervierta la usanza

el adulador liviano, 1480

no alcanza un gran cortesano

lo que un buen soldado alcanza.

Conde Así es verdad, y agradezco

venida de tales dos,

y a servírosla me ofrezco. 1485

Buitrago ¡Que no me darán por Dios

lo que por mí no merezco!

¡Voto a Cristóbal del Pino,

que si una vez me amohíno,

que han de ver quién es Callejas! 1490

Busquen alivio a sus quejas,

almas, por otro camino.

Buscaréle yo también

para mi hambre insolente,

o me den, o no me den; 1495

que nunca muere un valiente

de hambre.

D. Martín Dices muy bien.

Buitrago No digo sino muy mal.

¿Es eso por escusarse

de no sacar un real? 1500

Conde Vamos, que ya de enojarse

Buitrago nos da señal,

y no quiero que lo esté.

Vanse el conde y Don Martín.

Buitrago Con aqueso comeré.

¡No fuera yo motilón, 1505

o mozo de bodegón,

y no soldado!

Margarita ¿Por qué?

Buitrago Yo me entiendo, so galán;

vaya y guarde su dinero.

¡Adiós, mi señor Guzmán! 1510

Guzmán No, no; convidaros quiero;

¡por vida del capitán!,

venid, Buitrago, conmigo.

Buitrago En seguirte sé que sigo

a un Alejandro y a un Marte. 1515

Vanse el capitán y Buitrago.

Margarita Señor, llégate a esta parte,

que tengo que hablar contigo.

Resuelta estoy.

Vozmediano En tu daño.

Margarita No me atajes; déjame

relatar mi mal estraño. 1520

Vozmediano ¿Ya no sabes que lo sé,

por mi mal más ha de un año?

Margarita Dime, señor: ¿tú no sientes

que con nuevos acidentes

cada día amor me embiste? 1525

Vozmediano Y sé que no los resiste

tu alma, pues los consientes.

Margarita Déjate de aconsejarme,

y dame ayuda, si quieres;

que lo demás es matarme. 1530

Vozmediano Por quien soy y por quien eres,

siempre te oiré sin cansarme,

y siempre te ayudaré,

porque a ello me obligué

cuando de venir contigo 1535

como ayo y como amigo

te di la palabra y fe.

Di, en fin, ¿qué piensas hacer?

Margarita Yo, por soldado a esta empresa,

con estraño parecer, 1540

pues procuraré ser presa,

puesto que vaya a prender.

Procuraré ser cautiva;

que de la dura y esquiva

tormenta que siente el alma, 1545

el sosiego, gusto y palma,

en disparates estriba.

Sabré [ser] cautiva de quien

me cautivó sin sabello,

pensando de hacerme bien; 1550

daré al moro perro el cuello

porque a mi alma me den.

Que no es posible sea moro

quien guardó tanto el decoro

de cristiano caballero; 1555

y si fuere esclavo, quiero

dar por él mil montes de oro.

De que los halle no dude

nadie: que el cielo al deseo

del aflicto siempre acude. 1560

Vozmediano El gran Dios dese deseo

impertinente te mude.

Margarita ¿Habrá más de rescatarme,

dando tiempo al informarme

de lo que voy a saber? 1565

Que en el mal de irme a perder

consiste el bien de ganarme.

Venid, señor Vozmediano;

negociaréis mi salida

con el escuadrón cristiano. 1570

Vozmediano ¿Dónde quieres ir, perdida?

Margarita Aconsejarme es en vano.

Vozmediano Yo haré con su señoría

que se oponga a tu partida.

Margarita Si esto me impedís, señor, 1575

haré otro yerro mayor,

con que lloréis más de un día.

Echada está ya la suerte;

yo he de seguir mi destino,

aunque me lleve a la muerte. 1580

Vozmediano Del amor el desatino

cualquier bien en mal convierte.

¡En mal punto me encargué

de ti! ¡En mal punto dejé

la patria por tus antojos! 1585

Margarita Tal vez, tras nubes de enojos,

de esperanza el sol se vee.

Vanse, y salen Arlaxa, Alimuzel, Oropesa y Don Fernando.

Arlaxa ¿Adónde está Alimuzel?

Oropesa, ¿dó te has ido?

Y mi Lozano, ¿qué es dél? 1590

¡Cielo, escucha mi gemido;

no te me muestres crüel!

Alimuzel Bella Arlaxa, aquí me tienes.

Arlaxa Amigo, a buen tiempo vienes.

Oropesa ¿Qué es lo que mandas, señora? 1595

Arlaxa Vengas, amigo, en buen hora.

Lozano, ¿en qué te detienes?

D. Fernando Aquí estoy, señora mía.

¿Qué me mandas? Dilo, acaba.

Arlaxa ¡Desdichada dicha mía! 1600

Alimuzel ¿Qué has, Arlaxa?

Arlaxa Yo soñaba

que esta noche, al alba fría,

daban sobre este aduar

cristianos, y, a mi pesar,

Nacor me llevaba presa, 1605

y desperté con la presa

del asalto y del gritar;

y he venido a socorrerme

de vosotros con el miedo

que el sueño pudo ponerme, 1610

y, aunque os veo, apenas puedo

sosegarme ni valerme.

Tengo a Nacor por traidor,

y no me deja el temor

fiar de vuestra lealtad. 1615

Alimuzel No son los sueños verdad;

no tengas miedo, mi amor;

y si lo son, juzga y piensa

que a tu lado hallarás

quien no consienta tu ofensa. 1620

Arlaxa Contra el hado es por demás

que valga humana defensa.

D. Fernando No te congojes, señora,

que si llegare la hora

de verte en aquese aprieto, 1625

librarte dél te prometo

por el Dios que mi alma adora.

Si no quedase cristiano

en Orán, y aquí viniese

tan arrojado y ufano 1630

que la vitoria tuviese

tan cierta como en la mano,

será esta mía bastante

para que el más arrogante

vuelva humilde y sin despojos. 1635

Tiemple aquesto tus enojos,

no pase el miedo adelante,

que haré más de lo que digo;

y de que prometo poco,

mis obras serán testigo. 1640

Oropesa O está don Fernando loco,

o es ya de Cristo enemigo.

Pelear contra cristianos

promete. Venid, hermanos,

que yo, con mejor conciencia, 1645

pasaré la diligencia

a los pies, y no a las manos.

D. Fernando Alí, dame tú una espada

y un turbante, con que pueda

la cabeza estar guardada. 1650

Oropesa Señora, ¿dónde se queda

tu condición arrojada?

Agora verás hender,

herir, matar y romper.

Deja venir al cristiano. 1655

Arlaxa Es accidental y vano

tal deseo en la mujer,

y fácilmente se trueca;

y, antes que la espada, agora

tomaría ver la rueca. 1660

Alimuzel El que te ofende, señora,

contra todo el mundo peca.

Ven, cristiano, a tomar armas.

Oropesa Mira contra quién te armas,

Lozano.

D. Fernando ¡Calla, Oropesa! 1665

Oropesa En armarte a tal empresa,

de tu valor te desarmas.

Éntranse todos.

Salen Nacor, atadas las manos atrás con un cordel, y tráenle Buitrago, el capitán Guzmán, Margarita y otros soldados con sus arcabuces.

Nacor Valeroso Guzmán, éste es, sin duda,

el vendido aduar, el paraíso

do está la gloria que mi alma busca. 1670

Con la caballería, como es uso,

le puedes coronar a la redonda,

porque apenas se escape un solo moro.

Guzmán No tengo tanta gente para tanto.

Nacor Cerca, pues, por lo menos, esta parte, 1675

que responde derecha a una montaña

que está cerca de aquí, donde, sin duda,

harán designio de acogerse cuantos

sobresaltados fueren esta noche.

Guzmán Dices muy bien.

Nacor Pues manda que me suelten, 1680

porque vaya a buscar el grande premio

que pide la amorosa traición mía.

Buitrago Eso no, ¡vive Dios!, hasta que vea

cómo se entabla el juego, ¡so Mahoma!

Estése atraillado como galgo, 1685

porque hasta ver las li[e]bres no le suelto.

Nacor Señor Guzmán, agravio se me hace.

Guzmán Buitrago, suéltale, y a Dios; y embiste.

Buitrago Contra mi voluntad le suelto. Vaya.

Nacor Venid, que yo pondré la gente en orden, 1690

de modo que no haya algún desorden.

Vanse, y queda sola Margarita.

Margarita ¡Pobre de mí! ¿Dónde quedo?

¿Adónde me trae la suerte,

confusa y llena de miedo?

¿Qué cosa haré con que acierte, 1695

si ninguna cosa puedo?

¡Oh amoroso desvarío,

que ciegas el albedrío

y la razón tienes presa!

