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Semanas del jardín. Edición modernizada por Daniel Eisenberg |
Semanas del jardín |
Un fragmento de las Semanas del jardín de Cervantes
Edición modernizada de Daniel Eisenberg
Revisada 2003
© Copyright Daniel Eisenberg 1988 and 2003
daniel.eisenberg@bigfoot.com
http://bigfoot.com/~daniel.eisenberg
Al final figura una relación de los cambios introducidos
en esta versión revisada.
Se encuentra una reproducción del manuscrito, que creo autógrafo,
en mi libro Las Semanas del jardín de Miguel de Cervantes,
publicado por la Diputación Provincial de Salamanca en 1988, ISBN 84-7797-008-4.
[pág. 1] |1 +
|2 Selanio—Cilenia
|3 Selanio. Con grandísimo deseo he vivido, discreta y hermosa señora mía,
de saber cómo |4 os habéis hallado con la verdad, y lo que della os ha parecido.
Que pues de oídas |5 la teníades tanta afición, de creer es que habrá hecho
en vos diferente operación |6 la vista, trato y comunicación que con ella
habéis tenido, y que os habrá movido |7 a compasión y lástima ver la persecución
que del todo el mundo ha tenido, y cuán |8 desfavorecida y maltratada se
ha la pobre verdad visto, sin hallar cabida ni |9 acogimiento en nadie.
Pero con todo esto, se podrá gloriar de que al fin halló lo que |10 buscaba,
teniendo conocimiento de vos y aposento en vuestra alma y corazón, de |11
donde nunca salió cosa que no fuese digna dél y de la generosidad de vuestro
ánimo |12 y pecho. Dichoso, por cierto, por mil razones, y principalmente
por la presente, de |13 merecer tener encerrado en él el dichoso tesoro
que por su mucha bondad no ha |14 podido sufrir la malicia humana consigo.
Y no sé cuál más dichosa, la verdad o |15 vos, ella por tener tal aposento,
o vos por tener tal huéspeda. Y mal digo, que sí sé; |16 que mucho más lo
es ella en teneros por posada, que no vos en tenerla por huésped[a], |17
y es la razón, porque la verdad es tan bien contentadiza y afable, que de
quienquiera |18 que la busque se deja hallar, y por esto no se puede tener
en tanto que se tenga por |19 bien acomodada con quien, con el buen celo
que vos, la busca y desea. Pero puede |20 tener y estimar la verdad en mucho
que la busque y meta dentro en su cora|21zón y cuerpo quien, como vos, le
tiene entapizada de hermosura, honestidad, dis|22creción y donaire, mansedumbre,
templanza, caridad y misericordia, y adonde |23 todas las virtudes en sumo
grado resplandecen con tanto extremo cuanto os ex|24tremó Dios entre todas
las demás, para que fuésedes verdadero depósito y archivo |25 de todo lo
bueno del mundo, y ejemplar y dechado de donde pueden sacar |26 muestra
y labores los que quisiesen seguir el camino derecho de la virtud, como
|27 trasunto fiel della. Y así, con razón os digo que puede sin comparación
tenerse |28 por más feliz la verdad en haberos hallado a vos, que vos en
haber topado con ella.
|29 Cilenia. Un poco más blanda la mano, señor Selanio. No me deis ocasión
que pueda decirse |30 de vos que se empieza a echar de ver que habéis echado
la verdad de vuestra casa y |31 compañía. Y mirad que es tan grande que
se extiende a mucho, aunque parezca im|32posible, y que no porque yo la
tenga en mi pecho esencialmente, no la podéis vos |1 tener [pág. 2] en el
vuestro por ejercicio, y todos los que quisieren aprovecharse della y de
|2 su virtud. Por vuestra vida, que vais con tiento en este caso, que como
conozco el poco |3 caudal mío, os ponéis a muy conocido riesgo de perder
conmigo, y aun con los demás, |4 el crédito que tenéis de verdadero.
Selanio. El verdadero perderle sería, discreta señora mía, |5 callar lo
que a voces publican vuestras palabras y obras. Que lo que yo digo, pongo
por |6 testigo a la misma verdad que tenéis dentro de vos, que os certifique
lo que de mí |7 sabe, pues no puede mentir. Pero dejando esto, que sé al
cierto que no puedo ganar |8 con vos más de lo que quisiéredes que gane,
os suplico me respondáis a lo que os pre|9gunté.
Cilenia. Paréceme a mí que de suyo está respondida una cosa tan clara. Y
si no, |10 decidme vos: si lo que con mucho cuidado largo tiempo hubiésedes
andado a bu[s]|11car, estando muy de veras enamorado dello de oídas y por
relación, donde y cuando |12 no pensábades ni podíades imaginar, y al tiempo
que más desconfiado estába|13des, lo viniésedes a hallar y poder tener en
vuestra misma casa y aposento, ¿no re|14cibiríades tan nuevo y crecido contentamiento
que con dificultad podría vuestra |15 capacidad y juicio gozarle del todo?
