COMEDIA FAMOSA
DE
PEDRO DE URDEMALAS
PEDRO DE URDEMALAS.
CLEMENTE, zagal.
CLEMENCIA y BENITA, zagalas.
CRESPO, alcalde, padre de Clemencia.
SANCHO MACHO y DIEGO TARUGO, regidores.
LAGARTIJA y HORNACHUELOS, labra-dores.
REDONDO, escribano.
PASCUAL.
Un SACRISTÁN.
MALDONADO, conde de gitanos.
MÚSICOS.
INÉS y BELICA, gitanas.
Una VIUDA, labradora.
Un LABRADOR, que la lleva de la mano.
Un CIEGO.
El REY.
SILERIO, un criado del rey.
Un ALGUACIL.
La REINA.
MOSTRENCO.
MARCELO, caballero.
Dos REPRESENTANTES, con su autor.
Un LABRADOR.
Otros tres FARSANTES.
ALGUACIL de comedias.
Entran Pedro de Urdemalas, en
hábito de mozo de labrador, y Clemente,
como zagal.
Clemente De tu ingenio, Pedro amigo,
y nuestra amistad se puede
fiar más de lo que digo,
porque él al mayor excede,
y della el mundo es testigo; 5
así, que es de calidad
tu ingenio y nuestra amistad,
que, sin buscar otro medio,
en ambos pongo el remedio
de toda mi enfermedad. 10
Esa hija de tu amo,
la que se llama Clemencia,
a quien yo Justicia llamo,
la que huye mi presencia,
cual del cazador el gamo; 15
ésa, a quien naturaleza
dio el estremo de belleza
que has visto, me tiene tal,
que llega al punto mi mal
do llega el de su lindeza. 20
Cuando pensé que ya estaba
algo crédula al cuidado
que en mis ansias le mostraba,
yo no sé quién la ha trocado
de cordera en tigre brava, 25
ni sé yo por qué mentiras
sus mansedumbres en iras
ha vuelto, ni sé, ¡oh Amor!,
por qué con tanto rigor
contra mí tus flechas tiras. 30
Pedro Bobear; dime, en efeto,
lo que quieres.
Clemente Pedro, hermano,
que me libres deste aprieto
con algún consejo sano
o ayuda de hombre discreto. 35
Pedro ¿Han llegado tus deseos
a más que dulces floreos,
o has tocado en el lugar
donde Amor suele fundar
el centro de sus empleos? 40
Clemente Pues sabes que soy pastor,
entona más bajo el punto,
habla con menos primor.
Pedro Que si eres, te pregunto,
Amadís o Galaor. 45
Clemente No soy sino Antón Clemente,
y andas, Pedro, impertinente
en hablar por tal camino.
Pedro ([Aparte] Pan por pan, vino por vino,
se ha de hablar con esta gente). 50
¿Haste visto con Clemencia
a solas o en parte escura,
donde ella te dio licencia
de alguna desenvoltura
que encargase la conciencia? 55
Clemente Pedro, el cielo me confunda,
y la tierra aquí me hunda,
y el aire jamás me aliente,
si no es un amor decente
en quien el mío se funda. 60
Del padre el rico caudal
el mío pobre desprecia
por no ser al suyo igual,
y entiendo que sólo precia
el de Llorente y Pascual, 65
que son ricos, y es razón
que se lleve el corazón
tras sí de cualquier mujer,
no el querer, sino el tener
del oro la posesión. 70
Y, demás desto, Clemencia
a mi amor no corresponde
por no sé qué impertinencia
que le han dicho, y así, esconde
de mis ojos su presencia; 75
y si tú, Pedro, no haces
de nuestras riñas las paces,
ya por perdido me cuento.
Pedro O no tendré entendimiento,
o he de trazar tus solaces. 80
Si sale, como imagino,
hoy mi amo por alcalde,
te digo, como adivino,
que hoy no te trujo de balde
a hablar conmigo el destino. 85
Tú verás cómo te entrego
en holganza y en sosiego
el bien que interés te veda,
y que al dártele preceda
promesa, dádiva y ruego. 90
Y, en tanto que esto se traza,
vuelve los ojos y mira
los lazos con que te enlaza
Amor, y por quien suspira
Febo, que allí se disfraza; 95
mira a los rubios cabellos
de Clemencia, y mira entre ellos
al lascivo Amor jugando,
y cómo se va admirando
por ver que se mira en ellos. 100
Benita viene con ella,
su prima, cual si viniese
con el sol alguna estrella
que no menos luz nos diese
que el mismo sol: tal es ella. 105
Clemente, ten advertencia
que, si llega aquí Clemencia,
te le humilles: yo a Benita,
como a una cosa bendita
le pienso hacer reverencia. 110
Dile con lengua curiosa
cosas de que no disguste,
y ten por cierta una cosa:
que no hay mujer que no guste
de oírse llamar hermosa. 115
Liberal desta moneda
te muestra; no tengas queda
la lengua en sus alabanzas,
verás volver las mudanzas
de la varïable rueda. 120
Entran Clemencia y Benita, zagalas,
con sus cantarillas, como que van a la
fuente.
Benita ¿Por qué te vuelves, Clemencia?
Clemencia ¿Por qué me vuelvo, Benita?
Por no verme en la presencia
de quien la salud me quita
y me da mortal dolencia; 125
por no ver a un insolente
que tiene bien diferente
de la condición el nombre.
Benita Apostaré que es el hombre
por quien lo dices Clemente. 130
Clemente ¿Soy basilisco, pastora,
o soy alguna fantasma
que se aparece a deshora,
con que el sentido se pasma
y el ánimo se empeora? 135
Clemencia No eres sino un parlero,
adulador, lisonjero
y, sin porqué, jatancioso,
en verdades mentiroso
y en mentiras verdadero. 140
¿Cuándo te he dado yo prenda
que de mi amor te asegure
tanto, que claro se entienda
que, aunque el amor me procure,
no hayas temor que te ofenda? 145
Esto dijiste a Jacinta,
y le mostraste una cinta
encarnada que te di,
y en tu rostro se ve aquí
aquesta verdad distinta. 150
Clemente Clemencia, si yo he dicho cosa alguna
que no vaya a servirte encaminada,
venga de la más próspera fortuna
a la más abatida y desastrada;
si siempre sobre el cerco de la luna 155
no has sido por mi lengua levantada,
cuando quiera decirte mi querella,
mudo silencio el cielo infunda en ella;
si mostré tal, la fe en que yo pensaba,
por la ley amorosa, de salvarme, 160
cuando a la vida el término se acaba,
por ella entonces venga a condenarme;
si dije tal, jamás halle en su aljaba
flechas de plomo Amor con que tirarme,
si no es a ti, y a mí con las doradas, 165
a helarte y abrasarme encaminadas.
Pedro Clemencia, tu padre viene,
y con la vara de alcalde.
Clemencia No la ha alcanzado de balde;
que su salmorejo tiene. 170
Hermano Clemente, adiós.
Clemente Pues, ¿cómo quedamos?
Clemencia Bien.
Benita, si quieres, ven.
Benita Sí, pues venimos las dos.
Éntrase Benita y Clemencia.
Pedro Vete en buen hora, Clemente, 175
y quédese el cargo a mí
de lo que he de hacer por ti.
Clemente Adiós, pues.
Pedro Él te contente.
Salen Martín Crespo, alcalde, padre
de Clemencia, y Sancho Macho y Diego
Tarugo, regidores.
Tarugo Plácenos, Martín Crespo, del suceso.
Desechéisla por otra de brocado, 180
sin que jamás un voto os salga avieso.
Alcalde Diego Tarugo, lo que me ha costado
aquesta vara, sólo Dios lo sabe,
y mi vino, y capones, y ganado.
El que no te conoce, ése te alabe, 185
deseo de mandar.
Sancho Yo aqueso digo,
que sé que en él todo cuidado cabe.
Véala yo en poder de mi enemigo,
vara que es por presentes adquirida.
Alcalde Pues ahora la tiene un vuestro amigo. 190
Sancho De vos, Crespo, será tan bien regida,
que no la doble dádiva ni ruego.
Alcalde No, ¡juro a mí!, mientras tuviere vida.
Cuando mujer me informe, estaré ciego;
al ruego del hidalgo, sordo y mudo; 195
que a la severidad todo me entrego.
Tarugo Ya veo en vuestro tiempo, y no lo dudo,
sentencias de Salmón, el rey discreto,
que el niño dividió con hierro agudo.
Alcalde Al menos, de mi parte yo prometo 200
de arrimarme a la ley en cuanto pueda
sin alterar un mínimo decreto.
Sancho Como yo lo deseo, así suceda;
y adiós.
Alcalde Fortuna os tenga, Sancho Macho,
en la empinada cumbre de su rueda. 205
Tarugo Sin que el temor o amor os ponga empacho,
juzgad, Crespo, terrible y brevemente:
que la tardanza en toda cosa tacho;
y a Dios quedad.
Alcalde En fin, sois buen pariente.
Éntranse Sancho Macho y Diego
Tarugo.
Pedro, que escuchando estás, 210
¿cómo de mi buen suceso
el parabién no me das?
Ya soy alcalde, y confieso
que lo seré por demás,
si tú no me das favor 215
y muestras algún primor
con que juzgue rectamente;
que te tengo por prudente,
más que a un cura y a un doctor.
Pedro Es aqueso tan verdad, 220
cual lo dirá la esperiencia,
porque con facilidad
luego os mostraré una ciencia
que os dé nombre y calidad.
Llegaráos Licurgo apenas, 225
y la celebrada Atenas
callará sus doctas leyes;
envidiaros han los reyes
y las escuelas más buenas.
Yo os meteré en la capilla 230
dos docenas de sentencias
que al mundo den maravilla,
todas con sus diferencias,
civiles, o de rencilla;
y la que primero a mano 235
os viniere, está bien llano
que no ha de haber más que ver.
Alcalde Desde hoy más, Pedro, has de ser
no mi mozo, mas mi hermano.
Ven, y mostrarásme el modo 240
cómo yo ponga en efeto
lo que has dicho, en parte o en todo.
Pedro Pues más cosas te prometo.