¿Qué sacaré desta empresa, 1700

de quién temo y de quién fío?

Soy mariposa inocente

que, despreciando el sosiego,

simple y presurosamente

me voy entregando al fuego 1705

de la llama más ardiente.

Estos pasos son testigos

que huyo de los amigos,

y, llena de ceguedad,

de mi propria voluntad 1710

me entrego a los enemigos.

Suena dentro: «¡Arma, arma! ¡Santiago, cierra, cierra España, España!» Salga al teatro Nacor, abrazado con Arlaxa, y, a su encuentro, Buitrago.

Buitrago ¡Por aqueste portillo se desagua

el aduar! ¡Soldados, aquí, amigos!

¡Tente, perro cargado; tente, galgo!

Nacor Amigo soy, señor.

Buitrago ¡No es éste tiempo 1715

para estas amistades! ¡Tente, perro!

Nacor ¡Muerto soy, por Alá!

Buitrago ¡Por San Benito,

que he pasado a Nacor de parte a parte,

y que ésta debe ser su amada ingrata!

Arlaxa Cristiano, yo me rindo; no ensangrientes 1720

tu espada en mujeril sangre mezquina.

Llévame do quisieres.

Sale Alí.

Alimuzel La voz oigo

de Arlaxa bella, que socorro pide.

¡Ah perro, suelta!

Buitrago ¡Suéltala tú, podenco sin provecho! 1725

¿No hay quien me ayude aquí?

Arlaxa Mientras pelean

aquestos dos, podrá ser escaparme,

si acaso acierto de tomar la parte

que lleva a la montaña.

Margarita Si me guías,

seré tu esclavo, tu defensa y guarda 1730

hasta ponerte en ella. Ven, señora.

Vase Arlaxa y Margarita. Sale Don Fernando y Guzmán.

Buitrago ¡Ánimas de purgatorio,

favorecedme, señoras,

que mi peligro es notorio,

si ya no estáis a estas horas 1735

durmiendo en el dormitorio!

De vuestro divino aliento

con mayor fuerza me siento.

¡Perro, el huir no te cale!

¡Ahora verán si vale 1740

Buitrago por más de ciento!

Éntrase Alí, y Buitrago tras él.

Guzmán ¡O eres diablo, o no eres hombre!

¿Quién te dio tal fuerza, perro?

D. Fernando No os admire ni os asombre,

Guzmán, que haga este yerro 1745

quien respeta vuestro nombre.

Guzmán ¿Sois, a dicha, don Fernando?

D. Fernando El mismo que estáis mirando,

aunque no me veis, amigo.

Guzmán ¿Sois ya de Cristo enemigo? 1750

D. Fernando Ni de veras, ni burlando.

Guzmán Pues, ¿cómo sacas la espada

contra Él?

D. Fernando Vendrá sazón

más llana y acomodada,

en que te dé relación 1755

de mi pretensión honrada.

Cristiano soy, no lo dudes.

Guzmán ¿Por qué a defender acudes

este aduar?

D. Fernando Porque encierra

la paz que causa esta guerra, 1760

la salud de mis saludes.

Dos prendas has de dejar,

y carga, amigo, con todo

cuanto hay en este aduar.

Guzmán A tu gusto me acomodo, 1765

no quiero más preguntar;

pero, porque no se diga

que tengo contigo liga,

tú, pues bastas, lo defiende.

Vase Guzmán, y vuelve Buitrago y Alimuzel.

Buitrago En vano, moro, pretende 1770

tu miedo que no te siga,

que tengo para ofenderte

dos manos y dos mil almas,

que a mis pies han de ponerte.

D. Fernando Otros despojos y palmas 1775

puedes, amigo, ofrecerte,

que éste no.

Alimuzel Deja, Lozano,

que este valiente cristiano

en grande aprieto me ha puesto.

D. Fernando Ve tú a socorrer el resto, 1780

y éste déjale en mi mano,

que yo daré cuenta dél.

Arlaxa, dentro.

Arlaxa ¡Lozano, que voy cautiva!

¡Que voy cautiva, Muzel!

Alimuzel ¡Fortuna, a mi suerte esquiva, 1785

cielo envidioso y crüel,

ejecutad vuestra rabia

en mi vida, si os agravia;

dejad libre la de aquélla,

que os podéis honrar con ella 1790

por hermosa, honesta y sabia!

Sale Arlaxa, defendiéndola Margarita del capitán Guzmán y de otros tres soldados.

D. Fernando ¡Todos sois pocos soldados!

Guzmán Ésta es la mora en quien tiene

don Fernando sus cuidados;

dejársela me conviene. 1795

Vase.

Buitrago Aquí hay moros encantados

o cristianos fementidos,

que ha llegado a mis oídos,

creo, el nombre de Lozano.

D. Fernando Vuestro trabajo es en vano, 1800

cristianos mal advertidos,

que esta mora no ha de ir presa;

entrad en el aduar,

y hallaréis más rica presa.

Buitrago ¡Désta irás a señalar, 1805

perro, el tanto de tu fuesa!

Alimuzel ¡Muerto soy; Alá me ayude!

Arlaxa ¡Acude, Lozano, acude,

que han muerto a tu grande amigo!

Cae Alí dentro, y éntrase Arlaxa tras él.

D. Fernando Vengaréle en su enemigo, 1810

aunque de intención me mude.

¡No te retires, aguarda!

Buitrago ¿Yo retirar? ¡Bueno es eso!

Si tuviera una alabarda,

le partiera hasta el güeso. 1815

¡Oh, cómo el perro se guarda!

D. Fernando Éste que va a dar el pago

de tus bravatas, Buitrago,

mejor cristiano es que tú.

Buitrago ¡Que te valga Bercebú, 1820

y a mí Dios y Santiago!

Di quién eres, que, sonando

el eco, me trae con miedo

la habla de don Fernando.

D. Fernando El mismo soy.

Buitrago ¡Oh Robledo, 1825

verdadero y memorando,

y cuánta verdad dijiste!

Sin razón le desmentiste,

Guzmán atrevido y fuerte.

Yo quiero huir de la muerte 1830

que en esas manos asiste.

D. Fernando ¿Cómo, di, tú no peleas,

te retiras o te vas,

antes que tu prisión veas?

Margarita ¡Estraños consejos das 1835

a quien la muerte deseas!

Mas no puedo retirarme

ni pelear, y he de darme

de cansado a moras manos,

que se van ya los cristianos, 1840

y tú no querrás dejarme.

Dentro, diga Guzmán:

[Guzmán] ¡Al retirar, cristianos! ¡Toca, Robles!

¡A retirar, a retirar, amigos!

No se quede ninguno, y los cansados

a las ancas los suban los jinetes, 1845

y en la mitad del escuadrón recojan

la presa. ¡Al retirar, que viene el día!

D. Fernando Yo te pondré en las ancas de un caballo

de los tuyos, amigo; no desmayes.

Margarita Mayor merced me harás si aquí me dejas. 1850

D. Fernando ¿Quieres quedar cautivo por tu gusto?

Margarita Quizá mi libertad consiste en eso.

D. Fernando ¿Hay otros don Fernandos en el mundo?

Demos lugar que los cristianos pasen;

retiraos a esta parte.

Margarita Yo no puedo. 1855

D. Fernando Dadme la mano, pues.

Margarita De buena gana.

D. Fernando ¡Jesús, y qué desmayo!

Margarita Gentilhombre,

¿lleváisme a los cristianos, o a los moros?

D. Fernando A los moros os llevo.

Margarita No querría

que fuésedes cristiano y me engañásedes. 1860

D. Fernando Cristiano soy; pero, ¡por Dios!, que os llevo

a entregar a los moros.

Margarita ¡Dios lo haga!

D. Fernando De novedades anda el mundo lleno.

¿Estáis herido acaso?

Margarita No estoy bueno.

Vanse.

Sale Oropesa, cargado de despojos.

Oropesa No, sino estaos atenido 1865

a los consejos de un loco,

enamorado y perdido.

Mucho llevo en esto poco;

voy libre y enriquecido.

Ya en mi libertad contemplo 1870

un nuevo y estraño ejemplo

de los casos de fortuna,

y adornarán la coluna

mis cadenas de algún templo.

Salen el conde y Don Martín y Bairán, el renegado.

Bairán Digo, señor, que la venida es cierta, 1875

y que este mar verás y esta ribera,

él de bajeles lleno, ella cubierta

de gente inumerable y vocinglera.

De Barbarroja el hijo se concierta

con Alabez y el Cuco, de manera 1880

que en su favor más moros dan y ofrecen

que en clara noche estrellas se parecen.

Los turcos son seis mil, y los leventes

siete mil, toda gente vencedora;

veinte y seis las galeras, suficientes 1885

a traer municiones de hora en hora.