Selanio. Sí, por cierto, señora mía, cuando le tuviera |16 tan entero como
el vuestro. Mas estoy tan lejos de hallar este bien, y le he visto tan |17
pocas veces por mi casa, que no osaría ni podría afirmar el contento que
me da|18ría ni lo que me duraría, porque si entre tanto mal y tan poca esperanza
de bien le |19 viese en mi aposento, no tengo duda sino que mi poca capacidad
no podría sus|20tentarse con tanto bien, y pienso que me ahogaría, y sería
necesario, como a los que |21 han pasado larga y peligrosa enfermedad, y
della quedan flacos y debilitados |22 los estómagos, que les van dando poco
a poco el alimento, porque la mucha ca[n]|23tidad no les ahogue el calor
natural y se mueran, irme a mí dando |24 a adarmes el bien, paladeándome
con él, y habituando mi estómago a |25 manjar tan nuevo para él, no me le
dando de golpe, porque no me acabe.
|26 Cilenia. Pues entended, señor Selanio, que casi de la misma manera me
|27 ha sucedido a mí, y digo de la misma manera en cuanto a tener tan |28
crecido contentamiento y gusto de ver la verdad en mi compañía, en |29 tiempo
que tan lejos entendí que estaba della, como se puede creer de |30 quien
la deseaba tan entrañablemente ver en la tierra y presente, habiendo |31
sido su aficionadísima cuando la imaginaba en el cielo. |1 Lo que della
me ha parecido es lo [pág. 3] que se puede creer, sabiendo quien es e hij[a]
|2 de quien es. La operación y efecto que en mí ha hecho es dejarme escandalizada
|3 y espantada, como a vos os dejó, de ver el engaño en que hasta aquí había
|4 vivido, teniendo por gente sencilla, verdadera y casi santa a quien dentro
|5 de sí encerraba tan enormes fraudes y engaños como la verdad descubre.
|6 Y sobre todo me ha dejado con doblada y más verdadera afición a sus cosas
|7 haber visto su virtud, su sinceridad y limpieza y verdadera sencillez
de |8 su trato, y con fe cierta que los que no siguen sus pisadas, es por
estar faltos |9 del conocimiento de sus obras, ni haber gustado de la dulzura
de su conversación. |10 Y hame hecho grandísima lástima la narración de
sus persecuciones y ma|11los tratamientos que el mundo y los que en él viven
la han hecho, habiendo ba|12jado del cielo para guiarlos a ellos allá, sin
consideración de quien es.
Selanio. Por eso, |13 bien discreta y hermosa Cilenia, que la servirán las
persecuciones y calamida|14des que ha padecido, para estimar en más la felicidad
en que, con vuestra compañía, se |15 halla. Y tanto más le será agradable
su descanso cuanto mayor ha sido su des|16ventura, tomándole muy grande
las veces que con vos se pusiere en pláticas |17 de referir sus trabajos,
estando desengolfada y en puerto tan seguro, y con |18 certidumbre de tener
en vos las espaldas seguras. Y pues quien la envió |19 al mundo os crió
a vos para que os compadeciésedes de sus desastres y desco|20modidades que
él la ha causado, y para que estiméis, deseéis y procuréis |21 conservar
su compañía, la verdad goce de tan buena ocasión muchos |22 años en paz
y felicidad. Y vos, por me hacer merced, me decid |23 cómo os habéis hallado
en el campo. Que se puede sospechar que ha sido bien |24 y agradable el
entretenimiento que en él habéis tenido, pues tanto tiempo |25 habéis dejado
el poblado desierto, que podríamos llorar los que en él y |26 en esta ciudad
vivimos con Jeremías, y decir: "¡Cómo está sola esta ciudad |27 llena de
pueblo, y se ha hecho como viuda la que era señora de las gentes!" |28 Porque
las que en ella viven, que reciben calidad y ser con la nobleza y cali|29dad
de vuestra persona, faltándoles su lustre, luz y resplandor, que lo puede
ser |30 de toda la tierra, quedan en tierra estéril y desierta, y sin su
claro y provechoso |31 cielo, y mientras más acompañados de pueblo, más
solos de contentamiento |32 y regalo.
Cilenia. Creído tenía, señor Selanio, que la comunicación con la verdad
|1 y el tiempo os había quitado de la fantasía [pág. 4] esos términos y
encarecimi|2entos poéticos que el afición os hacía decir de mí, y todavía
me parece que |3 duran.
Selanio. Como la verdad, el tiempo ni el movimiento de los cielos no |4
han quitado el conocimiento del bien, sino antes, con el mismo, descubierto
mayo|5res y más suficientes causas con que puedan conocerse los subidos
y perfec|6tísimos quilates de vuestro valor y merecimiento, no solamente
pueden qu[i]|7tarme de la fantasía lo que siempre tuve en ella, mas antes
ha sido confirm[ar]|8me y asentar con más profundas y arraigadas raíces
en el alma lo que desde el punto |9 que os conocí se imprimió en ella. Porque
como las perfecciones que el autor de |10 la naturaleza y ella misma pusieron
en vos tan a manos llenas halla|11ron mi alma dispuesta como blanda cera,
recibió la impresión en ella con |12 tanta fuerza que es imposible viviendo
ni después de muerto borrarse, por|13que como inmortal, conservará eternamente
el carácter que recibió para |14 no poder borrarle. Ansí que, señora mía,
quedando en esta parte vuestro pensamient[o] |15 confundido, y cierta de
que no se puede acabar en mí lo que fuere cumpli|16miento, en cuanto mis
flacas fuerzas alcanzaren, de vuestro servicio y gusto, |17 podréis responderme
a lo que os dije, de cómo os habéis hallado con la vida |18 del campo, que
debe de ser bien, por lo que digo.