Alcalde A cualquiera me acomodo.
Éntranse el alcalde y Pedro.
Salen otra vez Sancho Macho y Tarugo.
Sancho Mirad, Tarugo: bien siento 245
que, aunque el parabién le distes
a Crespo de su contento,
otro paramal tuvistes
guardado en el pensamiento;
porque, en efeto, es mancilla 250
que se rija aquesta villa
por la persona más necia
que hay desde Flandes a Grecia
y desde Egipto a Castilla.
Tarugo Hoy mostrará la experiencia, 255
buen regidor Sancho Macho,
adónde llega la ciencia
de Crespo, a quien yo no tacho
hasta la primera audiencia;
y, pues agora ha de ser, 260
soy, Macho, de parecer
que le oigamos.
Sancho Sea así;
aunque tengo para mí
que un simple en él se ha de ver.
Entran Lagartija y Hornachuelos,
labradores.
Hornachuelos. ¿De quién, señores, sabremos 265
si el alcalde en casa está?
Tarugo Aquí los dos le atendemos.
Lagartija Señal es que aquí saldrá.
Sancho Tan cierta, que ya le vemos.
Salen el alcalde y Redondo, escribano, y Pedro.
Alcalde ¡Oh valientes regidores! 270
Redondo Siéntense vuesas mercedes.
Alcalde Sin ceremonia, señores.
Tarugo En cortés, exceder puedes
a los corteses mayores.
Alcalde Siéntese aquí el escribano, 275
y a mi izquierda y diestra mano
los regidores estén;
y tú, Pedro, estarás bien
a mis espaldas.
Pedro Es llano.
Aquí, en tu capilla, están 280
las sentencias suficientes
a cuantos pleitos vendrán,
aunque nunca pares mientes
a la relación que harán;
y si alguna no estuviere, 285
a tu asesor te refiere,
que yo lo seré de modo
que te saque bien de todo,
y sea lo que se fuere.
Redondo ¿Quieren algo, señores?
Lagartija Sí querríamos. 290
Redondo Pues digan: que aquí está el señor alcalde,
que les hará justicia rectamente.
Alcalde Perdónemelo Dios lo que ahora digo,
y no me sea tomado por soberbia:
tan tiestamenta pienso hacer justicia, 295
como si fuese un sonador romano.
Redondo Senador, Martín Crespo.
Alcalde Allá va todo.
Digan su pleito apriesa y brevemente:
que apenas me le habrán dicho, en mi ánima,
cuando les dé sentencia rota y justa. 300
Redondo Recta, señor alcalde.
Alcalde Allá va todo.
Hornachuelos Prestóme Lagartija tres reales,
volvíle dos, la deuda queda en uno,
y él dice que le debo cuatro justos.
Éste es el pleito: brevedad, y dije. 305
¿Es aquesto verdad, buen Lagartija?
Lagartija Verdad; pero yo hallo por mi cuenta,
o que yo soy un asno, o que Hornachuelos
me queda a deber cuatro.
Alcalde ¡Bravo caso!
Lagartija No hay más en nuestro pleito, y me rezumo 310
en lo que sentenciare el señor Crespo.
Redondo Rezumo por resumo, allá va todo.
alcalde ¿Qué decís vos a esto, Hornachuelos?
Hornachuelos No hay qué decir; yo en todo me arremeto
al señor Martín Crespo.
Redondo Me remito, 315
¡pese a mi abuelo!
Alcalde Dejadle que arremeta;
¿qué se os da a vos, Redondo?
Redondo A mí, nonada.
Alcalde Pedro, sácame, amigo, una sentencia
desa capilla: la que está mas cerca.
Redondo ¿Antes de ver el pleito, hay ya sentencia? 320
Alcalde Ahí se podrá ver quién es Callejas.
Pedro Léase esta sentencia, y punto en boca.
Redondo "En el pleito que tratan .N. y .F."
Pedro Zutano con Fulano significan
la .N. con la .F. entre dos puntos. 325
Redondo Así es verdad. Y digo que "en el pleito
que trata este Fulano con Zutano,
que debo condenar, fallo y condeno
al dicho puerco de Zutano a muerte,
porque fue matador de la criatura 330
del ya dicho Fulano..." Yo no atino
qué disparate es éste deste puerco
y de tantos Fulanos y Zutanos,
ni sé cómo es posible que esto cuadre
ni esquine con el pleito destos hombres. 335
Alcalde Redondo está en lo cierto, Pedro amigo,
mete la mano y saca otra sentencia;
podría ser que fuese de provecho.
Pedro Yo, que soy asesor vuestro, me atrevo
de dar sentencia luego cual convenga. 340
Lagartija Por mí, mas que la dé un jumento nuevo.
Sancho Digo que el asesor es estremado.
Hornachuelos Sentencia norabuena.
Alcalde Pedro, vaya,
que en tu magín mi honra deposito.
Pedro Deposite primero Hornachuelos, 345
para mí, el asesor, doce reales.
Hornachuelos Pues sola la mitad importa el pleito.
Pedro Así es verdad: que Lagartija, el bueno,
tres reales de a dos os dio prestados,
y déstos le volvistes dos sencillos; 350
y por aquesta cuenta debéis cuatro,
y no, cual decís vos, no más de uno.
Lagartija Ello es ansí, sin que le falte cosa.
Hornachuelos No lo puedo negar; vencido quedo,
y pagaré los doce con los cuatro. 355
Redondo Ensúciome en Catón y en Justiniano,
¡oh Pedro de Urde, montañés famoso!,
que así lo muestra el nombre y el ingenio.
Hornachuelos Yo voy por el dinero, y voy corrido.
Lagartija Yo me contento con haber vencido. 360
Éntranse Lagartija y Hornachuelos.
Salen Clemente y Clemencia, como
pastor y pastora, embozados.
Clemente Permítase que hablemos embozados
ante tan justiciero ayuntamiento.
alcalde Mas que habléis en un costal atados;
porque a oír, y no a ver, aquí me siento.
Clemente Los siglos que renombre de dorados 365
les dio la antigüedad con justo intento,
ya se ven en los nuestros, pues que vemos
en ellos de justicia los estremos.
Vemos un Crespo alcalde...
alcalde Dios os guarde.
Dejad aquesas lonjas a una parte... 370
Redondo Lisonjas, decir quiso.
Alcalde Y, porque es tarde,
de vuestro intento en breve nos dad parte.
Clemente Con verdadera lengua, cierto alarde
hace de lo que quiero parte a parte.
Alcalde Decid: que ni soy sordo, ni lo he sido. 375
Clemente Desde mis tiernos años,
de mi fatal estrella conducido,
sin las nubes de engaños,
el sol que en este velo está escondido
miré para adoralle, 380
porque esto hizo el que llegó a miralle.
Sus rayos se imp[r]imieron
en lo mejor del alma, de tal modo,
que en sí la convirtieron:
todo soy fuego, yo soy fuego todo, 385
y, con todo, me yelo,
si el sol me falta que me eclipsa un velo.
Grata correspondencia
tuvo mi justo y mi cabal deseo:
que Amor me dio licencia 390
a hacer de mi alma rico empleo:
en fin, esta pastora,
así como la adoro, ella me adora.
A hurto de su padre,
que es de su libertad duro tirano, 395
que ella no tiene madre,
de esposa me entregó la fe y la mano;
y agora, temerosa
del padre, no confiesa ser mi esposa.
Teme que el padre, rico, 400
se afrente de mi humilde medianía,
porque hace el pellico
al monje en estad edad de tiranía.
Él me sobra en riqueza;
pero no en la que da naturaleza. 405
Como él, yo soy tan bueno;
tan rico, no, y a su riqueza igualo
con estar siempre ajeno
de todo vicio perezoso y malo;
y, entre buenos, es fuero 410
que valga la virtud más que el dinero.
Pido que ante ti vuelva
a confirmar el sí de ser mi esposa,
y en serlo se resuelva,
sin estar de su padre temerosa, 415
pues que no aparta el hombre
a los que Dios juntó en su gracia y nombre.
Alcalde ¿Qué respondéis a esto,
sol que entre nubes se cubrió a deshora?
Clemente Su proceder honesto 420
la tendrá muda, por mi mal, agora;
pero señales puede
hacer con que su intento claro quede.
Alcalde ¿Sois su esposa, doncella?
Pedro La cabeza bajó: señal bien clara 425
que no lo niega ella.
Sancho Pues, ¿en qué, Martín Crespo, se repara?
Alcalde En que de mi capilla
se saque la sentencia, y en oílla.
Pedro, sácala al punto. 430
Pedro Yo sé que ésta saldrá pintiparada,
porque, a lo que barrunto,
siempre fue la verdad acreditada,
por atajo o rodeo;
y esta sentencia lo dirá que leo. 435
Saca un papel de la capilla, y léele Pedro.
"Yo, Martín Crespo, alcalde, determino
que sea la pollina del pollino".
Redondo Vaso de suertes es vuestra capilla,
y ésta que ha sido agora pronunciada,
aunque es para entre bestias, maravilla, 440
y aun da muestras de ser cosa pensada.
Clemente El alma en Dios, y en tierra la rodilla,
la vuestra besaré, como a estremada
coluna que sustenta el edificio
donde moran las ciencias y el jüicio. 445
Alcalde Puesto que redundará esta sentencia,
hijo, en haberos dado el alma mía,
porque no es otra cosa mi Clemencia,
me fuera de gran gusto y alegría.
Y alégrenos agora la presencia 450
vuestra, que está en razón y en cortesía,
pues ya lo desleído y sentenciado
será, sin duda alguna, ejecutado.
Clemencia Pues, con ese seguro, padre mío,
el velo quito y a tus pies me postro. 455
Mal haces en usar deste desvío,
pues soy tu hija, y no espantable monstro.
Tú has dado la sentencia a tu albedrío,
y, si es injusta, es bien que te dé en rostro;
pero, si justa es, haz que se apruebe, 460
con que a debida ejecución se lleve.
Alcalde Lo que escribí, escribí; bien dices, hija:
y así, a Clemente admito por mi hijo,
y el mundo deste proceder colija
que más por ley que por pasión me rijo. 465
Sancho No hay alma aquí que no se regocija
de vuestro no pensado regocijo.