Andan en pareceres diferentes

sobre cuál destas plazas se mejora

en fortaleza y sitio, y creo se ordena

de dar a San Miguel la buena estrena. 1890

Esto es, señor, lo que hay del campo moro,

y en Argel el armada queda a punto,

y Azán, el rey, guardando su decoro,

que es diligente, la traerá aquí al punto.

Conde De sus designios poco o nada ignoro, 1895

mas, por tu relación cuerda, barrunto

que a San Miguel el bárbaro amenaza,

como más flaca, aunque importante plaza.

Pero, puesto le tengo en tal reparo,

tales soldados dentro dél he puesto, 1900

que al bárbaro el ganarle será caro,

muy más que en su designio trae propuesto.

Idos a reposar, mi amigo caro,

y el agradecimiento y paga desto

esperadla de mí, con la ventaja 1905

que aquel merece que cual vos trabaja.

Vase Bairán.

¿No tarda ya Guzmán?

D. Martín Las centinelas

le han descubierto ya.

conde Venga en buen hora.

D. Martín Su premio habrá Nacor de sus cautelas

cobrado, su adorada ingrata mora. 1910

¡Amor, como otro Marte nos desvelas;

furia y rigor en tus entrañas mora;

hasta las religiosas almas dañas,

y fundas en traiciones tus hazañas!

Entra el capitán Guzmán, Oropesa, Buitrago, Vozmediano y otros soldados.

Guzmán Tus manos pido, y de las mías toma, 1915

o, por mejor decir, de tus soldados,

amorosos despojos de Mahoma.

Volvemos, como fuimos, alentados,

mejorados en honra y buena fama,

y en ropa y en esclavos mejorados. 1920

Nacor no trae a su hermosa dama;

que Buitrago apagó con fuerte acero

del moro infame la amorosa llama.

Buitrago Paséle, por la fe de caballero,

por entrambas ijadas, ignorando 1925

que fuese el que el aviso dio primero;

y si no lo estorbara don Fernando,

diera con más de dos patas arriba,

que con él se me fueron escapando.

Conde ¿Que, en fin, se volvió moro?

Oropesa No se escriba, 1930

se diga o piense tal de quien su intento

en ser honrado y valeroso estriba.

Yo sé de don Fernando el pensamiento,

y sé que presto volverá a servirte

con las veras que ofrece su ardimiento. 1935

Guzmán Que él es cristiano sé, señor, decirte;

que él se nombró conmigo combatiendo.

D. Martín ¿Y procuraba, por ventura, herirte?

Guzmán Con tiento pareció que iba esgrimiendo,

y palabras me dijo en el combate 1940

por quien fui sus designios conociendo.

D. Martín Deste caso, señores, no se trate;

ya, por lo menos, ha caído en culpa,

y no hay disculpa a tanto disparate.

Conde Salió sin mi licencia: ya le culpa, 1945

y más el escalar de la muralla,

insulto que jamás tendrá disculpa.

Guzmán Precipitóle honor: vistió la malla

por conservar su crédito famoso;

huyóle el moro; fue a buscar batalla. 1950

D. Martín ¡Por cierto, oh buen Guzmán, que estáis donoso!

Pues, ¿cómo no se ha vuelto, o cómo muestra

contra cristianos ánimo brioso?

Oropesa Él dará presto de su intento muestra,

sacando, en gloria de la ley cristiana, 1955

a luz la fuerza de su honrada diestra.

Conde Venid; repartiré de buena gana

lo que deste despojo a todos toca;

que el gusto crece lo que así se gana.

Vanse, y queda Buitrago y Vozmediano.

Vozmediano ¡Válgame Dios, si se quedó la loca, 1960

si se quedó la sin ventura y triste,

que así su suerte y su valor apoca!

Dime, señor, si por ventura viste

aquel soldado que partió conmigo

cuando a la empresa do has venido fuiste; 1965

aquel bisoño manicorto, digo,

que no te quiso dar limosna un día,

y habrá hasta seis que vino aquí conmigo.

Buitrago ¿No es aquel del entono y bizarría,

de las plumas volantes y del rizo, 1970

que me habló con remoques y acedías?

Vozmediano Aquese mismo.

Buitrago No sé qué se hizo.

Vase.

Vozmediano ¿Adónde estarás agora,

moza por tus pies llevada

do toda miseria mora, 1975

de mandar a ser mandada,

esclava de ser señora?

¿Que es posible que un deseo

incite a tal devaneo?

Y éste es, en fin, de tal ser, 1980

que no lo puedo creer,

y con los ojos lo veo.

[Vase]

Sale Arlaxa, Don Fernando y Margarita.

D. Fernando Para ser mozo y galán

y al parecer bien nacido,

muchos desmayos os dan: 1985

señal de que habéis comido

mucha liebre y poco pan.

Quien se rinde a su enemigo,

en sí presenta testigo

de que es cobarde.

Margarita Es verdad, 1990

pero trae mi poca edad

grande disculpa consigo.

El que mis cuitas no siente,

hará de mi miedo alarde,

pero yo sé claramente 1995

que hice más en ser cobarde

que no hiciera en ser valiente.

¡Desdichada de la vida

a términos reducida

que busca con ceguedad 2000

en la prisión libertad

y a lo imposible salida!

Arlaxa ¿Qué sabes si este soldado,

cual tú, tiene aquella queja

de valiente mal pagado? 2005

D. Fernando Fácil conocer se deja

que le aflige otro cuidado;

que sus años, cual él muestra,

no habrán podido dar muestra,

por ser pocos, de los hechos 2010

que, por ser mal satisfechos,

muestran voluntad siniestra.

Y el ofrecerle caballo

para que volviese a Orán,

y el no querer acetallo, 2015

unas sospechas me dan

que por su honra las callo.

Quizá la vida le enfada

soldadesca y desgarrada,

y como el vicio le doma, 2020

viene tras la de Mahoma,

que es más ancha y regalada.

Margarita En mi edad, aunque está en flor,

he alcanzado y conocido

que no hay mal de tal rigor 2025

que llegue al verse ofendido,

el que es honrado, en su honor.

Y más si culpa no tiene;

que cuando la infamia viene

a quien la busca y procura, 2030

es menor la desventura

que la deshonra contiene.

Y así, me será forzoso

para huir la infamia y mengua

de mal cristiano y medroso, 2035

que os descubra aquí mi lengua

lo que apenas pensar oso.

Si gustáis de estarme atentos,

veréis que paran los vientos

su veloz curso a escucharme, 2040

y veréis que fue el quedarme

honra de mis pensamientos.

Entra Alimuzel.

Alimuzel El remedio que aplicaste,

bella Arlaxa, de tu mano,

fue tal, que en él te mostraste 2045

ser un ángel soberano

que a la vida me tornaste.

Conságrotela dos veces:

una porque la mereces,

y la otra te consagro 2050

por el estraño milagro

con que tu fama engrandeces.

Arlaxa Sosiégate y no me alabes,

que el médico ha sido Alá

de tus heridas tan graves. 2055

Comienza, cristiano, ya

la historia que alegre acabes.

Margarita Sí haré; más tú verás,

en el cuento que me oirás,

que no dan los duros hados 2060

a principios desdichados

alegres fines jamás.

«Nací en un lugar famoso,

de los mejores de España,

de padres que fueron ricos 2065

y de antigua y noble casta;

los cuales, como prudentes,

apenas mi edad temprana

dio muestras de entendimiento,

cuando me encierran y guardan 2070

en un santo monesterio

de la virgen Santa Clara;

¡que soy mujer sin ventura,

que soy mujer desdichada!»

Arlaxa ¡Santo Alá! ¿Qué es lo que dices? 2075

Margarita ¿Desto poquito te espantas?

Ten silencio, hermosa mora,

hasta el fin de mis desgracias;

que, aunque ellas jamás le tengan,

yo me animaré a contallas, 2080

si es posible, en breve espacio

y con sucintas palabras.

«No me encerraron mis padres

sino para la crianza,

y fue su intención que fuese, 2085

no monja, sino casada.

Faltáronme antes de tiempo;

que la inexorable Parca

cortó el hilo de sus vidas

para añadirle a mis ansias. 2090

Quedé con sólo un hermano,

de condición tan bizarra,

que parece que en él solo

hizo asiento la arrogancia.

Llegó la edad de casarme; 2095

hiciéronle mil demandas

de mí; no acudió a ninguna,

fundándose en leves causas;

y, entre los que me pidieron,

fue uno que con la espada 2100

satisfizo a la respuesta,

según se la dieron mala.»

Suenan dentro atambores.

alimuzel Escucha, que oigo clarines,

oigo trompetas y cajas;

algún escuadrón es éste 2105

de turcos que hacia Orán marcha.