Cilenia. Si tenéis de mí, señor Se|19lanio, la satisfacción que yo tengo
de vuestro amor y buena voluntad, por el mismo |20 caso que he estado ausente,
donde no pueda gozar de vuestra compañía, que tan agrada|21ble es para mí,
os podríades tener por respondido, y entender que me habré ha|22llado mal,
y que ningún entretenimiento puedo haber tenido que, como vos |23 decís,
me sea dulce, antes amargo como la hiel. Y si vos queréis, con Jeremías,
|24 llorar la ciudad sola llena de pueblo, ¿qué os parece, o con qué lágrimas,
aunq[ue] |25 fuesen irremediables, como las con que lloraba Ana a su hijo
Tobías, que |26 podría yo llorar en el despoblado, desierto de todo bien,
adonde faltaba quien |27 pudiera hacerle sabroso y dar gusto a sus asperezas,
acompañando su soledad? Es|28pecialmente, señor Selanio, que nunca yo he
tenido por buena la vivienda del camp[o], |29 y siempre me ha parecido mejor,
sin comparación, la de la ciudad. Y si es verdad, |30 como realmente lo
es, que la sabrosa y discreta compañía de un amigo tal como |31 vos, y de
tan dulce y regalada conversación, hace la vida solitaria pasadera, |32
la misma fuerza del vocablo nos da claro a entender que, siendo |1 pág.
5] pasadera, no puede ser del todo buena. Y si esta misma compañía se puede
tener |2 en poblado, con diferente sentimiento y en mejores ocasiones se
gozará della. |3 Y aunque yo tengo esta opinión, y es casi común entre la
mayor parte de l[as] |4 mujeres, y que la tengo de sustentar con todas mis
fuerzas, porque nunca f[ui] |5 tan amiga ni sujeta a mi parecer que no me
huelgo y deseo oír el de qu[ien] |6 puede darle mejor, y, satisfaciéndome,
seguirle en lo posible, holgaré que vo[s] |7 me digáis las causas y razones
que vos halláis para elegir y tener por mejor [la] |8 vida solitaria y no
la civil y cortesana, como estotro día en la conversación d[e] |9 la huerta
nos distes a entender, que no solamente a mí, mas a las damas qu[e] |10
allí se hallaron, les pareció novedad en un hombre cortesano y criado toda
la |11 vida en la corte como vos.
Selanio. Es tan conforme a mi naturaleza y al gusto y |12 contento de mi
alma, discreta y hermosa Cilenia, conformarme en todas las |13 cosas con
vuestra voluntad y acertado parecer, que por el mismo caso que vos os |14
habéis declarado en favor de la vida cortesana me hallaré mudo y atad[a
la] |15 lengua para saber ni poder decir cosa en contrario, pero por esta
misma |16 conformidad, y también por ver que tenéis o mostráis gusto de
saber las cau|17sas que yo hallo y me mueven para estimar la vida del campo
y solitaria, [se]|18rá puerta para sacar a luz mis razones. Y si no lo fueren
ni satisficieren a |19 vuestro claro entendimiento, como no son leyes de
Dios ni del rey, que pueden ob[li]garnos a la guarda y cumplimiento dellas,
sino opiniones y muy varias, podéis segu[ir] |20 la que más os agradare.
Y tras esto, holgaré que vos justifiquéis la vuestra, no por |21 mí, que
sólo quererlo vos trae justificación consigo sin mirar más de que es vuestra,
|22 sino para los demás, y para que descubráis parte de vuestro discreto
y claro juicio. Y |23 porque para venir al punto de lo que mandáis se vayan
acortando envites, |24 y se dé más presto en él, por la diversidad de vidas
solitarias y de campo que hay, |25 me decid de cuál os parece y mandáis
que se trate.
Cilenia. No me parece que es|26táis bien en lo que es mi intento, ni es
tan poco el placer que recibo de oír v[uestras] |27 agradables razones,
más dulces para mis oídos que las que un po|28eta decía salían de la boca
del viejo Néstor, que las compara al divino néctar y |29 ambrosía que comen
y beben los dioses, que quiero que acortéis envites; antes, |30 para que
tengáis más espacioso campo donde se extienda vuestro buen entendi|31miento,
ha de quedar a vuestro albedrío el tratar las alabanzas de la vida d[el]
|32 campo que más os cuadra. Y primero que deis en el punto de vuestro intento,
|1 podréis proponer de las demás, así [pág. 6] del campo como de poblado,
ya que no en parti|2cular, porque no sea proceder en infinito, de los intentos
de algunos en general, |3 para que dejándolos de aprobar, eche yo más claramente
de ver vuestro intento. |4 Que conforme a lo que dél entendiere proseguiré
yo con el mío, si el tiempo nos diere lu|5gar, y diré lo que me mueve a
tener por mejor la vida cortesana y civil.