Tarugo Ni lengua que a Martín Crespo no alabe
por hombre ingeniosísimo y que sabe.
Pedro Nuestro amo, habéis de saber 470
que es merced particular
la que el cielo quiere hacer
cuando se dispone a dar
al hombre buena mujer;
y corre el mismo partido 475
ella, si le da marido
que sea en todo varón,
afable de condición,
más que arrojado, sufrido.
De Clemencia y de Clemente 480
se hará un junta dichosa,
que os alegre y os contente,
y quien lleve vuestra honrosa
estirpe de gente en gente,
y esta noche de San Juan 485
las bodas celebrarán,
con el suyo y vuestro gusto.
Alcalde Señales de hombre muy justo
todas tus cosas me dan;
pero la boda otro día 490
se hará: que es noche ocupada
de general alegría
aquésta.
Clemente No importa nada,
siendo ya Clemencia mía:
que el gusto del corazón 495
consiste en la posesión
mucho más que en la esperanza.
Pedro ¡Oh, cuántas cosas alcanza
la industria y sagacidad!
Alcalde Vamos, que hay mucho que hacer 500
esta noche.
Tarugo Sea en buen hora.
Clemente Ni qué esperar ni temer
me queda, pues por señora
y esposa te vengo a ver.
Tarugo ¡Bien escogistes, Clemencia! 505
Clemencia Al que ordenó la sentencia
las gracias se den, y al cielo.
Pedro De que he encargado, recelo,
algún tanto mi conciencia.
Éntranse todos, y, al entrarse, sale
Pascual y tira del sayo a Pedro, y quédanse los dos en el teatro, y tras Pascual
entra un sacristán.
Pascual Pedro amigo.
Pedro ¿Qué hay, Pascual? 510
No pienses que me descuido
del remedio de tu mal;
antes, en él tanto cuido,
que casi no pienso en al.
Esta noche de San Juan 515
ya tú sabes cómo están
del lugar las mozas todas
esperando de sus bodas
las señales que les dan.
Benita, el cabello al viento, 520
y el pie en una bacía
llena de agua, y oído atento,
ha de esperar hasta el día
señal de su casamiento;
sé tú primero en nombrarte 525
en su calle, de tal arte,
que claro entienda tu nombre.
Pascual Por excelencia, el renombre
de industrioso pueden darte.
Yo lo haré así: queda en paz; 530
mas, después de aquesto hecho,
tú lo que faltare haz,
ansí no abrasa tu pecho
el fuego de aquel rapaz.
[Pedro] Así será; ve con Dios. 535
Vase Pascual.
Sacristán Por ligero que seáis vos,
yo os saldré por el atajo,
y buscaré sin trabajo
la industria de ambos a dos.
Éntrase el sacristán. Sale Maldonado, conde de gitanos; y adviértase que
todos los que hicieren figura de gitanos,
han de hablar ceceoso.
Maldonado Pedro, ceñor, Dioz te guarde. 540
¿Qué te haz hecho, que he venido
a buzcarte aquezta tarde,
por ver ci eztás ya atrevido,
o todavía cobarde?
Quiero decir, ci te agrada 545
el cer nueztra camarada,
nueztro amigo y compañero,
como me haz dicho.
Pedro Sí quiero.
Maldonado ¿Reparaz en algo?
Pedro En nada.
Maldonado Mira, Pedro: nueztra vida 550
ez zuelta, libre, curioza,
ancha, holgazana, estendida,
a quien nunca falta coza
que el deceo buzque y pida.
Danoz el herbozo zuelo 555
lechoz; círvenoz el cielo
de pabellón dondequiera;
ni noz quema el zol, ni altera
el fiero rigor del yelo.
El máz cerrado vergel 560
laz primiciaz noz ofrece
de cuanto bueno haya en él;
y apenaz ce vee o parece
la albilla o la mozcatel,
que no eztá luego en la mano 565
del atrevido gitano,
zahorí del fruto ajeno,
de induztria y ánimo lleno,
ágil, prezto, zuelto y zano.
Gozamoz nuestroz amorez 570
librez del dezazociego
que dan loz competidorez,
calentándonoz zu fuego
cin celoz y cin temorez.
Y agora eztá una mochacha 575
que con nadie no ce empacha
en nueztro rancho, tan bella,
que no halla en qué ponella
la envidia ni aun una tacha.
Una gitana, hurtada, 580
la trujo; pero ella es tal,
que, por hermoza y honrada,
muestra que es de principal
y rica gente engendrada.
Ezta, Pedro, cerá tuya, 585
aunque máz el yugo huya,
que rinde la libertad,
cuando de nueztra amiztad
lo acordado ce concluya.
Pedro Porque veas, Maldonado, 590
lo que me mueve el intento
a querer mudar de estado,
quiero que me estés atento
un rato.
Maldonado De muy buen grado.
Pedro Por lo que te he de contar, 595
vendrás en limpio a sacar
si para gitano soy.
Maldonado Atento eztaré y eztoy;
bien puedez ya comenzar.
Pedro Yo soy hijo de la piedra, 600
que padre no conocí:
desdicha de las mayores
que a un hombre pueden venir.
No sé dónde me criaron;
pero sé decir que fui 605
destos niños de dotrina
sarnosos que hay por ahí.
Allí, con dieta y azotes,
que siempre sobran allí,
aprendí las oraciones, 610
y a tener hambre aprendí;
aunque también con aquesto
supe leer y escribir,
y supe hurtar la limosna,
y desculparme y mentir. 615
No me contentó esta vida
cuando algo grande me vi,
y en un navío de flota
con todo mi cuerpo di,
donde serví de grumete, 620
y a las Indias fui y volví,
vestido de pez y anjeo,
y sin un maravedí.
Temí con los huracanes,
y con las calmas temí, 625
y espantóme la Bermuda
cuando su costa corrí.
Dejé el comer del bizcocho
con dos dedos de hollín,
y el beber vino del diablo 630
antes que de San Martín.
Pisé otra vez las riberas
del rico Guadalquivir,
y entreguéme a sus crecientes,
y a Sevilla me volví, 635
donde al rateruelo oficio
me acomodé bajo y vil
de mozo de la esportilla,
que el tiempo lo pidió ansí;
en el cual, sin ser yo cura, 640
muy muchos diezmos cogí,
haciendo salva a mil cosas
que me condenan aquí.
En fin: por cierta desgracia,
el oficio tuvo fin, 645
y comenzó el peligroso
que suelen llamar mandil.
En él supe de la hampa
la vida larga y cerril,
formar pendencias del viento, 650
y con el soplo herir.
Mi amo, que era tan bravo
como ligero pasquín,
dio asalto a una faldriquera
a lo callado y sotil; 655
con las manos en la masa
le cogió un cierto alguacil,
y él quiso ser en un potro
confesor y no martir;
mártir, digo, Maldonado. 660
Maldonado En eso, ¿qué me va a mí?
Pronunciad como os dé gusto,
pues que no habláis latín.
Pedro Palme[ó]le las espaldas
contra su gusto el bochín, 665
de lo cual quedó mohíno,
según que dijo un malsín.
A las casas movedizas
le llevaron, y yo vi
arañarse la Escalanta 670
y llorar la Becerril.
Yo, viéndome sin el fieltro
de mi andaluz paladín,
de mandil a moch[i]lero
un salto forzoso di. 675
Deparóme la fortuna
un soldado espadachín
de los que van hasta el puerto,
y se vuelven desde allí.
Las boletas rescatadas, 680
las gallinas que cogí,
si no las perdona el cielo,
¡desventurado de mí!
Diome en rostro aquella vida,
porque della conocí 685
que el soldado churrullero
tiene en las gurapas fin,
y a gentilhombre de playa
en un punto me acogí,
vida de mil sobresaltos 690
y de contentos cien mil.
Mas, por temor de irme a Argel,
presto a Córdoba me fui,
adonde vendí aguardiente,
y naranjada vendí. 695
Allí el salario de un mes
en un día me bebí,
porque, si hay agua que sepa,
la ardiente es doctor sotil.
Arrojárame mi amo 700
con un trabuco de sí,
y en casa de un asturiano
por mi desventura di.
Hacía suplicaciones,
suplicaciones vendí, 705
y en un día diez canastas
todas las jugué y perdí.
Fuime, y topé con un ciego,
a quien diez meses serví,
que, a ser años, yo supiera 710
lo que no supo Merlín.
Aprendí la jerigonza,
y a ser vistoso aprendí,
y a componer oraciones
en verso airoso y gentil. 715
Murióseme mi buen ciego,
dejóme cual Juan Paulín,
sin blanca, pero discreto,
de ingenio claro y sotil.
Luego fui mozo de mulas, 720
y aun de un fullero lo fui,
que con la boca de lobo
se tragara a San Quintín;
gran jugador de las cuatro,
y con la sola le vi 725
dar tan mortales heridas,
que no se pueden decir.
Berrugeta y ballestilla,
el raspadillo y hollín
jugaba por excelencia, 730
y el Mase Juan hi de ruin.
Gran saje del espejuelo,
y del retén tan sotil,
que no se le viera un lince
con los antojos del Cid. 735
Cayóse la casa un día,
vínole su San Martín,
pusiéro[n]le un sobreescrito
encima de la nariz.
Dejéle, y víneme al campo, 740
y sirvo, cual ves, aquí,
a Martín Crespo, el alcalde,
que me quiere más que a sí.
Es Pedro de Urde mi nombre:
mas un cierto Malgesí, 745
mirándome un día las rayas
de la mano, dijo así:
``Añadidle Pedro al Urde
un malas; pero advertid,
hijo, que habéis de ser rey, 750
fraile y papa, y matachín.
Y avendráos por un gitano
un caso que sé decir
que le escucharán los reyes
y gustarán de le oír. 755
Pasaréis por mil oficios
trabajosos; pero al fin
tendréis uno do seáis
todo cuanto he dicho aquí''.
Y, aunque yo no le doy crédito, 760
todavía veo en mí
un no sé qué que me inclina
a ser todo lo que oí;
pues, como deste pronóstico
el indicio veo en ti, 765
digo que he de ser gitano,
y que lo soy desde aquí.