Entra uno.

Moro Si lo que dejó el cristiano

no quieres, hermosa Arlaxa,

no lo acaben de talar

diez escuadrones que pasan, 2110

ven, señora, a defenderlo;

que con tu presencia, Arlaxa,

pararás al sol su curso

y suspenderás las armas.

Alimuzel Bien dice, señora; vamos, 2115

que lugar habrá mañana

para oír si aquesta historia

en fin triste o alegre acaba.

Arlaxa Vamos, pues; y vos, hermosa

y lastimada cristiana, 2120

no os pene si a vuestras penas

el oíllas se dilata.

Vanse Arlaxa y Alí tras ella, y Margarita a lo último, y Don Fernando, tras ella, y dicen antes:

Margarita Como no tengo, señora,

ningún alivio en contarlas,

tengo a ventura el estorbo 2125

que de tal silencio es causa.

D. Fernando ¡Válgame Dios, qué sospechas

me van encendiendo el alma!

Muchas cosas imagino,

y todas me sobresaltan. 2130

Desesperado esperando

he de estar hasta mañana,

o hasta el punto que el fin sepa

de la historia comenzada.

Fin del segundo acto










TERCERA JORNADA




Los que hablan en ella son:


ARLAXA.

MARGARITA.

VOZMEDIANO.

DON FERNANDO DE SAAVEDRA.

GUZMÁN.

BUITRAGO.

El CONDE DE ALCAUDETE.

DON MARTÍN.



DON JUAN DE VALDERRAMA.

ALIMUZEL.

ROAMA, moro.

AZÁN, rey de Argel.

El [REY] DEL CUCO.

El [REY] DE ALABEZ.

Y acompañamiento.





Salen los Reyes del Cuco y Alabez, don Fernando, de moro; Alimuzel, Arlaxa y Margarita.

Cuco Hermosísima Arlaxa: tu belleza 2135

puede volver del mesmo Marte airado

en mansedumbre su mayor braveza,

y dar leyes al mundo alborotado.

Alabez Puedes, con tu estremada gentileza,

suspender los estremos del cuidado 2140

que amor pone en el alma que cautiva,

y hacer que en gloria sosegada viva.

Cuco Puede la luz desos serenos ojos

prestarla al sol, y hacerle más hermoso;

puede colmar el carro de despojos 2145

del dios antojadizo y riguroso.

Alabez Puede templar la ira, los enojos

del amante olvidado y del celoso;

puedes, en fin, parar, sin duda alguna,

el curso volador de la Fortuna. 2150

Arlaxa Nace de vuestra rara cortesía

la sin par que me dais dulce alabanza,

porque no llega la bajeza mía

adonde su pequeña parte alcanza.

Tendré por felicísimo este día, 2155

pues en él toma fuerzas mi esperanza

de ver mis aduares mejorados,

viendo a sus robadores castigados.

Cien canastos de pan blanco apurado,

con treinta orzas de miel aún no tocada, 2160

y del menudo y más gordo ganado

casi os ofrezco entera una manada;

dulce lebeni en zaques encerrado,

agrio yagurt. Y todo aquesto es nada

si mi deseo no tomáis en cuenta, 2165

que en su virtud la dádiva se aumenta.

Cuco Admitimos tu oferta, y prometemos

de vengarte de aquel que te ha ofendido;

que, en fe de haberte visto, bien podemos

mostrar el corazón algo atrevido. 2170

Alabez Arlaxa, queda en paz, porque tenemos

el tiempo limitado y encogido.

Arlaxa Viváis alegres siglos y infinitos,

reyes del Cuco y Alabez invitos.

Vanse los reyes.

Vuelve a seguir tu comenzada historia, 2175

cristiana, sin que dejes cosa alguna

que puedas reducir a la memoria

de tu adversa o tu próspera fortuna.

Margarita Pasadas penas en presente gloria

el contarlas la lengua no repugna; 2180

mas si el mal está en ser que se padece,

al contarle, la lengua se enmudece.

«Quedé, si mal no me acuerdo,

en una mala respuesta

que dio mi bizarro hermano 2185

a un caballero de prendas,

el cual, por satisfacerse,

muy malherido le deja.

Ausentóse y fuese a Italia,

según después tuve nuevas. 2190

Tardó mi hermano en sanar

mucho tiempo, y no se acuerda

en mucho más de su hermana,

como si ya muerta fuera.

Vi que volaban los tiempos, 2195

y que encerraban las rejas

el cuerpo, mas no el deseo,

que es libre y muy mal se encierra.

Vi que mi hermano aspiraba,

codicioso de mi hacienda, 2200

a dejarme entre paredes,

medio viva y medio muerta.

Quise casarme yo misma;

mas no supe en qué manera

ni con quién; que pocos años 2205

en pocos casos aciertan.

Dejóme un viejo mi padre,

hidalgo y de intención buena,

con el cual me aconsejase

en mis burlas y en mis veras. 2210

Comuniquéle mi intento;

respondióme que él quisiera

que el caballero que tuvo

con mi hermano la pendencia,

fuera aquel que me alcanzara 2215

por su legítima prenda,

porque eran tales las suyas,

que por estremo se cuentan.

Pintómele tan galán,

tan gallardo en paz y en guerra, 2220

que en relación vi a un Adonis,

y a otro Marte vi en la Tierra.

Dijo que su discreción

igualaba con sus fuerzas,

puesto que valiente y sabio 2225

pocas veces se conciertan.

Estaba yo a sus loores

tan descuidada y atenta,

que tomó el pincel la fama,

y en el alma las asienta; 2230

y amor, que por los oídos

pocas veces dicen que entra,

se entró entonces hasta el alma

con blanda y honrada fuerza;

y fue de tanta eficacia 2235

la relación verdadera,

que adoré lo que los ojos

no vieron ni ver esperan;

que, rendida a la inclemencia

de un antojo honrado y simple, 2240

mudé traje y mudé tierra.

A mi sabio consejero

fuerzo a que conmigo venga;

que ánimo determinado,

de imposibles no hace cuenta.» 2245

Arlaxa No te suspendas; prosigue

tu bien comenzado cuento,

que ninguna cosa siento

en él que a gusto no obligue,

y aun a pesar.

D. Fernando [Aparte] Y es de modo, 2250

según que voy discurriendo,

que al alma va suspendiendo

con la parte y con el todo.

Margarita «Enamorada de oídas

del caballero que dije, 2255

me salí del monesterio,

y en traje de hombre vestíme.

Dejé el hermano y la patria,

y, entre alegre y entre triste,

con mi consejero anciano 2260

a la bella Italia vine.

De la mitad de mi alma,

para que yo más le estime,

supe allí que en estacada

venció a tres, y quedó libre, 2265

y que la parlera fama,

que más de lo que oye dice,

le trujo a encerrar a Orán,

que espera el cerco terrible.

En alas de mi deseo, 2270

desde Nápoles partíme;

llegué a Orán, facilitando

cualquier dudoso imposible,

y, apenas pisé su arena,

cuando alborotada fuime 2275

a saber, sin preguntallo,

de quien me tiene tan triste.

Dél supe, y pluguiera al cielo,

que consuela a los que aflige,

que nunca yo lo supiera.» 2280

D. Fernando Di presto lo que supiste.

Margarita «Supe que a volverse moro,

cosa, a pensarla, imposible,

dejó los muros de Orán,

y que en vuestra secta vive. 2285

Yo, por no vivir muriendo

entre sospechas tan tristes,

a trueco de ser cautiva,

todo el hecho saber quise;

y así, arrojada y ansiosa, 2290

entre los cristianos vine,

de quien fue Nacor la guía,

que los trujo a lo que vistes.

Ya me quedé, y soy cautiva,

y ya os pregunto si vistes 2295

a este cristiano que busco,

o a este moro que acogistes.

Llamábase don Fernando

de Saavedra, de insignes

costumbres y claro nombre, 2300

como su fama lo dice.

Por él y por mi rescate,

si dél sabéis, se apercibe

mi lengua a ofreceros tanto,

que pase de lo posible.» 2305

Ésta es mi historia, señores;

nunca alegre, siempre triste;

si os he cansado en contalla,

lo que me mandastes hice.

Arlaxa Cristiana, de tu dolor 2310

casi siento la mitad;

que tal vez curiosidad

fatiga como el amor.

Y al que te enciende en la llama

de amor con tantos estremos, 2315

como tú, le conocemos

solamente por la fama.

Alimuzel ¿Debajo de cuál estrella

ese cristiano ha nacido,

que aun de quien no es conocido 2320

los deseos atropella?