Selanio. Qui|6en tiene sacrificada la voluntad y el alma, hermosísima y
discreta señora mía, al |7 cumplimiento de la vuestra, no puede hacer contradicción
ni poner inconveniente ni |8 excusa a nada de lo que mandáredes; antes yo,
como el obediente Isaac, llevaré al |9 monte la leña para que se haga el
sacrificio, y con ella, después de encendido el |10 fuego de mi corazón
y con los carbones encendidos en que se convirtiere, puri|11ficar mis labios
para más pura y sencillamente hacer y decir lo que mandáis. |12 Y aunque
lo que ahora mandáis tiene dificultad, por ser tan varias las vo|13luntades
y diferentes los gustos de los hombres, y tirar cada uno por su ca|14mino,
guiados de su inclinación, con tan contrarios intentos unos de otros, |15
refiriendo primero las trazas y designios que mucha parte de la gente lleva,
para |16 de todos ellos elegir el que más me cuadrare para poder vivir vida
quieta y |17 sosegada, os procuraré luego decir con la brevedad que pudiere
y la ma|18teria diere lugar, para no cansaros, el que a mi parecer es más
a propósito para |19 con mayor y más segura tranquilidad gozar de vida sosegada
y quieta. Para |20 lo cual digo, mi señora, que hay unos a quien su natural
inclina a ir y |21 venir, rodeando el mundo, no descansando en ninguna parte,
llenos de ansia |22 y congoja, por saber y escudriñar los puertos de mar,
costas e islas, adonde |23 piensan hallar las conchas que dentro de sí crían
y encierran las perlas, sin |24 perdonar temples ni destemples ni inclemencias
de cielo y suelo. Otros, que habién|25do con inmensos peligros, naufragios
y trabajos navegado la mar y rode|26ado mucha parte de la madre tierra,
la descubren y abren las entrañas hasta |27 topar en ellas los minerales
de plata y oro que en sus cóncavas venas cría, sin |28 rehusar, para conseguir
su fin, ningún género de trabajo corporal ni espiri|29tual, ni teniendo
por hallarlo en nada aventurar la honra, que se debe esti|30mar más que
la vida, abatiéndose a cosas indignas de su profesión. ¡O maldita |31 y
mil veces maldita y abominable esta insaciable y violenta hambre de oro!
|32 ¡De cuántos males es causa! ¡Qué de ruinas y [pág. 7] desastres acarrea,
y cuán caro |1 se compra el gusto que trae consigo! ¡Cuánto llanto les ha
causado, y de qué m[uer]|2tes, sangre y destruición ha sido causa! Por este
endiablado y pestilencial mons|3truo se vuelve muchas veces el amistad y
amor en odio y aborrecimiento |4 temerario. Por él se quebrantan las que
habían de ser fes inviolables, y los |5 juramentos y pleitohomenajes, obligatorios
de cumplir a los caballeros. Por es[ta] |6 maldita y descomulgada codicia
no una, sino mil veces se corrompe y tuerc[e] |7 la justicia. Ésta siembra
cizaña y discordia entre padres e hijos y hermanos, y la |8 tiende en las
populosas ciudades, sin perdonar las humildes chozas y cabañas de |9 los
pastores. Ésta hace y ha hecho que haya quien corrompa las justas y santas
leye[s], |10 y que muchas veces mande y gobierne el necio hinchado y soberbio,
y se ha exten|11dido a tantos que ha torcido y sacado del camino de la virtud--lástima
lame[n]|12table y grande--a los reyes. Y para concluir con todo lo que della
se puede decir, |13 digo lo que el apóstol, que la codicia es raíz de todos
los males, a la cual, quien l[a] |14 sigue erraron en la fe. Pero ¿qué furor
satírico ha movido mi lengua y engol|15fádola en piélago tan profundo? Para
no quedar en él anegado, quiero, si pud[i]|16ere, anudar el hilo de la tela
que iba tejiendo, y digo, mi señora, que hay otro |17 género de gente, cuyo
vano humor e inclinación los lleva a procurar cargos |18 y oficios de gobierno
de estados y administración de justicia, sin tener resp[eto] |19 a si tienen
suerte, entendimiento y capacidad para hacerlo o no, y al mal y de|20sabrimiento
que debajo de aquella capa de autoridad y mando está |21 encubierto. Otros
hay que ni duermen ni comen, y andan embelesados |22 tras la vana privanza
de los príncipes y señores, con una hambre canina de al|23canzarla, llenos
de cuidados y miedos de perderla si la alcanzan, haciendo mil |24 reverencias
y sumisiones, volviéndose de más colores que un camaleón, al gus|25to y
voluntad de los señores. Otros hay que a fuerza de brazos, y a costa de
mucho |26 cuidado, estudio y trabajo, procuran alcanzar opinión de cortesanos
plá|27ticos, graciosos y discretos, y sabe Dios y aun muchos de los hombres,
si les llegan |28 un poco al cabo y se apura el fundamento de su saber,
si le hallarán colga|29do en el aire, sin columna ni cimiento sobre que
estribe más que la vana |30 opinión de quien los tiene por privados. Otros
hay cuyo entretenimiento y |31 conversación es tratar de las estrellas,
contándolas y haciendo creer que |32 saben cuántas hay en el cielo, y qué
efectos hacen y producen en la tierra, cuá|33les son fijas y cuáles son
