PEDRO DE URDEMALAS, Part 9 of 9
LABRADOR:            ¡Pesia a mí! Denme mis aves,
                 que yo no estoy para dar
                 limosna.
REPRESENTANTE 1:          ¡Qué poco sabes
                 de achaque de rescatar
                 dos hombres gordos y graves!
                     Yo los tengo señalados,
                 corpulentos y barbados,
                 de raro talle y presencia,
                 que valen en mi conciencia
                 más de trecientos ducados,
                     y por estas dos gallinas,
                 solamente, los rescato.
                 ¡Ved qué entrañas tan molestas
                 tiene este pobre pazguato,
                 criado entre las encinas!
                     ¡Ya la ruindad y malicia,
                 la miseria y la codicia
                 reina sólo entre esta gente!
LABRADOR:        Aun bien que hay aquí teniente,
                 corregidor y justicia.

[Vase]
PEDRO: Y yo tengo lengua y pies. Esperen, y lo verán. REPRESENTANTE 1: Sois un traidor magancés, hombre de aquellos que dan mohatras de tres en tres. REPRESENTANTE 2: Déjele vuesa merced, que, pues ya dejó en la red las cobas, vaya en buen hora. REPRESENTANTE 1: Pues bien: ¿qué haremos agora? [PEDRO]: Lo que es vuestro gusto haced. Despójese de su pluma el rescate, y véase luego, en resolución y en suma, si hay algún rancho o bodego donde todo se consuma: que yo, a fe de compañero, desde agora me prefiero a dar todo el adherente. REPRESENTANTE 2: Hay un grande inconveniente: que hemos de ensayar primero. PEDRO: Pues díganme: ¿son farsantes? REPRESENTANTE 1: Por nuestros pecados, sí. PEDRO: Haz de mis dichas Adlantes, cerros de mi Potosí, de mi pequeñez gigantes; en vosotros se me ofrece todo aquello que apetece mi deseo en sumo grado. REPRESENTANTE 2: ¿Qué vendaval os ha dado, que así el seso os desvanece? PEDRO: Sin duda, he de ser farsante, y haré que estupendamente la fama mis hechos cante, y que los lleve y los cuente en Poniente y en Levante. Volarán los hechos míos hasta los reinos vacíos de Policea, y aún más, en nombre de Nicolás, y el sobrenombre de Ríos: que éste fue el nombre de aquel mago que a entender me dio quién era el mundo crüel, ciego que sin vista vio cuantos fraudes hay en él. En las chozas y en las salas, entre las jergas y galas será mi nombre estendido, aunque se ponga en olvido el de Pedro de Urdemalas. REPRESENTANTE 2: Enigma y algarabía es cuanto habláis, señor, para nosotros. PEDRO: Sería falta de ingenio y valor contaros la historia mía, a lo menos por agora. Vamos: que, si se mejora mi suerte con ser farsista, seréis testigos de vista del ingenio que en mí mora, principalmente en jugar las tretas de un entremés hasta do pueden llegar.
[Sale] otro farsante
REPRESENTANTE 3: ¿No advertirán que ya es hora y tiempo de ensayar? Porque pide el rey comedia, y el autor ha ya hora y media que espera. ¡Grande descuido! REPRESENTANTE 1: Pues con ir presto, yo cuido que ese daño se remedia. Venga, galán, que yo haré que hoy quede por recitante. PEDRO: Si lo quedo, mostraré que soy para autor bastante con lo menos que yo sé. Llegado ha ya la ocasión donde la adivinación que un hablante Malgesí echó un tiempo sobre mí, ..................[-ón]. Ya podré ser patriarca, pontífice y estudiante, emperador y monarca: que el oficio de farsante todos estados abarca; y, aunque es vida trabajosa, es, en efecto, curiosa, pues cosas curiosas trata, y nunca quien la maltrata le dará nombre de ociosa.
[Vanse] todos. Sale un AUTOR con unos papeles como comedia, y dos FARSANTES, que todos se señalan por número
AUTOR: Son muy anchos de conciencia vuesas mercedes, y creo, por las señales que veo, que me ha de faltar paciencia. ¡Cuerpo de mí! ¿En veinte días no se pudiera haber puesto esta comedia? ¿Qué es esto? Ellas son venturas mías. Póneme esto en confusión, y en un rancor importuno, que nunca falte ninguno al pedir de la ración, y al ensayo es menester que con perros y hurones los busquen, y aun a pregones, y no querrán parecer. PEDRO: ¿Quién un agudo embustero, ni un agudo hablador, sabrá hacerle mejor que yo, si es que hacerle quiero? AUTOR: Si no pica de arrogante el dómine, mucho sabe. PEDRO: Sé todo aquello que cabe en un general farsante; sé todos los requisitos que un farsante ha de tener para serlo, que han de ser tan raros como infinitos. De gran memoria, primero; segundo, de suelta lengua; y que no padezca mengua de galas es lo tercero. Buen talle no le perdono, si es que ha de hacer los galanes; no afectado en ademanes, ni ha de recitar con tono. Con descuido cuidadoso, grave anciano, joven presto, enamorado compuesto, con rabia si está celoso. Ha de recitar de modo, con tanta industria y cordura, que se vuelva en la figura que hace de todo en todo. A los versos ha de dar valor con su lengua experta, y a la fábula que es muerta ha de hacer resucitar. Ha de sacar con espanto las lágrimas de la risa, y hacer que vuelvan con [p]risa otra vez al triste llanto. Ha de hacer que aquel semblante que él mostrare, todo oyente le muestre, y será excelente si hace aquesto el recitante.