Ese amigo por quien lloras,

y en quien pones tus tesoros,

las vidas quita a los moros,

y las almas a las moras. 2325

D. Fernando Que no es moro está en razón;

que no muda un bien nacido,

por más que se vea ofendido,

por otra su religión.

Puede ser que a ese español, 2330

que agora tanto se encubre,

alguna causa le encubre,

como alguna nube al sol.

Mas dime: ¿quién te asegura

que, después de haberle visto, 2335

quede en tu pecho bienquisto?

Que engendra amor la hermosura,

y si él carece della,

como imagino y aun creo,

faltando causa, el deseo 2340

faltará, faltando en ella.

Margarita La fama de su cordura

y valor es la que ha hecho

la herida dentro del pecho:

no del rostro la hermosura; 2345

que ésa es prenda que la quita

el tiempo breve y ligero,

flor que se muestra en enero,

que a la sombra se marchita.

Ansí que, aunque en él hallase 2350

no el rostro y la lozanía

que pinté en mi fantasía,

no hay pensar que no le amase.

D. Fernando Con esa seguridad,

presto me ofrezco mostrarte 2355

al que puede asegurarte

el gusto y la libertad.

Muda ese traje indecente,

que en parte tu ser desdora,

y vístete en el de mora, 2360

que la ocasión lo consiente;

y con Arlaxa y Muzel

los muros de Orán veremos,

donde, sin duda, hallaremos

tu piadoso o tu crüel; 2365

que no es posible dejar

de hallarse en aquesta guerra,

si no le ha hundido la tierra

o le ha sorbido la mar.

Alimuzel, no te tardes; 2370

ven, y mira que es razón;

que en semejante ocasión

no es bien parecer cobarde.

Alimuzel Haz cuenta que a punto estoy.

Arlaxa A mí nada me detiene. 2375

Margarita Ya veis si a mí me conviene

seguiros.

D. Fernando Pues pase hoy;

y mañana, cuando dan

las aves el alborada,

demos a nuestra jornada 2380

principio y al fin de Orán.

¿Queda así?

Alimuzel No hay que dudar.

Arlaxa ¿Cómo te llamas, señora?

Margarita Margarita; mar do mora[n]

gustos que me han de amargar. 2385

Arlaxa Ven, que el amor favorece

siempre a honestos pensamientos.

D. Fernando ¡Qué atropellados contentos

la ventura aquí me ofrece!

Éntranse todos.

Sale Buitrago, solo, a la muralla.

[Buitrago.] ¡Arma, arma, señor, con toda priesa!; 2390

porque en el charco azul columbro y veo

pintados leños de una armada gruesa

hacer un medio círculo y rodeo;

el viento el remo impele, el lienzo atesa;

el mar tranquilo ayuda a su deseo. 2395

Arma, pues, que en un vuelo se avecina,

y viene a tomar tierra a la marina.

A la muralla, el Conde y Guzmán.

Conde Turcos cubren el mar, moros la tierra;

don Fernando de Cárcamo al momento

a San Miguel defienda, y a la guerra 2400

se dé principio con furor sangriento.

Mi hermano, que en Almarza ya se encierra,

mostrará de quién es el bravo intento;

que este perro, que nunca otra vez ladre,

es el que en Mostagán mordió a su padre. 2405

Guzmán Mal puedes defenderle la ribera.

Conde No hay para qué, si todo el campo cubre

del Cuco y Alabez la gente fiera,

tanta, que hace horizonte lo que encubre,

y los que van poblando la ladera 2410

de aquel cerro empinado que descubre

y mira esento nuestros prados secos,

son los moros de Fez y de Marruecos.

Coronen las murallas los soldados,

y reitérese el arma en toda parte; 2415

estén los artilleros alistados,

y usen certeros de su industria y arte;

los a cosas diversas diputados

acudan a su oficio, y dese a Marte

el que a Venus se daba, y haga cosas 2420

que sean increíbles de espantosas.

Éntrese de la muralla el Conde y Guzmán.

Buitrago Ánimas, si queréis que al ejercicio

vuelva de mis plegarias y rosario,

pedid que me haga el cielo beneficio

que siquiera no falte el ordinario; 2425

que, aunque de Marte el trabajoso oficio

en mi estómago pide estraordinario,

con diez hogazas que me envíe, sienta

que a seis bravos soldados alimenta.

Éntranse, y suenan chirimías y cajas.

Entra Azán Bajá y Bairán con el Rey del Cuco y el Alabez.

Bairán Don Francisco, el hermano del valiente 2430

don Juan, que naufragó en la Herradura,

apercibe gran número de gente,

y socorrer a esta ciudad procura.

Don Álvaro Bazán, otro excelente

caballero famoso y de ventura, 2435

tiene cuatro galeras a su cargo,

y éste ha de ser de tu designio embargo.

Azán Su arena piso ya; de Orán colijo

no aquella lozanía que dijiste:

sólo por tocar arma ya me aflijo, 2440

y ver quién será aquel que me resiste.

Alabez Quien al padre venció vencerá al hijo.

No hay que esperar, ¡oh grande Azán!, embiste;

que el tiempo que te tardas, ése quitas

a tus vitorias raras e infinitas. 2445

Entren a esta sazón Arlaxa y Margarita, en hábito de moro; Don Fernando como moro, y Alimuzel.

Cuco Tienes presente, ¡oh rey Azán!, la gloria

de la África y la flor de Berbería;

un ángel es que anuncia tu vitoria,

que el cielo, donde él vive, te le envía.

Azán Tendré yo para siempre en la memoria 2450

esta merced, ¡oh gran señora mía!,

bella y sin par Arlaxa, en cuanto el cielo

pudo de bien comunicar al suelo.

¿Qué buscas entre el áspero ruïdo

del cóncavo metal, que, el aire hiriendo, 2455

no ha de llevar a tu sabroso oído

de Apolo el son, mas el de Marte horrendo?

Arlaxa El tantarán del atabal herido,

el bullicio de guerra y el estruendo

de gruesa y disparada artillería 2460

es para mí suave melodía.

Cuanto más, que yo vengo a ser testigo

de tus raras hazañas y excelentes,

y a servirte estos dos truje conmigo,

que cuanto son gallardos son valientes. 2465

Azán De agradecer tanta merced me obligo

cuando corran los tiempos diferentes

de aquéstos, porque el fruto de la guerra

en la paz felicísima se encierra.

Entra Roama, moro, con un cristiano galán atadas las manos.

Roama El bergantín que de la Vez se llama 2470

cautivaron anoche tus fragatas;

y éste, que es un don Juan de Valderrama,

venía en él.

Azán ¿Por qué no le desatas?

Como entra el cautivo, se cubre Margarita el rostro con un velo.

Alabez ¿Cómo sabes su nombre tú, Roama?

Roama Él me lo ha dicho así.

Azán Pues mal le tratas; 2475

si es caballero, suéltale las manos.

D. Juan ¿Qué es lo que veo, cielos soberanos?

Mira a Don Fernando.

Azán ¿De qué tierra eres, cristiano?

D. Juan De Jerez de la Frontera.

Azán ¿Eres hidalgo o villano? 2480

Alabez Vestir de aquella manera

los villanos no es muy llano.

D. Juan Caballero soy.

Azán ¿Y rico?

D. Juan Eso no; pues que me aplico

a ser soldado, señal 2485

que de bienes me va mal;

y esto os juro y certifico.

Alabez De cristianos juramentos

está preñada la tierra,

lleno el mar, densos los vientos. 2490

Azán ¿Y venías...?

D. Juan A la guerra.

Azán ¡Honrados son tus intentos!

Margarita ¡Éste es mi hermano, señora!

Arlaxa Disimula como mora,

y cúbrete el rostro más. 2495

Cuco ¡Buena guerra agora harás!

D. Juan ¿Y cómo la hago agora?

Azán ¿Qué nuevas hay en España?

D. Juan No más de la desta guerra,

y que ya estás en campaña. 2500

Azán Dirán que mi intento yerra

en emprender tal hazaña;

el socorro aprestarán,

el mundo amenazarán,

y, estándole amenazando, 2505

llegarán a tiempo cuando

yo esté en sosiego en Orán.

Preséntote este cristiano,

Arlaxa, como en indicio

de lo que en servirte gano; 2510

y acepta el primer servicio

que recibes de mi mano;

que otros pienso de hacerte

con que mejores la suerte

de tu aduar saqueado. 2515

Arlaxa Tenga el grande Alá cuidado,

grande Azán, de engrandecerte.

Azán Vamos, que Marte nos llama

a ejercitar el rigor

que enciende tu ardiente llama. 2520

Arlaxa Mahoma te dé favor

que aumente tu buena fama.

Ven, cristiano, y darme has cuenta

de quién eres.

Éntranse todos, excepto Don Juan y Don Fernando.