Maldonado ¡Oh Pedro de Urdemalaz generozo,
coluna y cer del gitanezco templo!
Ven, y daraz principio al alto intento 770
que te incita, te mueve, impele y lleva
a ponerte en la lizta gitanezca;
ven a adulcir el agrio y tierno pecho
de la hurtada mochacha que te he dicho,
por quien zeráz dichoso zobremodo. 775
Pedro Vamos, que yo no pongo duda en eso,
y espero deste asumpto un gran suceso.
Éntranse.
Pónese Benita a la ventana en ca-
bello.
Benita Tus alas, ¡oh noche!, estiende
sobre cuantos te requiebran,
y a su gusto justo atiende, 780
pues dicen que te celebran
hasta los moros de aliende.
Yo, por conseguir mi intento,
los cabellos doy al viento,
y el pie izquierdo a una bacía 785
llena de agua clara y fría,
y el oído al aire atento.
Eres noche tan sagrada,
que hasta la voz que en ti suena
dicen que viene preñada 790
de alguna ventura buena
a quien la escucha guardada.
Haz que a mis oídos toque
alguna que me provoque
a esperar suerte dichosa. 795
Entra el sacristán.
Sacristán Prenderá a la dama hermosa,
sin alguna duda, el Roque.
Roque ha de ser el que prenda
en este juego a la dama,
puesto que ella se defienda; 800
que su ventura le llama
a gozar tan rica prenda.
Benita Roque dicen, Roque oí.
Pues no hay otro Roque aquí
que el necio del sacristán. 805
Veamos si nombrarán
Roque otra vez.
Sacristán Será así,
porque es el Roque tal pieza,
que no hay dama que se esquive
de entregalle su belleza; 810
y, aunque en estrecheza vive,
es muy rico en su estrecheza.
Benita ¡Ce!, gentilhombre, tomad
este listón y mostrad
quién sois mañana con él. 815
Sacristán Seréos en todo fiel,
estremo de la beldad;
Estándole dando un listón Benita al
sacristán, entra Pascual, y ásele del
cuello y quítale la cinta.
que cualquiera que seáis
de las dos que en esta casa
vivís, sé os aventajáis 820
a Venus.
Pascual ¿Que aquesto pasa?
¿Que esta cuenta de vos dais?
Benita, ¿que a un sacristán,
vuestros despojos se dan?
Grave fuera aquesta culpa, 825
si no tuviera disculpa
en ser noche de San Juan.
Vos, bachiller graduado
en letras de canto llano,
¿de quién fuistes avisado 830
para ganar por la mano
el juego mal comenzado?
¿Así a maitines se toca
con vuestra vergüenza poca?
¿Así os hacen olvidar 835
del cantar y repicar
los picones de una loca?
Entra Pedro.
Pedro ¿Qué es esto, Pascual amigo?
Pascual El sacristán y Benita
han querido sea testigo 840
de que ella es mujer bendita
y él de embustes enemigo;
mas porque no se alborote,
y vea que al estricote
le trae su honra su intento, 845
por testigos le presento
esta cinta y este zote.
Sacristán Por las santas vinajeras,
a quien dejo cada día
agostadas y ligeras, 850
que no fue la intención mía
de burlarme con las veras.
Hoy a los dos os oí
lo que había de hacer allí
Benita, en cabello puesta, 855
y, por gozar de la fiesta,
vine, señores, aquí.
Nombréme, y ella acudió
al reclamo, como quien,
del primer nombre que oyó, 860
de su gusto y de su bien
indicio claro tomó;
que la vana hechicería
que la noche antes del día
de San Juan usan doncellas, 865
hace que se muestren ellas
de liviana fantasía.
Pascual ¿Para qué te dio esta cinta?
Sacristán Para que me la pusiese,
y conocer por su pinta 870
quién yo era, cuando fuese
ya la luz clara y distinta.
Benita ¿Para qué a tantas preguntas
te alargas, Pascual? ¿Barruntas
mal de mí? Mas no lo dudo, 875
porque, en mi daño, de agudo
siempre he visto que despuntas.
Pascual Así con esa verdad
se te arranque el alma, ingrata,
sospechosa en la amistad, 880
que con más llaneza trata
que vio la sinceridad.
Los álamos de aquel río,
que con el cuchillo mío
tienen grabado tu nombre, 885
te dirán si yo soy hombre
de buen proceder vacío.
Pedro Yo soy testigo, Benita,
que no hay haya en aquel prado
donde no te vea escrita, 890
y tu nombre coronado
que tu fama solicita.
Pascual ¿Y en qué junta de pastores
me has visto que los loores
de Benita no alce al cielo, 895
descubriendo mi buen celo
y encubriendo mis amores?
¿Qué almendro, guindo o manzano
has visto tú que se viese
en dar su fruto temprano 900
que por la mía no fuese
traído a tu bella mano
antes que las mismas aves
le tocasen? Y aun tú sabes
que otras cosas por ti he hecho 905
de tu honra y tu provecho,
dignas de que las alabes.
Y en los árboles que ahora
vendrán a enramar tu puerta,
verás, crüel matadora, 910
cómo en ellos se vee cierta
la gran fe que en mi alma mora.
Aquí verás la verbena,
de raras virtudes llena,
y el rosal, que alegra al alma, 915
y la vitoriosa palma,
en todos sucesos buena.
Verás del álamo erguido
pender la delgada oblea,
y del valle aquí traído, 920
para que en tu puerta sea
sombra al sol, gusto al sentido.
Benita No hayas miedo me provoque
tu arenga a que yo te toque
la mano, encuentro amoroso, 925
porque no ha de ser mi esposo
quien no se llamare Roque.
Pedro Tú tienes mucha razón;
pero el remedio está llano
con toda satisfación, 930
porque nos le da en la mano
la santa Confirmación.
Puede Pascual confirmarse,
y puede el nombre mudarse
de Pascual en Roque, y luego, 935
con su gusto y tu sosiego,
puede contigo casarse.
Benita Dese modo, yo lo aceto.
Sacristán ¡Gracias a Dios que me veo
libre de tan grande aprieto! 940
Pedro Que has hecho un gallardo empleo,
Benita, yo te prometo,
porque aquel refrán que pasa
por gente de buena masa,
que es discreto determino: 945
"Al hijo de tu vecino,
límpiale y métele en casa".
Benita Ponte ese listón, Pascual,
y en parte do yo le vea.
Pascual Pienso hacer dél el caudal 950
que hace de su librea
Iris, arco celestial.
Espérate, que ya suena
la música que se ordena
para el traer de los ramos. 955
Pedro Con gusto aquí la esperamos.
Benita Ella venga en hora buena.
Suena dentro todo género de música y
su gaita zamorana. Salen todos los que pudieren con ramos, principalmente Clemente, y los músicos entran cantando esto:
[Músicos]
Niña, la que esperas
en reja o balcón,
advierte que viene 960
tu polido amor.
Noche de San Juan,
el gran Precursor,
que tuvo la mano
más que de reloj, 965
pues su dedo santo
tan bien señaló,
que nos mostró el día
que no anocheció;
muéstratenos clara, 970
sea en ti el albor
tal, que perlas llueva
sobre cada flor;
y en tanto que esperas
a que salga el sol, 975
di[r]ás a mi niña
en suave son:
Niña, la que esperas,&c.
Dirás a Benita
que Pascual, pastor, 980
guarda los cuidados
de tu corazón;
y que de Clemencia
el que es ya señor,
es su humilde esclavo, 985
con justa razón;
y a la que desmaya
en su pretensión,
tenla de tu mano,
no la olvides, non, 990
y dile callando,
o en erguida voz,
de modo que oiga
la imaginación:
Niña, la que esperas 995
en reja o balcón,
advierte que viene
tu polido amor.
Clemente Ello está muy bien cantado.
¡Ea!, enrámese este umbral 1000
por el uno y otro lado.
¿Qué haces aquí, Pascual,
de los dos acompañado?
Ayúdanos, y a Benita
con servicios solicita, 1005
enramándole la puerta:
que a la voluntad ya muerta
el servirla resucita.
Ese laurel pon aquí,
ese sauce a esotra parte, 1010
ese álamo blanco allí,
y entre todos tenga parte
el jazmín y el alhelí.
Haga el suelo de esmeraldas
la juncia, y la flor de gualdas 1015
le vuelva en ricos topacios,
y llénense estos espacios
de flores para guirnaldas.
Benita Vaya otra vez la música, señores,
que la escucha Clemencia; y tú, mi Roque, 1020
Quítase de la ventana.
haz que suene otra vez.
Pascual A mí me place,
confirmadora dulce hermosa mía.
Vuélvanse a repicar esas sonajas,
háganse rajas las guitarras, vaya
otra vez el floreo, y solenícese 1025
esta mañana en todo el mundo célebre,
pues que lo quiere así la gloria mía.
Clemente Cántese, y vamos, que se viene el día.
A la puerta puestos
de mis amores, 1030
espinas y zarzas
se vuelven flores.
El fresno escabroso
y robusta encina,
puestos a la puerta 1035
do vive mi vida,
verán que se vuelven,
si acaso los mira,
en matas sabeas
de sacros olores, 1040
y espinas y zarzas
se vuelven flores;
do pone la vista
o la tierna planta,
la yerba marchita 1045
verde se levanta;
los campos alegra,
regocija al alma,
enamora a siervos,
rinde a señores, 1050
y espinas y zarzas
se vuelven flores.
Éntranse cantando.
Salen Inés y Belica, gitanas, que las
podrán hacer las que han hecho Benita y
Clemencia.
Inés Mucha fantasía es ésa;
Belilla, no sé qué diga:
o tú te sueñas condesa, 1055
o que eres del rey amiga.
Belica De que sea sueño me pesa.
Inés, no me des pasión
con tanta reprehensión;
déjame seguir mi estrella. 1060
Inés Confiada en que eres bella,
tienes tanta presunción.
Pues mira que la hermosura
que no tiene calidad,
raras veces aventura. 1065
Belica Confírmase esa verdad
muy bien con mi desventura.