Entra el ALGUACIL de las comedias
ALGUACIL: ¿Ahora están tan despacio? Esperarles he a que acaben. Bien parece que no saben las nuevas que hay en palacio. Vengan, que ya me amohína la posma que en ellos reina, aguardando el rey o reina y la nueva su sobrina. AUTOR: ¿Qué sobrina? ALGUACIL: Una gitana, dicen, que es bella en extremo. PEDRO: Que sea Belica temo. ¿Y eso es verdad? ALGUACIL: Y tan llana, que yo no sé cuál se sea mayor verdad por agora. Y la reina, mi señora, hacerle fiestas desea. Venid, que allá lo sabréis todo como pasa al punto. PEDRO: Mucho bien me vendrá junto si por vuestro me queréis. AUTOR: Admitido estáis ya al gremio de nuestro alegre ejercicio, pues vuestro raro juïcio, mayor lauro pide en premio. Largo hablaremos después. Vamos, y haremos la prueba de vuestra gracia tan nueva, ensayando un entremés. PEDRO: No me hará ventaja alguno en eso, cual se verá. ALGUACIL: Señores, que es tarde ya. AUTOR: ¿Falta aquí alguno? REPRESENTANTE: Ninguno.
Vanse todos. Salen el REY y SILERIO
REY: En cualquier traje se muestra su belleza al descubierto: gitana, me tuvo muerto; dama, a matarme se adiestra. El parentesco no afloja mi deseo; antes, por él con ahínco más crüel toda el alma se congoja.
Suenan guitarras
Pero, ¿qué música es ésta? SILERIO: Los comediantes serán, que adonde se visten van. REY: Ya me entristece la fiesta; ya sólo con mi deseo quisiera avenirme a solas, y dar costado a las olas del mar de amor do me veo. Pero escucha, que mi historia parece que oigo cantar, y es señal que ha de durar luengos siglos su memoria.
[Salen] los MÚSICOS cantando este romance
MÚSICOS: Bailan las gitanas; míralas el rey; la reina, con celos, mándalas prender. Por Pascua de Reyes hicieron al rey un baile gitano Belica e Inés; turbada Belica, cayó junto al rey, y el rey la levanta de puro cortés; mas como es Belilla de tan linda tez, la reina, celosa, mándalas prender. SILERIO: Vienen tan embebecidos, que no nos echan de ver. REY: Cantan lo que debe ser suspensión de los sentidos. MÚSICO 1: El rey está aquí. ¡Chitón! Quizá no le agradará nuestra canción. MÚSICO 2: Sí hará, por ser nueva la canción, y no contiene otra cosa, fuera de que es dulce y grave, que decir lo que se sabe: que es la reina recelosa, y hechura de la mujer tener celos del marido. REY: ¡Qué bien que lo has entendido! Dételo el diablo a entender. Silerio, mi muerte y vida vienen juntas. ¿Qué haré? SILERIO: Mostrar a un tiempo la fe, aquí cierta, allí fingida.