D. Juan ¡No consienta

el cielo que éste sea aquel 2525

que, enamorado y crüel,

pudo hacerme honrada afrenta!

D. Fernando Escucha, cristiano, espera.

D. Juan Ya espero, ya escucho, y veo

lo que nunca ver quisiera, 2530

si me pinta aquí el deseo

esta visión verdadera.

D. Fernando ¿Qué murmuras entre dientes?

D. Juan ¿Qué me quieres?

D. Fernando Que me cuentes

quién eres.

D. Juan Pues, ¿qué te importa? 2535

D. Fernando Hacer tu desgracia corta.

D. Juan [Aparte] ¡Podrá ser que me la aumentes!

Muestran que no es opinión

los sobresaltos que paso,

mas cosa puesta en razón, 2540

que, sin duda, hace caso

tal vez la imaginación,

pues pienso que estoy mirando

el rostro de don Fernando,

su habla, su talle y brío; 2545

pero que esto es desvarío

su traje me va mostrando.

D. Fernando ¿Todo ha de ser murmurar,

cristiano?

D. Juan Perdona, moro,

que no me dejan guardar 2550

el cortesano decoro

las ansias de mi pesar.

Y más, que tú me enmudeces;

porque tanto te pareces

a un cristiano, que me admiro, 2555

que le veo si te miro,

y él mismo en ti mismo ofreces.

D. Fernando En Orán hay un cristiano

que dicen que me parece

como esta mano a esta mano, 2560

y que si acaso se ofrece

vestir hábito africano,

ningún moro hay que le vea

que no diga que yo sea,

y juzgue con evidencia 2565

que sólo nos diferencia

su vestido y mi librea.

No le he visto y voy trazando

verle, que verle deseo,

ya en paz, o ya peleando. 2570

D. Juan ¿Cómo se llama?

D. Fernando Yo creo

que se llama don Fernando,

y tiene por sobrenombre

Saavedra.

D. Juan Ése es el hombre

por quien con mil males lucho. 2575

D. Fernando Desa manera, no es mucho

que mi presencia te asombre.

Entra Roama, el moro.

Roama Arlaxa y Fátima están

esperándote, cautivo.

D. Fernando Ve en paz; que, rendido Orán, 2580

si el otro yo queda vivo,

tendrá remedio tu afán.

D. Juan Estimo tu buen deseo;

mas, con todo aquesto, creo...;

pero no, no creo nada; 2585

que es cosa desvariada

dar crédito a lo que veo.

Éntrase Don Juan y Roama.

D. Fernando Entre sospechas y antojos,

y en gran confusión metido,

va don Juan lleno de enojos, 2590

pues le estorba este vestido

no dar crédito a sus ojos.

No se puede persuadir

que yo pudiese venir

a ser moro y renegar; 2595

y así, se deja llevar

de lo que quise fingir.

Su confesión está llana,

y más lo estará si mira

y si conoce a su hermana; 2600

que entonces no habrá mentira

que no se tenga por vana.

Pregunto: ¿en qué ha de parar

este mi disimular,

y este vestirme de moro? 2605

En que guardaré el decoro

con que más me pueda honrar.

Éntrase.

Tócase arma; salen a la muralla el Conde y Guzmán, y al teatro, Azán, el Cuco y Alabez.

Conde Veinte asaltos creo que son

los que han dado a San Miguel,

y éste, según es crüel, 2610

me muestra su perdición.

No podrá más don Fernando

de Cárcamo.

Guzmán No, sin duda;

mas, si no se le da ayuda,

su fin le está amenazando. 2615

Fuerza que no se socorre,

haz cuenta que está rendida.

Azán San Miguel va de vencida,

que gran morisma allá corre.

Suena mucha vocería de "¡Li, li, li!" y atambores; sale Roama.

Roama San Miguel se ha entrado ya, 2620

y, sobre el muro español,

son tus medias lunas sol,

el más bello que hizo Alá.

Fuéronse a Mazalquivir

algunos que se escaparon. 2625

Azán Algún tanto dilataron

esos perros el vivir.

Alabez Desta huida no se arguye

el refrán que el vulgo trata,

que es hacer puente de plata 2630

al enemigo que huye.

Cuco Hoy de aquel gran capilludo

las memorias quedarán

enterradas con Orán,

pues tú puedes más que él pudo. 2635

Azán ¡Valeroso don Martín,

que te precias de otro Marte,

espera, que voy a darte,

a tu usanza, un San Martín!

Éntranse todos.

Salen Arlaxa y Margarita, cubierto el rostro con un velo, y Don Juan, como cautivo.

D. Juan Ayer me entró por la vista 2640

cruda rabia a los sentidos,

y hoy me entra por los oídos,

sin haber quien la resista.

Ayer la suerte inhumana,

a quien mil veces maldigo, 2645

me hizo ver mi enemigo,

y hoy me hace oír mi hermana.

Quítate el velo, señora,

y sacarme has de una duda

por quien tiembla el alma y suda. 2650

Margarita ¿Otra vez? No puedo agora.

D. Juan ¡Ay Dios, que la voz es ésta

de mi buscada enemiga!

Margarita Si el oírme te fatiga,

jamás te daré respuesta. 2655

D. Juan No me tengas más suspenso;

descúbrete, que me das,

mientra que cubierta estás,

un dolor que llega a inmenso.

Arlaxa Fátima, por vida mía, 2660

que te descubras; veremos

por qué hace estos estremos

este cristiano.

Margarita Sí haría,

si no me importase mucho

encubrirme desta suerte. 2665

D. Juan Los ecos son de mi muerte

los que en esta voz escucho.

Arlaxa Descúbrete, no te asombres;

que has de saber, si lo ignoras,

que nunca para las moras 2670

los cristianos fueron hombres.

Ya no es nadie el que es esclavo;

no tienes que recelarte.

Margarita Yo daré, por contentarte,

con mis designios al cabo. 2675

Arlaxa [Aparte] Que te conozca, no importa;

cuanto más, que has de negallo

Margarita [Aparte] Dudosa en todo me hallo.

Arlaxa [Aparte] Ten ánimo, no seas corta.

Margarita Descúbrome; vesme aquí, 2680

cristiano; mírame bien.

D. Juan ¡Oh, el mismo rostro de quien

aquí me tiene sin mí!

¡Oh hembra la más liviana

que el sol ha visto jamás! 2685

¡Oh hermana de Satanás

primero que no mi hermana!

Por ejemplos más de dos

he visto puesto en efeto

que, en perdiéndose el respeto 2690

al mundo, se pierde a Dios.

Arlaxa ¿Qué dices, perro?

D. Juan Que es ésta

mi hermana.

Arlaxa ¿Fátima?

D. Juan Sí.

Arlaxa ¡En mi vida vi ni oí

tan linda y graciosa fiesta! 2695

¡Tuya mi hermana! ¿Estás loco?

Mírala bien.

D. Juan Ya la miro.

Arlaxa ¿Qué dices, pues?

D. Juan Que me admiro,

y en el juicio me apoco.

Por dicha, ¿hace Mahoma 2700

milagros?

Arlaxa Mil a montones.

D. Juan ¿Y hace transformaciones?

Arlaxa Cuando voluntad le toma.

D. Juan ¿Y suele muda[r], tal vez,

en mora alguna cristiana? 2705

Arlaxa Sí.

D. Juan Pues aquésta es mi hermana,

y la tuya está en Jerez.

Arlaxa ¡Roama, Roama, ven!

Entra Roama.

Roama Señora; ¿qué es lo que mandas?

Arlaxa Que pongas las carnes blandas 2710

a este perro.

Roama Está bien.

Vuélvese.

Arlaxa Con un corbacho procura

sacarle de la intención

una cierta discreción

que da indicios de locura. 2715

Margarita De cualquiera maleficio,

Arlaxa, que al hombre culpa,

le viene a sobrar disculpa

en la falta del juïcio.

No le castigues ansí

2720

por cosa que es tan liviana.

D. Juan ¡J[u]ro a Dios que eres mi hermana,

o el diablo está hablando en ti!

Suena dentro asalto.

Arlaxa ¿No oyes, Fátima, que dan

asalto a Mazalquivir, 2725

que hasta aquí se hace sentir

en el conflito en que están?

Deja a ese perro, y acude,

por si lo podremos ver.

Éntranse Arlaxa y Margarita.

Margarita Siempre te he de obedecer. 2730

D. Juan ¡Y quieren que desto dude!

Por ser grande la distancia

que hay de mi hermana a ser mora,

imagino que en mí mora

gran cantidad de ignorancia. 2735

Estraño es el devaneo

con quien vengo a contender,

pues no me deja creer

lo que con los ojos veo.

Éntrase.