¡Oh cruda suerte inhumana!
¿Por qué a una pobre gitana
diste ricos pensamientos? 1070
Inés Aquel fabrica en los vientos
que a ver quién es no se allana.
Huye desas fantasías;
ven, y el baile aprenderás
que comenzaste estos días. 1075
Belica Inés, tú me acabarás
con tus estrañas porfías;
pero engáñaste en pensar
que tengo yo de guardar
tu gusto cual justa ley, 1080
y sólo ha de ser el rey
el que me ha de hacer bailar.
Inés Desa manera, Belilla,
que vengáis al hospital
no será gran maravilla: 1085
que hacer de la principal
no es para vuestra costilla.
¡Acomodaos, noramala,
a la cocina y la sala,
a bailar aquí y allí! 1090
Belica Aqueso no es para mí.
Inés ¿Pues qué? ¿El donaire y la gala,
el rumbo, el cer del tuzón,
derribando por el zuelo
el gitanezco blazón, 1095
levantado hasta el cielo
por nuestra honezta intención?
Antes te vea yo comida
de rabia, y antes rendida
a un gitano que te dome, 1100
o a un verdugo que te tome
de las espaldas medida.
¿Esto por ti se ha de ver?
¿Que no sea con gitano
gitana, mala mujer? 1105
Chico hoyo hagas temprano,
si es que tan mala has de ser.
Belica Mucho te alargas, Inés,
y, como simple, no ves
dónde mi intención camina. 1110
Inés Pues esta simple adivina
lo que tú verás después.
Salen Pedro y Maldonado.
Maldonado Esta que ves, Pedro hermano,
es la gitana que digo,
de parecer sobrehumano, 1115
cuya posesión me obligo
de entregártela en la mano.
Acaba, muda de traje,
y aprende nuestro lenguaje;
y, aun sin aprenderle, entiendo 1120
que has de ser gitano, siendo
cabeza de tu linaje.
Inés ¡Danoz una limoznica,
caballero atán garrido!
Maldonado ¡Deso el labrador se pica! 1125
¡Qué mal que le has conocido,
Inés!
Inés Pide tú, Belica.
Pedro Si ella pide, no habrá cosa,
por grande y dificultosa
que sea, que yo no haga, 1130
sin esperar otra paga
que el servir a una hermosa.
maldonado ¿No le rezpondes, ceñora?
Inés Ceñor conde, vez do viene
la viuda tan guardadora, 1135
que, puesto que mucho tiene,
máz guarda y máz atezora.
Entra una viuda labradora, que la
lleva un escudero labrador de la mano.
Inés Limozna, ceñora mía,
por la bendita María
y por zu Hijo bendito. 1140
Viuda De mí nunca lleva el grito
limosna, ni la porfía.
Mejor estará el servir
a vosotras, que os está
tan sin vergüenza el pedir. 1145
Escudero Va el mundo de suerte ya,
que no se puede sufrir.
Es vagamunda esta era;
no hay moza que servir quiera,
ni mozo que por su yerro 1150
no se ande a la flor del berro:
él sandio, y ella altanera.
Y esta gente infrutuosa,
siempre atenta a mil malicias,
doblada, astuta y mañosa, 1155
ni a la Iglesia da primicias,
ni al rey no le sube en cosa.
A la sombra de herreros
usan muchos desafueros,
y, con perdón sea mentado, 1160
no hay seguro asno en el prado
de los gitanos cuatreros.
Viuda Dejadlos, y caminad,
Llorente, que es algo tarde.
Éntranse Llorente y la viuda.
Belica Tómame esa caridad. 1165
No hagáis sino hacer alarde
de vuestra necesidad
de[l]ante de aquesta gente,
que no faltará un Llorente
como otro Gil que os persiga, 1170
y, sin que os dé nada, diga
palabras con que os afrente.
Maldonado ¿Veisla, Pedro? Pues es fama
que tiene diez mil ducados
junto a los pies de su cama, 1175
en dos cofres barreados
a quien sus ángeles llama.
Requiébrase así con ellos,
que pone su gloria en ellos,
y así, en vellos se desalma: 1180
que han de ser para su alma
lo que a Absalón sus cabellos.
Sólo a un ciego da un real
cada mes, porque le reza
las mañanas a su umbral 1185
oraciones que endereza
al eterno tribunal,
por si acaso sus parientes,
su marido y ascendientes
están en el purgatorio, 1190
haga el santo consistorio
de su gloria merecientes;
y con sola esta obra piensa
irse al cielo de rondón,
sin desmán y sin ofensa. 1195
Pedro Que yo la saque de [h]arón
mi agudo ingenio dispensa.
Informarte has, Maldonado,
de todos los que han pasado
deste mundo sus parientes, 1200
amigos y bien querientes,
hasta el siervo o paniaguado,
y tráemelo por escrito,
y verás cuán fácilmente
de su miseria la quito; 1205
y, a lo que soy suficiente,
a este embuste lo remito.
Maldonado Desde su tercer abuelo
hasta el postrer netezuelo
que de su linaje ha muerto, 1210
te trairé el número cierto,
sin que te discrepe un pelo.
Pedro Vamos, y verás después
lo que haré en aqueste caso
por el común interés. 1215
Maldonado ¿Dó encaminarás el paso,
Belica?
Belica Do querrá Inés.
Pedro Doquiera que le encamines,
tendrá por honrosos fines
tu estremado pensamiento. 1220
Belica Aunque fabrique en el viento,
Pedro, no te determines
a burlar de mi deseo,
que de lejos se me muestra
una esperanza en quien veo 1225
cierta luz tal, que me adiestra
y lleva al bien que deseo.
Pedro De tu rara hermosura
se puede esperar ventura
que la iguale. Ven, gitana, 1230
por quien nuestra edad se ufana
y en sus glorias se asegura.
Salen un alguacil, y Martín Crespo,
el alcalde, y Sancho Macho, el regidor.
Alcalde Digo, señor alguacil,
que un mozo que se me fue,
de ingenio agudo y sotil, 1235
de tronchos de coles sé
que hiciera invenciones mil;
y él me aconsejó que hiciese,
si por dicha el rey pidiese
danzas, una de tal modo, 1240
que se aventajase en todo
a la que más linda fuese.
Dijo que el llevar doncellas
era una cosa cansada,
y que el rey no gusta dellas, 1245
por ser danza muy usada
y estar ya tan hecho a vellas;
mas que por nuevos niveles
llevase una de donceles
como serranas vestidos; 1250
en pies y brazos ceñidos
multitud de cascabeles;
y ya tengo, a lo que creo,
veinte y cuatro así aprestados,
que pueden, según yo veo, 1255
ser sin vergüenza llevados
al romano coliseo.
Ya yo le enseñé los dos
de los mejores.
Alguacil Por Dios,
que la invención es muy buena. 1260
Sancho Lo que nuestro alcalde ordena,
es cosa rala entre nos,
y todo lo que él más sabe
de un su mozo lo aprendió
que fue de su ingenio llave; 1265
mas ya se fue y nos dejó,
que mala landre le acabe:
que así quedamos vacíos,
sin él, de ingenio y de bríos.
Alguacil ¿Tanto sabe?
Sancho Es tan astuto, 1270
que puede darle tributo
Salmón, rey de los judíos.
Alcalde Haga cuenta, en viendo aquéstos,
que los veinte y cuatro mira:
que todos son tan dispuestos, 1275
derechos como una vira,
sanos, gallardos y prestos.
Aquél que no es nada renco
se llama Diego Mostrenco;
el otro, Gil el Peraile; 1280
cada cual diestro en el baile
como gozquejo flamenco.
Tocándoles Pingarrón,
mostrarán bien su destreza
a compás de cualquier son, 1285
y alabarán la agudeza
de nuestra nueva invención.
Las danzas de las espadas
hoy quedarán arrimadas,
a despecho de hortelanos, 1290
envidiosos los gitanos,
las doncellas afrentadas.
¿No le pareció, señor,
muy bien el talle y el brío
de uno y otro danzador? 1295
Alguacil Si juzgo al parecer mío,
nunca vi cosa peor;
y temo que, si allá vais,
de tal manera volváis,
que no acertéis el camino. 1300
Alcalde Tocado, a lo que imagino,
señor, de la envi[di]a estáis.
Pues en verdad que hemos de ir
con veinte y cuatro donceles
como aquéllos, sin mentir, 1305
porque invenciones noveles,
o admiran o hacen reír.
Alguacil Yo os lo aviso; queda en paz.
Vase el alguacil.
Sancho Alcalde, tu gusto haz,
porque verás por la prueba 1310
que esta danza, por ser nueva,
dará al rey mucho solaz.
Alcalde No lo dudo. Venid, Sancho,
que ya el corazón ensancho,
do quepan los parabienes 1315
de la danza.
Sancho Razón tienes:
que has de volver hueco y ancho.
Éntranse.
Salen dos ciegos, y el uno Pedro de
Urdemalas; arrímase el primero a una
puerta, y Pedro junto a él, y pónese la
viuda a la ventana.
Ciego Ánimas bien fortunadas
que en el purgatorio estáis,
de Dios seáis consoladas, 1320
y en breve tiempo salgáis
desas penas derramadas,
y, como un trueno,
baje a vos el ángel bueno
y os lleve a ser coronadas. 1325
Pedro Ánimas que desta casa
partistes al purgatorio,
ya en sillón, ya en silla rasa,
del divino consistorio
os venga al vuestro sin tasa, 1330
y en un vuelo
el ángel os lleve al cielo,
para ver lo que allá pasa.
Ciego Hermano, vaya a otra puerta,
porque aquesta casa es mía, 1335
y en rezar aquí no acierta.
Pedro Yo rezo por cortesía,
no por premio, cosa es cierta,
y así, puedo
rezar doquiera, sin miedo 1340
de pendencia ni reyerta.
Ciego ¿Es vistoso, ciego honrado?
Pedro Estoy desde que nací
en una tumba encerrado.
Ciego Pues yo en algún tiempo vi; 1345
pero ya, por mi pecado,
nada veo,
sino lo que no deseo,
que es lo que vee un desdichado.