[Salen] la REINA y BELICA, ya vestida de dama; INÉS, de gitana; MALDONADO, el AUTOR, Martín CRESPO, el alcalde, y PEDRO de Urdemalas
PEDRO: Famosa Isabel, que ya fuiste Belica primero; Pedro, el famoso embustero, postrado a tus pies está, tan hecho a hacer desvaríos, que, para cobrar renombre, el Pedro de Urde, su nombre, ya es Nicolás de los Ríos. Digo que tienes delante a tu Pedro conocido, de gitano convertido en un famoso farsante, para servirte en más obras que puedes imaginar, si no le quieres faltar con lo mucho en que a otros sobras. Tu presunción y la mía han llegado a conclusión: la mía sólo en ficción; la tuya, como debía. Hay suertes de mil maneras, que, entre donaires y burlas, hacen señores de burlas, como señores de veras. Yo, farsante, seré rey cuando le haya en la comedia, y tú, oyente, ya eres media reina por valor y ley. En burlas podré servirte, tú hacerme merced de veras, si tras las mañas ligeras del vulgo no quieres irte; en el cual, si alguno hubo o hay humilde en rica alteza, siempre queda la bajeza de aquel principio que tuvo. Pero tu ser y virtud me tienen bien satisfecho, que no llegará a tu pecho la sombra de ingratitud. Por aquesta buena fe, de la reina, ¡oh gran sobrina!, y por ver que a ti se inclina quien gitano por ti fue, que al rey pidas te suplico, andando el tiempo, una cosa más buena que provechosa, porque a mi gusto la aplico. REY: Desde luego la concedo; pide lo que es de tu gusto. PEDRO: Por ser lo que quiero justo, lo declararé sin miedo. Y es que, pues claro se entiende que el recitar es oficio que a enseñar, en su ejercicio, y a deleitar sólo atiende, y para esto es menester grandísima habilidad, trabajo y curiosidad, saber gastar y tener, que ninguno no le haga que las partes no tuviere que este ejercicio requiere, con que enseñe y satisfaga. Preceda examen primero, o muestra de compañía, y no por su fantasía se haga autor un pandero. Con esto pondrán la mira a esmerarse en su ejercicio: que tanto es bueno el oficio, cuanto es el fin a que aspira. BELICA: Yo haré que el rey, mi señor, vuestra petición conceda. REY: Y aun otras, si hay en qué pueda valerle vuestro favor. REINA: Con mejores ojos miro agora que la miréis; y en cuanto por ella hacéis, más me alegro que me admiro. Ya mi voluntad se inclina a acreditar a los dos; que entre mis celos y vos se ha puesto el ser mi sobrina. Vamos a oír la comedia con gusto, pues que los cielos no ordenaron que mis celos la volviesen en tragedia. Y avisaráse a mi hermano luego deste hallazgo bueno.
[Vase]
REY: Ya yo le tengo en el seno y le toco con la mano. ¡Oh imaginación, que alcanzas las cosas menos posibles, si alcanzan las imposibles de reyes las esperanzas! [SILERIO]: No te aflijas, que no es tanto el parentesco que impida hallar a tu mal salida. REY: Sí; mas moriré entretanto.
[Vanse] el REY y SILERIO
MALDONADO: Señora Belica, espere; mire que soy Maldonado, su conde. BELICA: Tengo otro estado que estar aquí no requiere. Maldonado, perdonadme, que yo os hablaré otro día. INÉS: ¡Hermana Belica mía! BELICA: La reina espera; dejadme.
[Vase] BELICA
INÉS: ¡Entróse! ¡Quién me dijera aquesto casi antiyer! No lo pudiera creer, si con los ojos lo viera. ¡Válame Dios, y qué ingrata mochacha, y qué sacudida! PEDRO: La mudanza de la vida mil firmezas desbarata, mil agravios comprehende, mil vivezas atesora, y olvida sólo en un hora lo que en mil siglos aprende. [CRESPO]: Pedro, ¿cómo estás aquí tan galán? ¿Qué te has hecho? PEDRO: Pudiérame haber deshecho, si no mirara por mí. Mudado he de oficio y nombre, y no es así comoquiera: hecho estoy una quimera. [CRESPO]: Siempre tú fuiste gran hombre. Yo por el premio venía de la danza que enseñaste, que en ella claro mostraste tu ingenio y tu bizarría; y si en el mundo no hubiera pajes, yo sé que durara su fama hasta que llegara la edad que ha de ser postrera. Clemente y Clemencia están muy buenos, sin ningún mal, y Benita con Pascual garrida vida se dan.
[Sale] UNO
UNO: Sus majestades aguardan; bien pueden ya comenzar. PEDRO: Después podremos hablar. UNO: Miren que dicen que tardan. PEDRO: Ya ven vuesas mercedes que los reyes aguardan allá dentro, y no es posible entrar todos a ver la gran comedia que mi autor representa, que alabardas y lancineques y frinfrón impiden la entrada a toda gente mosquetera. Mañana, en el teatro, se hará una, donde por poco precio verán todos desde principio al fin toda la traza, y verán que no acaba en casamiento, cosa común y vista cien mil veces, ni que parió la dama esta jornada, y en otra tiene el niño ya sus barbas, y es valiente y feroz, y mata y hiende, y venga de sus padres cierta injuria, y al fin viene a ser rey de un cierto reino que no hay cosmografía que le muestre. Destas impertinencias y otras tales ofreció la comedia libre y suelta, pues llena de artificio, industria y galas, se cela del gran Pedro de Urdemalas.

FIN DE LA COMEDIA

Last updated: October 24, 1997

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