Salen a la muralla Don Martín, el capitán Guzmán y Buitrago con una mochila a las espaldas y una bota de vino, comiendo un pedazo de pan.

D. Martín ¡Gente soberbia y crüel, 2740

a quien ayuda la suerte,

no penséis que es éste el fuerte

tan flaco de San Miguel!

¡Bravo Guzmán, gran Buitrago,

hoy ha de ser vuestro día! 2745

Buitrago (Bebe) Déjeme vueseñoría

que me esfuerce con un trago.

¡Échenme destos alanos

agora de dos en dos,

porque yo les juro a Dios 2750

que han de ver si tengo manos!

Salen al teatro Azán, el Cuco, el Alabez, Don Fernando y otros moros con escalas.

Azán Al embestir no se tarde;

porque quiero estar presente,

para honrar al que es valiente

y dar infamia al cobarde. 2755

Muzel, una escala toma,

y muéstranos que te dan,

como a melionés galán,

manos las del gran Mahoma.

¡Ea; al embestir, amigos; 2760

amigos, al embestir;

que hoy será Mazalquivir

sepultura de enemigos!

Embisten; anda la grita; lleva Muzel una escala; sube por ella, y otro moro por otra; deciende al moro Buitrago, y don Fernando ase a Muzel y derríbale; pelea con otros, y mátalos. Todos han de caer dentro del vestuario. Desde un cabo mira Azán, el Cuco y el Alabez lo que pasa.

D. Fernando Ya no es tiempo de aguardar

a designios prevenidos, 2765

viendo que están oprimidos

los que yo debo ayudar.

¡Baja, Muzel!

Alimuzel ¿Por ventura,

quiéresme quitar la gloria

desta ganada vitoria? 2770

D. Fernando Aún más mi intento procura.

Alimuzel ¡Que me derribas! ¡Espera,

que ya abajo a castigarte!

D. Fernando Aunque bajase el dios Marte

acá de su quinta esfera, 2775

no le estimaré en un higo.

¡Oh, cómo que trepa el galgo!

Derriba al otro que sube.

Alimuzel Poco puedo y poco valgo

con este amigo enemigo.

¿Por qué contra mí, Lozano, 2780

esgrimes el fuerte acero?

Riñen los dos.

D. Fernando Porque soy cristiano, y quiero

mostrarte que soy cristiano.

D. Martín ¡Disparen la artillería!

¡Aquí, Buitrago y Guzmán! 2785

¡Robledo, venga alquitrán!

¡Arrojad esa alcancía!

¡Allí, que se sube aquél!

D. Fernando Donde yo estoy, este muro

estará siempre seguro; 2790

y, aunque le pese a Muzel,

este perro vendrá al suelo.

Derriba a otro.

Azán ¿Quién es aquél que derriba

a cuantos suben arriba?

Cuco Que es renegado recelo; 2795

pero yo lo veré presto,

y le haré que se arrepienta.

Azán A un rey no toca esa afrenta.

Vase el del Cuco contra Don Fernando.

Cuco Mahoma se sirve en esto.

Guzmán Buitrago, el que nos defiende 2800

es, sin duda, don Fernando.

Buitrago Aqueso estaba pensando,

porque a los moros ofende.

Cuco ¡Renegado, perro, aguarda!

D. Fernando ¡Rey del Cuco, perro, aguardo! 2805

Cuco ¿Cómo en tu muerte me tardo?

D. Fernando Pues la tuya ya se tarda.

Alimuzel, désta vas,

y tú, rey, irás de aquésta.

¡Concluyóse ya esta fiesta! 2810

Cuco ¡Muy mal herido me has!

Alimuzel ¡Muerto me has, moro fingido

y cristiano mal cristiano!

Caen dentro del vestuario.

D. Fernando Tengo pesada la mano

y alborotado el sentido; 2815

Dios sabe si a mí me pesa.

Gran don Martín valeroso,

haz que deciendan al foso

y recojan esta presa.

Guzmán Don Fernando, señor, es, 2820

que viene a hacer recompensa

de la cometida ofensa:

diez ha herido, y muerto a tres;

y el rey del Cuco es aquél

que yace casi difunto. 2825

D. Martín Pues socorrámosle al punto.

Guzmán Y el otro es Alimuzel.

D. Martín Vayan por la casamata

al foso, y retírenlos.

Buitrago Vamos por ellos los dos. 2830

Quítase del muro Guzmán y Buitrago.

Azán Ya no es la empresa barata,

pues me cuesta un rey, y tantos

que en veinte asaltos han muerto.

¿Alboroto, y en el puerto

(¿qué podrá ser?) de los Santos? 2835

Suena todo.

Campanas en la ciudad

suenan, señal de alegrías,

y tocan las chirimías;

aquésta es gran novedad.

Vamos a ver lo que es esto, 2840

y toquen a recoger.

Alabez No sé lo que pueda ser.

Azán Pues yo lo sabré bien presto.

Éntranse.

Salen Buitrago y Guzmán.

Guzmán Al retirar, don Fernando,

que en gran peligro estás puesto. 2845

D. Fernando No lo pienso hacer tan presto.

Buitrago Pues, ¿cuándo?

D. Fernando Menos sé cuándo.

Yo, que escalé estas murallas,

aunque no para huir dellas,

he de morir al pie dellas, 2850

y con la vida amparallas.

Conozco lo que me culpa,

y, aunque a la muerte me entregue,

haré la disculpa llegue

adonde llegó la culpa. 2855

Buitrago Yo sé muy poco, y diría,

y está muy puesto en razón,

que la desesperación

no puede ser valentía.

Guzmán Menos riesgo está en ponerte 2860

del conde a la voluntad

que hacer la temeridad

donde está cierto el perderte.

Procúrate retirar,

pues es cosa conocida 2865

que al mal de perder la vida

no hay mal que pueda llegar.

En efecto: has de ir por fuerza,

si ya no quieres de grado.

D. Fernando De vuestra fuerza me agrado, 2870

pues más obliga que fuerza.

Retirad aquesos dos

del foso, que es gente ilustre.

Buitrago Locura fuera de lustre

el quedarte, ¡juro a Dios! 2875

Éntranse todos.

Salen Azán, Arlaxa, Margarita, Don Juan, Roama, que trae preso a Vozmediano.

Roama Éste, pasando de Orán

a Mazalquivir, fue preso.

Azán Éste nos dirá el suceso

y por qué alegres están.

Vozmediano Porque les entró un socorro, 2880

que por él, ¡oh gran señor!,

a la hambre y al temor

han dado carta de horro.

Un don Alvaro Bazán,

terror de naciones fieras, 2885

a pesar de tus galeras,

ha dado socorro a Orán.

En la cantidad es poco,

y en el valor sobrehumano.

D. Juan Si aquéste no es Vozmediano, 2890

concluyo con que estoy loco.

Vozmediano ¡Suerte airada, por quien vivo

en pena casi infinita!

Aquélla, ¿no es Margarita,

y su hermano aquel cautivo? 2895

Azán ¿Hay nuevas de otro socorro,

cristiano?

Vozmediano Dicen que sí.

D. Juan De haber dudado hasta aquí

ya me avergüenzo y me corro.

¿No os llamáis vos Vozmediano? 2900

Vozmediano No, señor.

D. Juan ¿Qué me decís?

Vozmediano Que no.

D. Juan ¡Por Dios, que mentís!

Vozmediano Estoy preso y soy cristiano,

y así, no os respondo nada.

D. Juan ¿Aquélla no es Margarita, 2905

viejo ruin?

Vozmediano Es infinita

vuestra necedad pensada.

Pedro Álvarez es mi nombre:

ved si os habéis engañado.

D. Juan El seso tengo turbado; 2910

no hay cosa que no me asombre.

Que si éste no es Vozmediano

y no es Margarita aquélla,

y el que causó mi querella

no es el otro mal cristiano, 2915

tampoco soy yo don Juan,

sino algún hombre encantado.

Entra un moro.

Moro ¿Cómo estás tan sosegado,

valeroso y fuerte Azán?

Si tardas un momento, no habrá fusta, 2920

galera ni bajel de cuantos tienes

en este mar que no sea miserable

presa del español, que a remo y vela

viene a embestirte. Rey Azán, ¿qué aguardas?

Azán Todo moro se salve, que los turcos 2925

solos se han de embarcar. ¡Adiós, amigos!

Vase.

Arlaxa Fátima, no me dejes; ven conmigo,

que tiempo habrá donde a tu gusto acudas.

Margarita No te puedo faltar; guía, señora.

Éntranse las dos.

D. Juan Solos quedamos, hombre, y sólo quiero 2930

que me digas quién eres; que yo pienso

que eres un Vozmediano de mi tierra.

Vozmediano No es este tiempo para tantas largas;

la libertad tenemos en las manos;

dejalla de cobrar será locura. 2935

Pedro Álvarez me llamo por agora.