móviles, y cuántos palmos hay del cielo al suelo |34 y del un cielo al otro,
y persuaden a los hombres que crean lo que dicen de las |1 cosas por venir,
y que aprueben sus palabras y obras [pág. 8] como dichas de |2 más que hombre,
porque hace demostración tal o tal astro o planeta, |3 no considerando que
el que los puso en el cielo, y las pisa y mide con sus pies, |4 altera como
es servido sus indicaciones, y si estos tales yerran o no, sus |5 mismas
obras dan testimonio, que en general son falsas y mentirosas. |6 Otros hay
que con hipocresías fingidas se quieren hacer estimar por virtuo|7sos, caritativos
y santos, y que les da grandes aldabadas el deseo de la vir|8tud, y que
todos la sigan. Y con este fingimiento y apariencia abren mayor |9 puerta
a sus vicios, yendo caminando, en lo secreto, por ellos adelante, con |10
mayor seguridad y más ocasión de no salir dellos. Otros hay, mi señora,
cuyo fin |11 y blanco enderezan a la inmortalidad y a eternizar su fama,
y con heroico |12 valor, procurando engrandecer y levantar su nombre, y
dejar a su posteridad |13 memoria de sus hazañas, unos por la milicia y
ejercicios militares, poniendo |14 sus personas y vidas a evidentes peligros
e innumerables trabajos, otros por |15 las letras y estudio dellas, tan
validas en esta era. Y aunque tocan los |16 unos y los otros en ambición,
es loable y de estimar los que la tienen, pues |17 procede de tener ánimo
y valor para no contentarse con pocas cosas. Hay |18 otros a quien se puede
tener con razón mancilla, a quien, metidos y ator|19mentados en amorosos
tormentos, llama el mundo ciegos y guiados de cie|20go, que tienen lo amargo
por dulce, el mal por bien, el trabajo por descanso, |21 hasta que viniendo
a caer en la cuenta, se halla unido con nonada, el |22 tiempo perdido, la
juventud acabada, y cargados con la cansada vejez, in|23útiles e impertinentes.
Sólo les queda arrepentimiento inútil y la peni|24tencia de sus pecados.
Pero hay, mi señora Cilenia, otros que quieren dorar y |25 cubrir, como
píldoras con oro, sus vicios con la virtud que les es más vecina |26 y aparente,
echándose encima vestidos de cordero sobre corazón, obras y |27 palabras
de lobo, y el que tiene envidia, que le roe como carcoma las entra|28ñas,
y con ella reprueba y abomina de las buenas y virtuosas obras del otro,
|29 nos quiere persuadir a que creamos que es deseo de bondad, y que su
maligno |30 parecer se tenga por celo virtuoso, siendo una punta endiablada
de quererse |1 aventajar de todos, por este [pág. 9] encubierto camino.
Otros, que de su natural |2 son tristes y melancólicos, y con esto desabridos,
mal acondicionados, áspe|3ros e intratables, os dicen que es autoridad y
término perseverante y |4 grave. Otros, que son avillanados y tiesos, que
no les sacarán de sus |5 propósitos frailes descalzos, ni mudarán su pertinacia
y dureza ningu|6nas buenas razones, profesan ser hombres constantes y no
mudables y |7 varios, siendo estos tales los que comúnmente se llaman tercos
y villa|8nos. Otros, al contrario déstos, que son fáciles, sin valor ninguno,
que |9 cualquier viento los lleva, cuyo oficio es adular, decir lisonjas
y, como |10 dicen, andar rascando las agrias, quieren que les cuadre y se
les dé nom|11bre de afables, corteses y agradables, y que se les quede confirmado
y |12 aprobado, siendo una gente con cuyo trato se corrompe y destruye más
|13 la república que de los sueltamente malos, porque déstos huimos, y |14
con los otros comunicamos. Otros hay que son truhanes, chocarreros y ha|15bladores,
cuyo oficio es, como dijo un poeta, andar imitando al asno, que |16 quieren
ser tenidos y reputados por pláticos, graciosos y elocuentes, fundando |17
todo su saber en donaires maliciosos y perjudiciales, ofensivos en sumo
|18 grado a los oídos de los discretos. Y el otro, que con su demasiada
codicia |19 se vuelve un rico avariento, que no echara un real de su casa
si pen|20sase con él ganar el cielo, quiere que le tenga y canonice el mundo
por |21 templado y recogido, grande allegador para sus hijos, y que no quiere
|22 verse abatido con andar buscando prestado, y se dejará andar desnudo
|23 y que lo anden su mujer e hijos, si no lo adquieren por su industria
o se |24 lo hurtan, como muchas veces sucede. El otro, que sin término ni
razón |25 es soberbio, inconsiderado y arrogante, le llama el vulgo fuerte,
valiente, |26 de ánimo invencible, y al que es malicioso, lleno de engaño
y cautelas, que |27 no dice palabra que no tiene dos sentidos, también le
llaman sabio y |28 muy bien entendido. Y el otro que es en su conversación
libre, sucio y no |29 sufrible ni tratable entre gente honesta y de lustre,
le tienen por gracioso, de|30senfadado y desenvuelto. Y está tan estragado
el mundo que realmente |31 le tienen |1 por tal, y se solemnizan con [pág.
10] risa sus desvergüenzas, canonizándolas por agu|2dezas y discreciones.