¿Sabrá oraciones abondo? 1350
Pedro Porque sé que sé infinitas,
aquesto, amigo, os respondo,
que a todos las doy escritas,
o a muy pocos las escondo.
Sé la del Ánima sola, 1355
y sé la de San Pancracio,
que nadie cual ésta viola;
la de San Quirce y Acacio,
y la de Olalla española,
y otras mil, 1360
adonde el verso sotil
y el bien decir se acrisola;
las de los Auxiliadores
sé también, aunque son treinta,
y otras de tales primores, 1365
que causo envidia y afrenta
a todos los rezadores,
porque soy,
adondequiera que estoy,
el mejor de los mejores. 1370
Sé la de los sabañones,
la de curar la tericia
y resolver lamparones,
la de templar la codicia
en avaros corazones; 1375
sé, en efeto,
una que sana el aprieto
de las internas pasiones,
y otras de curiosidad.
Tantas sé, que yo me admiro 1380
de su virtud y bondad.
Ciego Ya por saberlas suspiro.
Viuda Hermano mío, esperad.
Pedro ¿Quién me llama?
Ciego Según la voz, es el ama 1385
de la casa, en mi verdad.
Ella es estrecha, aunque rica,
y sólo a mandar rezar
es a lo que más se aplica.
Pedro Pícome yo de callar 1390
con quien al dar no se pica:
que esté mudo
a sus demandas no dudo
si no lo paga y suplica.
Sale la viuda.
Viuda Puesta en aquella ventana, 1395
he escuchado sus razones
y su profesión cristiana,
y las muchas oraciones
con que tantos males sana;
y querría me hiciese 1400
placer que algunas me diese
de las que le pediría,
dejando a mi cortesía
el valor del interese.
Pedro Si despide a esotro ciego, 1405
yo le diré maravillas.
Viuda Pues yo le despido luego.
Pedro Señora, no he de decillas
ni por dádivas ni ruego.
Viuda Váyase, y venga después, 1410
amigo.
Ciego Vendré a las tres,
a rezar lo cuotidiano.
Viuda En buen hora.
Ciego Adiós, hermano,
ciego, o vistoso, o lo que es;
y si es que se comunica, 1415
sepa mi casa, y verá
que, aunque pobre, ruin y chica,
sin duda en ella hallará
una voluntad muy rica;
y la alegre posesión 1420
de un segoviano doblón
gozará liberalmente,
si nos da, de su torrente,
ya milagro, o ya oración.
Pedro Está bien; yo acudiré 1425
a saber la casa honrada
tan llena de amor y fe,
y pagaré la posada
con lo que le enseñaré.
Cuarenta milagros tengo 1430
con que voy y con que vengo
por dondequiera a mi paso,
y alegre la vida paso
y como un rey me mantengo.
Éntrase el ciego.
Mas tú, señora Marina, 1435
Sánchez en el sobrenombre,
a mi voz la oreja inclina,
y atenta escucha de un hombre
una embajada divina.
Las almas de purgatorio 1440
entraron en consistorio,
y ordenaron las prudentes
que les fuese a sus parientes
su insufrible mal notorio.
Hicieron que una tomase, 1445
de gran prudencia y consejo,
para que lo efetuase,
cuerpo de un honrado viejo,
y así al mundo se mostrase,
y diéranle una instrucción 1450
y una larga relación
de lo que tiene de hacer
para que puedan tener,
o ya alivio, o ya perdón;
y está ya cerca de aquí 1455
esta alma, en un cuerpo honesto,
y anciano, cual yo le vi,
y sobre un asno trae puesto
el cerro de Potosí.
Viene lleno de doblones 1460
que le ofrecen a montones
los parientes de las almas
que en las tormentas sin calma[s]
padecen graves pasiones.
En oyendo que en su lista
hay alma que en purgatorio
con duras penas se atrista,
no hay talego, ni escritorio,
ni cofre que se resista.
Hasta los gatos guardados, 1470
de rubio metal preñados,
por librarla de tormentos,
descubren allí contentos
sus partos acelerados.
Esta alma vendrá esta tarde, 1475
señora Marina mía,
a hacer de su lista alarde
ante ti; pero querría
que en secreto esto se guarde,
y que a solas la recibas
y que a darle te apercibas
lo que piden tus parientes
que moran en las ardientes
hornazas, de alivio esquivas.
Esto hecho, te asegura 1485
que te enseñará oración
con que aumentes tu ventura:
que esto ofrece en galardón
de aquella voluntad pura
que con él se muestra franca, 1490
y de su escondrijo arranca
hasta el menudo cuatrín
y queda, cual San Paulín,
como se dice, sin blanca.
Viuda ¿Que esa embajada me envía 1495
esa alma, ciego bendito?
Pedro Y toda de vos se fía,
y se remite a lo escrito
de vuestra genealogía.
Viuda ¿Cómo la conoceré 1500
cuando venga?
Pedro Yo haré
que tome casi mi aspeto.
Viuda ¡Oh, qué albricias te prometo!
¡Qué de cosas te daré!
Pedro En las cosas semejantes 1505
es bien gastar los dineros
guardados de tiempos antes;
los ayunos verdaderos,
y espaldas diciplinantes,
todo se ha de aventurar 1510
sólo por poder sacar
a un alma de su pasión,
y llevarla a la región
donde no mora el pesar.
Viuda Ve en paz, y dile a ese anciano 1515
que tan alegre le espero,
que en verle pondré en su mano
mi alma, que es el dinero,
con pecho humilde y cristiano:
que, aunque soy un poco escasa, 1520
me afligiré en ver que pasa
alma de pariente mío,
según dicen, fuego y frío,
éste o aquél muy sin tasa.
Pedro Tu fama a la de Leandro 1525
exceda, y jamás se tizne
tu pecho de otro Alejandro;
antes, cante dél un cisne
en las aguas de Meandro;
a los hiperbóreos montes 1530
pase, al cielo te remontes,
y allá te subas con ella,
y otra no encierren cual ella
nuestros corvos horizontes.
Éntranse los dos.
Salen Maldonado y Belica.
Maldonado Mira, Belica: éste es hombre 1535
que te sacará del lodo,
de grande ingenio y gran nombre,
tan discreto y presto en todo,
que es forzoso que te asombre.
Quiérese volver gitano 1540
por tu amor, y dar de mano
a otra cualquier pretensión:
considera si es razón
que le muestres pecho llano.
Él será el mejor cuatrero, 1545
según que me lo imagino,
que habrá visto el mundo entero,
solo, raro y peregrino
en las trazas de embustero;
porque en una que ahora intenta 1550
ha sacado en limpia cuenta
que ha de ser único en todas.
Belica Fácilmente te acomodas
a tu gusto y a mi afrenta.
¿No se te ha ya traslucido 1555
que el que a grande no me lleve
no es para mí buen partido?
Maldonado No hay cosa en que más se pruebe
que careces de sentido,
que en esa tu fantasía, 1560
fundada en la lozanía
de tu juventud gallarda,
que en marchitarse no tarda
lo que el sol corre en un día.
Quiero decir que es locura 1565
manifiesta, clara y llana,
pensar que la hermosura
dura más que la mañana,
que con la noche se oscura;
y a veces es necedad 1570
el pensar que la beldad
ha de ofrecer gran marido,
siendo por mejor tenido
el que ofrece la igualdad.
Así que, gitana loca, 1575
pon freno al grande deseo
que te ensalza y que te apoca,
y no busques por rodeo
lo que en nada no te toca.
Cásate, y toma tu igual, 1580
porque es el marido tal
que te ofrezco, que has de ver
que en él te vengo a ofrecer
valor, ser, honra y caudal.
Entra Pedro, ya como gitano.
Pedro ¿Qué hay, amigo Maldonado? 1585
Maldonado Una presunción, de suerte
que a mí me tiene admirado:
veo en lo flaco lo fuerte,
en un bajo un alto estado;
veo que esta gitanilla, 1590
cuanto su estado la humilla,
tanto más levanta el vuelo,
y aspira a tocar el cielo
con locura y maravilla.
Pedro Déjala, que muy bien hace, 1595
y no la estimes en menos
por eso: que a mí me aplace
que con soberbios barrenos
sus máquinas suba y trace.
Yo también, que soy un leño, 1600
príncipe y papa me sueño,
emperador y monarca,
y aún mi fantasía abarca
de todo el mundo a ser dueño.
Maldonado Con la viuda, ¿cómo fue? 1605
Pedro Está en un punto la cosa,
mejor de lo que pensé.
Ella será generosa,
o yo Pedro no seré.
Pero, ¿qué gente es aquesta 1610
tan de caza y tan de fiesta?
Maldonado El rey es, a lo que creo.
Belica Hoy subirá mi deseo
de amor la fragosa cuesta:
Entra el Rey con un criado, Silerio, y
todos de caza.
hoy a todo mi contento 1615
he de apacentar mis ojos,
y al alma dar su sustento,
gozando de los despojos
que me ofrece el pensamiento
y la vista.
Maldonado Yo imagino 1620
que tu grande desatino
en gran mal ha de parar.
Belica Mal se puede contrastar
a las fuerzas del destino.
Rey ¿Vistes pasar por aquí 1625
un ciervo, decid, gitanos,
que va herido?
Belica Señor, sí;
atravesar estos llanos,
habrá poco que le vi;
lleva en la espalda derecha 1630
hincada una gruesa flecha.
Rey Era un pedazo de lanza.
Belica El huir y hacer mudanza
de lugares no aprovecha
al que en las entrañas lleva 1635
el hierro de amor agudo,
que hasta en el alma se ceba.
Maldonado Ésta dará, no lo dudo,
de su locura aquí prueba.
Rey ¿Qué decís, gitana hermosa? 1640
Belica Señor, yo digo una cosa:
que el Amor y el cazador
siguen un mismo tenor
y condición rigurosa.
Hiere el cazador la fiera, 1645
y, aunque va despavorida,
huyendo en larga carrera,
consigo lleva la herida,
puesto que huya dondequiera;
hiere Amor el corazón 1650
con el dorado harpón,
y el que siente el parasismo,
aunque salga de sí mismo,
lleva tras sí su pasión.