Éntrase.

D. Juan ¿Cómo podré dejarte, hermana o mora?

Éntrase.

Salen a la muralla Don Martín, Guzmán, Don Fernando y Buitrago.

don Martín ¡Oh, que se embarca el perro y que se escapa!

Dobla la punta, general invicto,

y embístele.

Guzmán Por más que lo procura, 2940

no es posible alcanzarle.

D. Fernando ¡A orza, a orza,

con la vela hasta el tope! ¡Oh, que se escapa!

De Canastel el cabo dobla, y vase.

D. Martín Los perros de la tierra, en remolinos

confusos, con el miedo a las espaldas, 2945

huyen y dejan la campaña libre.

Buitrago Toda la artillería se han dejado.

Guzmán Las proas endereza nuestra Armada

al puerto, y ya de Orán el conde insigne

ha salido también.

D. Martín A la marina, 2950

que el bravo don Francisco de Mendoza

no tardará en llegar.

Entrase Don Martín y Buitrago.

D. Fernando Amigo, escucha:

¿no ves aquel montón que va huyendo

de moros por la falda del ribazo?

Guzmán Muy bien. ¿Por qué lo dices?

D. Fernando Allí creo 2955

que va desta alma la mitad.

Guzmán ¿Va Arlaxa?

D. Fernando Arlaxa va.

Guzmán ¡Mahoma la acompañe!

D. Fernando Ven, que con ella va la que me lleva

el alma, y me conviene detenellas;

sígueme, que has de hacer por mí otras cosas 2960

que me importan la honra.

Guzmán Yo te sigo;

que hasta la aras he de serte amigo.

Éntranse.

Sale, como que se desembarca, Don Francisco de Mendoza; recíbenle el Conde y Don Martín, Buitrago y otros.

Conde Sea vuesa señoría bien venido,

cuanto ha sido el deseo

que de verle estas fuerzas han tenido. 2965

D. Francisco El cielo, a lo que creo,

en mi mucha tardanza ha sido parte,

porque viese esta tierra más de un Marte;

que de aquestas murallas las rüinas

muestran que aquí hubo brazos 2970

de fuerzas que llegaron a divinas.

Buitrago Rompen por embarazos

imposibles los hartos y valientes,

y esto saben mis brazos y mis dientes.

D. Martín ¡Paso, Buitrago!

Buitrago Yo, señor, bien puedo 2975

hablar, pues soy soldado

tal, que a la hambre sola tengo miedo.

Ya el cerco es acabado.

D. Martín No es para aquí, Buitrago, aqueso. ¡Paso!

Buitrago Nadie sabe la hambre que yo paso. 2980

Conde Cincuenta y siete asaltos reforzados

dieron los turcos fieros

a estos terrones por el suelo echados.

Buitrago Cincuenta y siete aceros

tajantes respondieron a sus bríos, 2985

todos en peso destos brazos míos.

Corté y tajé más de una turca estambre.

Conde ¡Buitrago, basta agora!

Buitrago Bastará, a no morirme yo de hambre.

D. Francisco En vuestro pecho mora, 2990

famoso don Martín, la valentía.

Buitrago Y en el mío la hambre y sed se cría.

Entra el capitán Guzmán y lee un billete a Don Francisco; y, en leyéndole, dice:

D. Francisco Haráse lo que pide don Fernando;

que todo lo merece

lo que dél va la fama publicando. 2995

Coyuntura se ofrece

donde alegre y seguro venir puede.

Guzmán Tu gran valor al que es mayor excede.



Éntrase Guzmán.

D. Francisco Pido, en albricias deste buen suceso,

señor conde, una cosa 3000

que por algo atrevida la confieso,

mas no dificultosa.

Conde ¿Qué me puede mandar vueseñoría

que no haga por deuda o cortesía?

D. Francisco De don Fernando Saavedra pido 3005

perdón, porque su culpa

con su fogoso corazón la mido,

y el dará su disculpa.

Conde Muy mal la podrá dar; pero, con todo,

señor, a vuestro gusto me acomodo. 3010

Entran Don Fernando y Alimuzel, con una banda, como que está herido; Arlaxa, Margarita, Don Juan y Vozmediano.

D. Fernando Si confesar el delito,

con claro arrepentimiento,

mitiga en parte la ira

del juez que es sabio y recto,

yo, arrepentido, aunque tarde, 3015

el mal que hice confieso,

sin dar más disculpa dél

que un honrado pensamiento.

A la voz del desafío

deste moro corrí ciego, 3020

sin echar de ver los bandos,

que al más bravo ponen freno.

Pero no es éste lugar

para alargarme en el cuento

de mi estraña y rara historia, 3025

que dejo para otro tiempo.

Conde Agradecedlo al padrino

que habéis tenido, que creo

que allí llegará la pena

do llegó el delito vuestro. 3030

Pero, ¿qué moras son éstas?,

¿y qué cautivos? ¿Qué es esto?

D. Fernando Todo lo sabrás después,

y por agora te ruego

que me des, señor, licencia, 3035

para hablar sólo un momento

y acomodar muchas causas

de quien verás los efectos.

Conde Hablad lo que os diere gusto,

que del vuestro le tendremos; 3040

que siempre vuestras palabras

responden a vuestros hechos.

D. Fernando Yo soy, Arlaxa, el cristiano,

y entiende que ya no miento,

don Fernando, el de la fama, 3045

que te enamoró el deseo.

La palabra que le diste

a Alimuzel tenga efecto,

que él hará entrego de mí,

pues yo en sus manos me entrego. 3050

Y vos, don Juan valeroso,

cuyo honrado y noble intento

os trujo a tal confusión

que os turbó el conocimiento,

perdonad a vuestra hermana, 3055

que el romper del monesterio

redundará en su alabanza,

señor, si vos gustáis dello.

Sin dote será mi esposa;

que nunca falta el dinero 3060

donde los gustos se miden

y se estrechan los deseos.

En esta mora en el traje

a vuestra hermana os ofrezco,

y a mi esposa, si ella quiere. 3065

Margarita Yo sí quiero.

D. Fernando Yo sí quiero.

D. Juan ¿No es aquéste Vozmediano?

Vozmediano El mismo.

D. Juan ¡Gracias al cielo

que, tras de tantos nublados,

claro el sol y alegre veo! 3070

No es este famoso día

de venganzas, y no tengo

corazón a quien no ablande

tal sumisión y tal ruego.

Yo perdono a Margarita, 3075

y por esposa os la entrego,

Alejandro de mi hacienda,

pues la mitad os ofrezco.

Arlaxa Y yo la mano a Muzel;

que, aunque mora, valor tengo 3080

para cumplir mi palabra;

cuanto más, que lo deseo.

Conde Tan alegre destas cosas

estoy, cuanto estoy suspenso,

porque dellas veo el fin, 3085

y no imagino el comienzo.

D. Fernando ¿Ya no te he dicho, señor,

que te lo diré a su tiempo?

Entra uno.

Uno En este punto espiró

el buen alférez Robledo. 3090

Guzmán Dios le perdone, y mil gracias

doy al piadoso cielo,

que me quitó de los hombros

tan pesado sobrehueso.

Quien quiere tener la vida 3095

rendida a cualquier encuentro,

y no tener gusto en ella

ni velando ni durmiendo,

afrente a algún bien nacido,

y verá presente luego 3100

el rostro que el temor tiene,

la sospechas y el recelo.

Buitrago Quien quisiere se le quite

todo temor, todo miedo,

tenga hambre, y verá como 3105

cesa todo en no comiendo.

Don Martín Yo añadiré las raciones,

Buitrago.

Buitrago ¡Hágate el cielo

vencedor nunca vencido

por casi siglos eternos! 3110

Conde Entremos en la ciudad,

señor don Francisco.

D. Francisco Entremos,

porque a la vuelta me llaman

estos favorables vientos,

y quiero deste principio 3115

entender estos sucesos,

porque, en ser de don Fernando,

gustaré de que sean buenos.

Buitrago Tóquense las chirimías

y serán, si bien comemos, 3120

dulces y alegres las fiestas.

Guzmán ¿Y si no?

Buitrago Renegaremos.

Uno ¡Buitrago, daca el alma!

Buitrago ¡Hijo de puta! ¿Tenemos

más almas que dar, bellaco? 3125

Uno ¡Daca el alma!

Buitrago ¡Por San Pedro,

que si os asgo, hi de poltrón,

que habéis de saber si tengo

alma que daros!

Guzmán Buitrago,

no haya más, que llega el tiempo 3130

de dar fin a esta comedia,

cuyo principal intento

ha sido mezclar verdades

con fabulosos intentos.


Fin desta comedia