Y lo peor de todo es que al necio sin término ni razón |3 de hombre, que
le parece que no nació más de para comer y dormir, sin |4 poder tener dél
buena esperanza, le llaman bueno, siendo depósito de buen[a] |5 necedad.
Pero ¿qué desvarío y desatino es el mío, o qué mal espíritu mu[e]|6ve mi
lengua para tan libremente reprobar y condenar faltas aj[e]|7nas, y no mirar
la viga que está dentro en mi ojo, que me hace no ech[ar] |8 de ver las
muchas mías? El que más entre todos los referidos se levant[a] |9 y si se
puede juzgar es venturoso, no metiendo la mano ni alargando |10 la lengua
a los hombres dedicados al servicio y culto divino, que désto[s] |11 y de
la perfección de su vida y ventura no puedo, debo ni quiero tratar, sin[o]
|12 de lo que es de las tejas abajo, digo, señora mía, que al que se puede
llamar |13 venturoso, y tener envidia a su estado y tranquilidad de su ánimo,
es al |14 hombre que, dándose a la moral filosofía, y viviendo como cristiano
filó|15sofo, se contenta con lo que da la naturaleza, y tiene conocimiento
de las |16 causas por sus efectos, y de tal suerte está prevenido, que ningún
caso que |17 le suceda, próspero ni adverso, le altera, admira ni espanta,
teniendo |18 las cosas por venir como presentes, y las presentes como pasadas,
porque es[te] |19 tal tiene conocimiento de sí mismo, y cumpliendo por lo
menos con la ley |20 natural, quiere para los otros lo que para sí. Mas
al que en mi opinión, |21 discreta Cilenia, yo tuviera envidia y tuviera
por sumamente feliz, |22 es aquel cuyas descuidadas plantas pisan sin sobresalto
ni congoja |23 la verde hierba de los prados, y pasean las frescas riberas
de los corrien|24tes ríos, si llega a tener conocimiento de su estado, y
levanta el ánimo y |25 espíritu a considerar la tranquilidad de lo que posee,
y ejercitado e[n] |26 rústico y silvestre ejercicio, no tiene cuenta ni
le desasosiegan los tráfa|27gos, bullicios y negociaciones de las ciudades,
ni respeta a nadie por te|28mor, ni le tiene a las olas y fortunas del poblado,
ni se halla obligado |29 a la pesada carga del cumplimiento que tanto muele
a quien no cae en |30 la cuenta de su pesadumbre. Antes libre destas cosas,
suelto y 1| desembarazado, con el arco en la mano, la [pág. 11] ballesta
al hombro y el aljaba |2 y carcaj al cuello, y el zurrón con la pobre y
sabrosa comida al lado, cruza |3 y atraviesa los montes, valles y setos,
sin que le impidan los ríos ni aspereza |4 de montañas a seguir y perseguir
la caza, sustentando su cabaña de la |5 que cada día mata, recreando y regocijando
su ánimo con esparcir por |6 el aire, al son de su rabel o mal compuesta
zampoña, sus rústicas cantilenas, |7 tomando sabor y gusto de mirar las
silvestres luchas de los toros y de los ron|8cos bramidos que van dando
los ve[n]cidos, y del manso rumiar de las |9 mansas ovejas y el descuido
con que pacen la verde y menuda hierba, |10 y del recatado sueño de los
mastines que las guardan y defienden de los |11 dañosos lobos. Huélgase
de ver los retozos y sueltas y ligeras cabri|12olas de los cabritillos,
y las madres encaramadas en las encinas. Contén|13tase con cubrir su fuerte,
sano y bien ejercitado cuerpo con las pieles de |14 sus ganados, y echarse
debajo de los frondosos árboles. Satisface a la ham|15bre y necesidad corporal
con las silvestres frutas que dellos coge, sembrando |16 la hierba que tiene
por mesa de las bellotas, castañas y nueces que con sus bra|17zos derrueca,
con que queda más satisfecho y contento que los príncipes y |18 señores
con la diversidad de viandas que sirven en sus curiosas mesas, |19 porque
come con hambre, y tiene siempre consigo la salsa de San Bernardo, |20 y
no le falta tampoco la blanca y sabrosa leche con que remoja el duro pan
|21 que trajo del aldea. Bebe con apetito y gana el agua limpia, fresca
y |22 pura que corre por las pizarrosas gargantas y arenosos arroyos, bebida
|23 con el vaso de Diógenes, que le da mayor satisfacción y gusto que la
que en los po|24blados se bebe en los de oro y plata, curiosa y ricamente
labrados, sin tener más |25 apetito ni deseo que de lo que tiene presente,
ni darle otra cosa cuidado más |26 que llevar su ganado al pasto más cercano
y que sabe es más fértil y abun|27dante, y buscar lugar fresco y de arboledas
donde sestear en verano, con |28 agua para abrevar su manada, y solanas
reparadas de los helados vientos |29 para el invierno. Y adonde tiene sabida
y conocida esta comodidad, tiende |30 todos sus miembros en la hierba, adonde
acuden los convecinos pastores y ga|31naderos de la comarca, y en pastoriles
y amorosas contiendas y saludables |32 ejercicios pasan dulcemente el día,
sin que en ellos reine tristeza, ni tenga |1 entrada disgusto, ni cómo se
llama ni qué efecto [pág. 12] hace la desabrida melanco|2lía. Traban entre
sí amorosas cuestiones, aprobando cada uno o reprobando |3 lo que el otro
propone, conforme a sus intentos y a los pensamientos que tienen. |4 Compiten
sobre la hermosura y gracia de sus amigas, unas veces llamán|5dolas afables,
otras enemigas y crueles, según que dellas son favorecidos, y |6 vienen
a parar sus rencillas en tejer de las más perfectas flores guirnal|7das
que llevarlas, con que las dejan satisfechas de su puro y sencillo amor.