Rey Gitana tan entendida 1655
muy pocas veces se ve.
Belica Soy gitana bien nacida.
Rey ¿Quién es tu padre?
Belica No sé.
Maldonado Señor, es una perdida:
dice dos mil desvaríos, 1660
tiene los cascos vacíos,
y llena la necedad
de una cierta gravedad
que la hace tomar bríos
sobre su ser.
Belica Sea en buen hora; 1665
loca soy por la locura
que en vuestra ignorancia mora.
Silerio ¿Sabéis la buenaventura?
Belica La mala nunca se ignora
de la humilde que levanta 1670
su deseo a alteza tanta,
que sobrepuja a las nubes.
Silerio Pues, ¿por qué tanto la subes?
Belica No es mucho: a más se adelanta.
Rey ¡Donaire tienes!
Belica Y tanto, 1675
que, fiada en mi donaire,
mis esperanzas levanto
sobre la región del aire.
Silerio ¡Risa causas!
Rey Y aun espanto.
¡Vamos! ¡Mal haya quien tiene 1680
quien sus gustos le detiene!
Silerio Por la reina dice aquesto.
Belica No es bien el que viene presto,
si para partirse viene.
Éntrase el rey y Silerio.
Pedro Mira, Belica: yo atino 1685
que en poner en ti mi amor
haré un grande desatino,
y así, me será mejor
llevar por otro camino
mis gustos. Voy, Maldonado, 1690
a efetuar lo trazado,
para que la viuda estrecha
se vea una copia hecha
del cuerno que está nombrado;
voime a vestir de ermitaño, 1695
con cuyo vestido honesto
daré fuerzas a mi engaño.
Maldonado Ve donde sabes, que puesto
te dejé el vestido estraño.
Éntrase Pedro. Sale el alguacil,
comisario de las danzas.
Alguacil ¿Quién es aquí Maldonado? 1700
Maldonado Yo, mi señor.
Alguacil Guárdeos Dios.
Belica Alguacil y bien criado,
¡milagro! Nunca sois vos
de la aldea.
Maldonado Has acertado,
porque es de Corte, sin duda. 1705
Alguacil Es menester que se acuda
con una danza al palacio
del bosque.
Maldonado Dennos espacio.
Alguacil Sí harán: que el rey se muda
del monesterio do está, 1710
de aquí a dos días, a él.
Maldonado Como lo mandas se hará.
Belica ¿Viene la reina con él?
Alguacil ¿Quién lo duda? Sí vendrá.
Belica ¿Y es todavía celosa, 1715
como suele, y rigurosa?
Alguacil Dicen que sí: no sé nada.
Belica ¿No la hacen confiada
el ser reina y ser hermosa?
Alguacil Turba el demasiado amor 1720
a los sentidos más altos,
de más prendas y valor.
Belica A Amor son los sobresaltos
muy anejos, y el temor.
Alguacil Tan moza, ¿y eso sabéis? 1725
Apostaré que tenéis
el alma en su red envuelta.
Voime, que he de dar la vuelta
por aquí. No os descuidéis,
Maldonado, en que sea buena 1730
la danza, porque no hay pueblo
que hacer la suya no ordena.
Maldonado Todo mi aprisco despueblo;
ella irá de galas llena.
Éntrase el alguacil.
Salen Silerio, el criado del rey, y Inés,
la gitana.
Silerio ¿Que tan arisca es la moza? 1735
Inés Eslo, señor, de manera
que de nonada se altera,
y se enoja y alboroza;
cierta fantasía reina
en ella, que nos enseña, 1740
o que lo es, o que se sueña
que ha de ser princesa o reina;
no puede ver a gitanos
y usa con ellos de estremos.
Silerio Pues agora le daremos 1745
do pueda llenar las manos,
pues la quiere ver el rey
con amorosa intención.
Inés En las leyes de afición
no guarda ninguna ley. 1750
Aunque quizá, como es alta
y subida en pensamientos,
hallará que a sus intentos
un rey no podrá hacer falta.
Yo, a lo menos, de mi parte 1755
haré lo que me has mandado,
y le daré tu recado,
no más de por contentarte.
Silerio Pudiérase usar la fuerza
antes aquí que no el ruego. 1760
Inés Gusto con desasosiego,
antes mengua que se esfuerza.
Mas llevaremos la danza,
y hablarémonos después;
que la escala de interés 1765
hasta las nubes alcanza.
Silerio Encomiéndote otra cosa,
que importa más a este efeto.
Inés ¿Qué encomiendas?
Silerio El secreto;
porque es la reina celosa; 1770
y con la menor señal
que vea de su disgusto,
turbará del rey el gusto,
y a nosotros vendrá mal.
Inés Váyase, que viene allí 1775
nuestr[o] conde.
Silerio Sea en buen hora,
y humíllese esa señora;
yo haré lo que fuere en mí.
Vase Silerio. Entran Maldonado y
Pedro, de ermitaño.
Pedro Aunque yo pintara el caso,
no me saliera mejor. 1780
Maldonado Brunelo, el grande embaidor,
ante ti retire el paso.
Con tan grande industria mides
lo que tu ingenio trabaja,
que te ha de dar la ventaja, 1785
fraudador de los ardides.
Libre de deshonra y mengua
saldrás en toda ocasión,
siendo en el pecho Sinón,
Demóstenes en la lengua. 1790
Inés Señor conde, el rey aguarda
nuestra danza aquesta tarde.
Pedro Haga, pues, Belica alarde
de mi rica y buena andanza;
púlase y échese el resto 1795
de la gala y hermosura.
Inés Quizá forjas su ventura,
famoso Pedro, en [a]questo.
A ensayar la danza vamos,
y a vestirnos de tal modo, 1800
que se admire el pueblo todo.
Pedro Bien dices, y ya tardamos.
Éntranse todos.
Salen el rey y Silerio.
Silerio Digo, señor, que vendrá
en la danza ahora, ahora.
Rey Mi deseo se empeora, 1805
pasa de lo honesto ya;
más me pide que pensé,
y ya acuso la tardanza,
pues la propincua esperanza
fatiga, y crece la fe. 1810
A los ojos la hurtarás
de la reina.
Silerio Haré tu gusto.
Rey Dirás cómo desto gusto,
y aun otras cosas dirás,
con que acuses mi deseo 1815
allá en tu imaginación.
Silerio Si Amor guardara razón,
fuera aquéste devaneo;
pero, como no la guarda,
ni te culpo, ni desculpo. 1820
Rey Conozco el mal, y me culpo,
aunque con disculpa tarda
y floja.
Silerio La reina viene.
Rey Mira que estés prevenido,
y tan sagaz y advertido 1825
como a mi gusto conviene;
porque esta mujer celosa
tiene de lince los ojos.
Silerio Hoy gozarás los despojos
de la gitana hermosa. 1830
Entra la reina.
Reina Señor, ¿sin mí? ¿Cómo es esto?
No sé qué diga, en verdad.
Rey Alegra la soledad
deste fresco hermoso puesto.
Reina ¿Y enfada mi compañía? 1835
Rey Eso no es bien que digáis,
pues con ella levantáis
al cielo la suerte mía.
Reina Cualquiera cosa me asombra
y enciende, y crece el deseo 1840
si no os veo, o si no veo
de vuestro cuerpo la sombra;
y, aunque esto es impertinencia,
si conocéis que el amor
me manda como señor, 1845
con gusto tendréis paciencia.
Silerio Las danzas vienen, señores,
que dellas el son se ofrece.
Suena el tamboril.
Rey Verémoslas, si os parece,
entre estas rosas y flores: 1850
que el sitio es acomodado,
espacioso y agradable.
Reina Sea ansí.
Entran Crespo, el alcalde, y Tarugo,
el regidor.
Alcalde ¿Que no le hable?
Tenéislo muy mal pensado.
Voto a tal, que he de quejarme 1855
al rey de aquesta solencia.
Tarugo Aquí está su reverencia,
Crespo.
Alcalde ¿Queréis engañarme?
¿Cuál es?
Rey Yo soy. ¿Qué os han hecho,
buen hombre?
Alcalde No sé qué diga. 1860
Han burlado mi fatiga,
y nuestra danza deshecho,
vuestros pajes, que los vea
erguidos en Peralvillo.
Sé sentillo, y no decillo; 1865
¿qué más mal queréis que sea?
Veinte y cuatro doncellotes,
todos de tomo y de lomo,
venían. Yo no sé cómo
no os da el rey dos mil azotes, 1870
pajes, que sois la canalla
más mala que tiene el suelo.
Digo, pues, que, con mi celo,
que es bueno el que en mí se halla,
aquestos tantos donceles 1875
junté, como soy alcalde,
para serviros de balde,
con barbas y cascabeles.
No quise traer doncellas,
por ser danza tan usada, 1880
sino una cascabelada
de mozos parientes dellas;
y, apenas vieron sus trajes,
al galán uso moderno,
cuando todo el mismo infierno 1885
se revistió en vuestros pajes,
y con trapajo y con lodo
tanta carga les han dado,
que queda desbaratado
el danzante escuadrón todo. 1890
Han sobajado al mejor
penuscón de danzadores
que en estos alrededores
vio príncipe ni señor.
Reina Pues volvedlos a juntar, 1895
que yo haré que el rey espere.
Tarugo Aunque vuelva el que quisiere,
no se podrá rodear,
porque van todos molidos
como cibera y alheña, 1900
de mojicón, ripio y leña
largamente proveídos.
Reina ¿No traeréis uno siquiera,
porque gustaré de velle?
Tarugo Veré si puedo traelle. 1905
Alcalde Advertid que el rey espera,
Tarugo, y si no está Renco
tan malo como le vi,
traed, si es posible, aquí
a mi sobrino Mostrenco, 1910
que en él echará de verse
cuáles los otros serían.
¡Oh, cuántos pajes se crían
en Corte para perderse!
Pensé que por ser del rey, 1915
y tan bien nacidos todos,
usarían de otros modos
de mejor crianza y ley;
pero cuatro pupilajes
de cuatro universidades, 1920
no encierran tantas ruindades
como saben vuestros pajes.