|8 Y cuando en estos y otros ejercicios entre ellos usados han gastado con
sabor |9 el día, dan la vuelta a sus cabañas, llevando por delante sus satisfechas
ma|10nadas, donde, tendidos en el blando heno, no echan menos las ricas
|11 y abrigadas cortinas ni los toldados aposentos, sirviéndoles de lo uno
y de |12 lo otro el cóncavo convés del cielo, y los verdes y hojosos árboles.
Allí duer|13men a sueño suelto, con quietud y sosiego, sin que los desvele
el curioso trato |14 de los reales palacios, ni el acompañamiento de los
que gobiernan el mundo, |15 ni lo que ha de comer el día siguiente, ni le
da cuidado el buscar con qué sus|16tentar la vanidad que el mundo usa. No
busca ni le da pena que ten|17gan fino temple los arneses, ni que pese o
sea liviano el jaco de malla, ni te|18me los dudosos, peligrosos e inciertos
sucesos de la guerra, ni si se anegó y |19 dio al través el navío que viene
de las Indias con su hacienda, ni si se alza |20 y quiebra el mercader que
se la tiene, ni que han de topar ladrones domés|21ticos o extraños con su
enterrado tesoro. No le aprieta ni congojan las re|22vueltas de las ciudades,
ni por odio, amor ni interés se inclina a los ban|23dos que hay en ellas,
ni le trae desatinado y ciego la pasión y ambición de los |24 ciudadanos,
ni los embustes y enredos con que solicitan cátedras y oficios en |25 la
república. No le induce codicia a desear cargos ni dignidades, ni promesas
|26 de privados le hacen seguir sus pasos y caminos, teniendo por ley las
vanas |27 palabras que dicen, ni tiene millones de descomodidades que el
vivir en las |28 ciudades trae consigo. Antes con corazón alegre y contento,
y con el ánimo qui|29eto, se levanta por la mañana, y sacudiendo de sus
miembros la pereza, y cada |30 credo mejorando su estado, se vuelve a los
usados ejercicios, gozando del aljo|31farado rocío que le ofrecen los verdes
prados y, en tiempo debido, variedad de |32 flores, con que recrea los sentidos,
y entretenido en coger las más hermosas, ha|33ce dellas guirnalda para sí,
si le da gusto y tiene ocasión de traerla, o para su amiga, |1 si la tiene.
Es para él [pág. 13] entretenimiento gustoso ver crecer y menguar el río
|2 en su tiempo, y de oír cantar las cigarras y grillos en el suyo. Tiene
por |3 suave y acordada música el sordo murmurio de las abejas que an|4dan
entre las flores, cogiendo dellas sustancia con que labran la miel en |5
sus colmenas. Tienen por felicidad mirar con la gana con que la vid |6 se
va enredando en el álamo, y la presa que la hiedra hace en el alto ciprés
|7 hasta ocupar lo más empinado de su altura. Recréanles la vista la pin|8tada
variedad de pajarillos, y el oído la dulce armonía que con sus |9 arpadas
lenguas tienen en los árboles y cerros donde tienen fabricados |10 sus artificiosos
nidos, de donde, concertados, se van respondiendo y con|11vidando los unos
a los otros. Esles de particular entretenimiento y gusto ver |12 en los
frescos e intricados setos cruzar las bandadas de los conejos, y en los
|13 prados las medrosas liebres. Esta vida alegre, quieta y sosegada era,
|14 discreta y hermosa señora mía, general en todo el mundo en aquella |15
edad de oro, en que los poetas dicen que gobernaba Saturno, en cuyo tiempo
|16 ni los hombres trafagaban la tierra, ni navegaban el mar, porque cada
|17 uno se contentaba con vivir y morir donde nacía, sin procurar ser más
que |18 su padre, contentándose con lo que dél heredaban, y gastándolo como
él lo gastó. No tra|19bajaban en hacer para su defensa arneses ni armas
defensivas, ni para ofender ar|20cabuces ni espadas, ni se aprovechaban
del acero y hierro más de para hacer |21 instrumentos con que cultivar la
tierra. ¡Pluguiera a Dios, hermosa señora mía, que |22 yo tuviera esta vida
ufana, tranquila y quieta!, y sin gloria ni nombre vivie|23ra entre la rústica
gente, adonde no me fuera nada importuno, y el variar de |24 las cosas referidas
apartara de mí todo fastidio, y cuando me cansara el valle, |25 fuérame
a la sierra, y cuando la sierra a lo llano, de lo llano a los bosques y
mon|26tañas. Cuando el andar me cansara, sentárame en la ribera de algún
claro |27 río o arroyo, y con el murmurar de su corriente, y con el ruido
del movimien[to] |28 que el aire hace, sacudiendo las hojas de los árboles,
se recreara mi afligido |29 espíritu, y con la dulzura destas cosas suspendiera
algún tiempo mis males. Con |30 lo cual, arrebatado de causa en causa, llegara
hasta contemplar la suma alteza |31 de la universal y principal, que es
el sumo hacedor de todo lo criado, y con cuán |1 [pág. 14] soberana magestad
y grandeza lo crió, y que con tan maravilloso orden y con|2cierto lo rige
y gobierna, ordenando y dividiendo los tiempos y dando movi|3miento a los
cielos, para que con él, acercándose y alejándose el sol, influya |4 virtud
en la tierra para criar, sazonar y madurar los frutos della, con que se
sus|5tenta la humana generación y todas las especies de animales, a quien
ordenó |6 sirviese todo. Y destas consideraciones viniera, mi señora, a
sacar algún rastro, luz |7 y conocimiento de la fragilidad y miseria de
la vida presente, con que descan|8sara mi alma, viendo que la salida della
había de ser principio de descanso. |9 Y mientras que mis ojos gozaran de
la pura luz del sol, y los vitales espíri|10tus, respirando, enviaran aire
al corazón, todo mi estudio y cuidado |11 pusiera en engrandecer y levantar,
conforme a la rudeza de mi inge|12nio, a la dulce y amada señora y enemiga
mía, sin que cosa alguna bastara |13 a apartarme deste oficio. Que si conforme
a la voluntad y deseo se alargara |14 el caudal, bien se puede de mí con
verdad creer que la levantara sobre |15 las estrellas, dejando eternizado
su ser y nombre, conforme a su mucho |16 valor y merecimiento. Que si me
concediese tanto bien el cielo, que aunque |17 fuese en una cueva, me viese
en su compañía, aquél verdaderamente sería para |18 mí dichoso y feliz estado,
y gozar siempre de su vista, sin miedo y sobresalto de |19 perderla. Y el
que a mi pobre juicio es más dispuesto para tener vida tranquila |20 y sosegada,
apartada de las tempestades y tumultos de las ciudades, es, mi señora, |21
la que os he dicho con la mayor claridad que mis mal limadas razones |22
han sabido daros a entender. No me pongáis culpa si no os satisficieren,
|23 pues no puede dar peras el olmo, ni nadie más de lo que tiene. Y aunque
|24 con mi opinión vaya errado, por no tener entendido lo que fuere mejor,
|25 estoy dispuesto a cumplir lo que me mandáredes, aunque pierda la vida,
|26 y deseoso de que fuera más temprano, para de vuestra dulce boca oír
las razo|27nes que contra lo por mí propuesto tenéis en favor de la vida
de corte y |28 ciudades.
Cilenia. Déosla Dios tan larga y contenta, señor Selanio, como |29 yo lo
quedo con haber oído vuestros discretos discursos, en que habéis mostrado
|30 la luz de vuestro entendimiento. Pero para deciros verdad, no me satisfacen
|31 tanto vuestras buenas razones, aunque lo son, que no me estoy pertinaz
en mis |1 opiniones, como lo pienso mostrar [pág. 15] cuando en buen hora
volváis acá otro día; |2 que por ser tarde, y éste se nos acaba, no quiero
decir más de que vais en hora |3 buena, y Dios en vuestra compañía.
Selanio. Él guarde tanta hermosura y discreción |4 como la vuestra, y me
deje tener ventura en algo, que aun hasta en esto me fal[ta]; |5 que parece
que para que no pueda gozar este contento se apresura más el sol en |6 su
carrera que suele. Si del todo no se me acaba, tomaré otro día la tarde
de más |7 temprano.
|8 Finis.
|9 Diálogo entre Cilenia y Selanio sobre la |10 vida del campo. |11 Sacado
en limpio.
Para las notas al texto, véase la edición en mi libro Las Semanas
del jardín de Miguel de Cervantes (Salamanca: Diputación Provincial
de Salamanca, 1988 [1989]).
Cambios en esta edición revisada del texto modernizado:
Corrección de los errores siguientes:
1:16, huésped[a] > huésped
5:42, vida d[el] > vida d[e]
13:3, murmurío > murmurio
14:1, magestad > majestad (y añadir a la anotación la lectura del MS)
15:6, tarde de más > tarde más
Correcciones en la anotación:
1:15, el MS reza claramente "V vos"
1:31, el MS reza "estiende"
9:16, el MS reza "eloquentes"
10:6, quitar las paréntesis de ag[e]nas
10:30, el MS reza "quenta"
Quitadas las paréntesis en las palabras siguientes, no legibles en el microfilme pero sí en el MS mismo, sólo examinado en persona después de la publicación de mi libro:
2:24 [a]
4:14 pensamient[o]
4:24 aunq[ue]
4:28 camp[o]
5:3 l[as]
5:4 [fui]
5:5 qu[ien]
5:6 vo[s]
5:7 [la]
5:8 d[e]
5:9 qu[e]
5:14 atad[a la] (ahora atada [la])
7:11 lame[n]
7:13 l[a]
7:15 d[i]
7:18 resp[eto]
10:4 buen[a]
10:5 mu[e]
10:6 aj[e]
10:7 ec[har]
10:8 levant[a]
10:10 désto[s]
10:11 sin[o]
10:25 e[n]
11:8 ve[n]cidos