Las burlas que nos han hecho
descubren con sus ensayos
que traen cruces en los sayos 1925
y diablos dentro del pecho.
Vuelve Tarugo, y trae consigo a Mostrenco, tocado a papos, con un tranzado
que llegue hasta las orejas, saya de bayeta
verde guarnecida de amarillo, corta a la
rodilla, y sus polainas con cascabeles,
corpezuelo o camisa de pechos; y, aunque
toque el tamboril, no se ha de mover de un
lugar.
Tarugo A Mostrenco traigo; helo,
Crespo.
Alcalde Pingarrón, tocad;
que la buena majestad
en él verá nuestro celo 1930
Toca.
y nuestro ingenio lozano.
Menéate, majadero,
o hazte de rogar primero,
como músico o villano.
¡Hola! ¿A quién digo? Sobrino, 1935
danza un poco, ¡pese a mí!
Tarugo El diablo nos trujo aquí,
según que ya lo adivino.
¡Yérguete, cuerpo del mundo!
Gínchale.
Alcalde ¡Oh pajes de Satanás! 1940
Reina Ni le roguéis ni deis más.
Alcalde Hoy nos echas al profundo
con tu terquedad.
Mostrenco No puedo
menearme, ¡por San Dios!
Silerio ¡Qué tierno doncel sois vos! 1945
Tarugo ¿Qué tienes?
Mostrenco Quebrado un dedo
del pie derecho.
Rey Dejadle,
y a vuestro pueblo os volved.
Alcalde Si es que me ha de hacer merced,
de Junquillos soy alcalde; 1950
y si castiga a sus pajes,
otra danza le traeremos
que pase a todos estremos
en la invención y los trajes.
Éntranse Tarugo, alcalde, y Mostrenco.
Reina El alcalde es estremado. 1955
Rey Y la danza bien vestida.
Reina Bien platicada y reñida,
y el premio bien esperado.
Silerio Ésta es la de las gitanas
que viene.
Reina Pues suelen ser 1960
muchas de buen parecer
y de su traje galanas.
Rey Que tiemble de una gitana
un rey, ¡qué gran poquedad!
Silerio Verá vuestra majestad, 1965
entre éstas, una galana
y hermosa sobremanera,
y sobremanera honesta.
Rey ¡Caro el mirarla me cuesta!
Reina ¿No llegan? ¿A qué se espera? 1970
Entran los músicos, vestidos a lo gitano; Inés y Belica y otros dos muchachos,
de gitanos, y en vistir a todas, principalmente a Belica, se ha de echar el resto;
entra asimismo Pedro, de gitano, y Maldonado; han de traer ensayadas dos mudanzas y su tamboril.
Pedro Vuestros humildes gitanos,
majestades que Dios guarde,
hacemos vistoso alarde
de nuestros bríos lozanos.
Quisiéramos que esta danza 1975
fuera toda de brocado;
mas el poder limitado
es muy poco lo que alcanza.
Mas, con todo, mi Belilla,
con su donaire y sus ojos, 1980
os quitará mil enojos,
dándoos gusto y maravilla.
¡Ea, gitanas de Dios,
comenzad, y sea en buen pie!
Reina Bueno es el gitano, a fe. 1985
Maldonado Id delantera las dos.
Pedro ¡Ea, Belica, flor de abril;
Inés, bailadora ilustre,
que podéis dar fama y lustre
a esta danza y a otras mil! 1990
Bailan.
¡Vaya el voladillo apriesa!
¡No os erréis; guardad compás!
¡Qué desvaída que vas,
Francisquilla! ¡Ea, Ginesa!
Maldonado Largo y tendido el cruzado, 1995
y tomen los brazos vuelo.
Si ésta no es danza del cielo,
yo soy asno enalbardado.
Pedro ¡Ea, pizpitas ligeras
y andarríos bulliciosos, 2000
llevad los brazos airosos
y las personas enteras!
Maldonado El oído en las guitarras,
y haced de azogue los pies.
Pedro ¡Por San; buenas van las tres! 2005
Maldonado Y aun las cuatro no van malas.
Pero Belica es estremo
de donaire, brío y gala.
Pedro Como no bailan en sala,
que tropiecen cuido y temo. 2010
Cae Belica junto al rey.
¿No lo digo yo? Belilla
ha caído junto al rey.
Rey Que os alce yo es justa ley,
nueva octava maravilla;
y entended que con la mano 2015
os doy el alma también.
Reina Ello se ha hecho muy bien;
andado ha el rey cortesano.
¡Bien su majestad lo allana,
y la postra por el suelo, 2020
pues levanta hasta su cielo
una caída gitana!
Belica Mostró en esto su grandeza,
pues casi fuera impiedad
que junto a su majestad 2025
nadie estuviera en bajeza;
y no se pudo ofender
su grandeza en esto en nada,
pues majestad confirmada
no puede desfallecer; 2030
y, en cierta manera, creo
que cabe en la suerte mía
que me hagan cortesía
los reyes.
Reina Ya yo lo veo.
¿Que ese privilegio tiene 2035
la hermosura?
Rey ¡Ea, señora,
no turbéis la justa ahora,
porque alegra y entretiene!
Reina Apriétanme el corazón
esas palabras livianas. 2040
Llevad aquestas gitanas
y ponedlas en prisión:
que es la belleza tirana,
y a cualquier alma conquista,
y está su fuerza en ser vista. 2045
Rey ¿Celos te da una gitana?
Cierto que es terrible cosa
e insufrible de decir.
Reina Pudiérase eso decir,
a no ser ésta hermosa, 2050
y a ser vuestra condición
de rey; pero no es así.
Llevádmelas ya de ahí.
Silerio ¡Estraña resolución!
Inés Señora, así el pensamiento 2055
celoso no te fatigue,
ni hacer hazañas te obligue
que no lleven fundamento.
Que a solas quieras oírme
un poco que te diré, 2060
y en ello no intentaré
de tu prisión eximirme.
Reina A mi estancia las llevad;
pero traedlas tras mí.
Éntranse la reina y las gitanas.
Rey Pocas veces celos vi 2065
sin tocar en crüeldad.
Silerio Una sospecha me afana,
señor, por lo que aquí veo,
y es que di de tu deseo
noticia a aquella gitana 2070
que a la reina quiere hablar
en secreto, y es razón
temer que de tu intención
larga cuenta querrá dar.
Rey En mi dolor tan acerbo, 2075
no me queda qué temer,
pues no puede negro ser
más que sus alas el cuervo.
Venid, y daremos orden
cómo se tiemple en la reina 2080
la furia que en ella reina,
la confusión y desorden.
Éntranse el rey y Silerio.
Pedro ¡Bien habemos negociado,
gustando vos del oficio!
Maldonado Digo que pierdo el juïcio, 2085
y estoy como embelesado.
Belica presa, e Inés
con la reina quiere hablar.
¡Mucho me da que pensar!
Pedro Y aun que temer.
Maldonado Así es. 2090
Pedro Yo, a lo menos, el suceso
no pienso esperar del caso:
que a compás retiro el paso
del gitanesco progreso.
Un bonete reverendo 2095
y el eclesiástico brazo
sacarán deste embarazo
mi persona, a lo que entiendo.
¡Adiós, Maldonado!
Maldonado Espera.
¿Qué quieres hacer?
Pedro No, nada; 2100
la suerte tengo ya echada,
y tengo sangre ligera.
No me detendrán aquí
con maromas y con sogas.
Maldonado En muy poca agua te ahogas. 2105
Nunca pensé tal de ti;
antes, pensé que tenías
ánimo para esperar
un ejército.
Pedro Es hablar:
otras son las fuerzas mías. 2110
Aún no me has bien conocido;
pues entiende, Maldonado,
que ha de ser el hombre honrado
recatado, y no atrevido;
y es prudencia prevenir 2115
el peligro. Queda en paz.
Maldonado Sin porqué temes; mas haz
tu gusto.
Pedro Yo sé decir
que es razón que aquí se tema:
que las iras de los reyes 2120
pasan términos y leyes,
como es su fuerza suprema.
Maldonado Si así es, vámonos luego,
que nos estará mejor.
Músicos Todos tenemos temor, 2125
Maldonado.
Maldonado No lo niego.
Éntranse todos.
Sale Pedro, como ermitaño, con tres o
cuatro taleguillos de anjeo llenos de arena
en las mangas.
Pedro Ya está la casa vecina
de aquella viuda dichosa,
digo de aquella Marina
Sánchez, que, por generosa, 2130
al cielo el alma encamina;
Marina, a la ventana.
ya su marido, Vicente
del Berrocal, fácilmente
saldrá de la llama horrenda,
en cuanto Marina entienda 2135
que yace en ella doliente;
su hijo, Pedro Benito,
amainará desde luego
el alto espantoso grito
con que se queja en el fuego 2140
que abrasa el negro distrito;
dejará de estar mohíno
Martinico, su sobrino,
el del lunar en la cara,
viendo que se le prepara 2145
de la gloria el real camino.
Viuda Padre, espere, que ya abajo,
y perdone si le doy
en el esperar trabajo.
Quítase de la ventana y baja.
Pedro Gracias a los cielos doy, 2150
que me luce si trabajo;
gracias doy a quien me ha hecho
entrar en aqueste estrecho,
donde, sin temor de mengua,
me ha de sacar esta lengua 2155
con honra, gusto y provecho.
Memoria, no desfallezcas,
ni por algún acidente
silencio a la lengua ofrezcas;
antes, con modo prudente, 2160
ya me alegres, ya entristezcas,
en los semblantes me muda
que con aquesta vïuda
me acrediten, hasta tanto
que la dejen, con espanto, 2165
contenta, pero desnuda.
Entra la viuda.
Viuda Padre, déme aquesos pies.
Pedro Tente, honrada labradora;
no me toques. ¿Tú no ves
que adonde la humildad mora 2170
pierde el honor su interés?
Las almas que están en penas,
de todo contento ajenas,
aunque más las soliciten,
las ceremonias no admiten 2175
de que están las cortes llenas.
Más les importa una misa
que cuatro mil besamanos,
y esto tu padre te avisa,
y esos tratos cortesanos 2180
tenlos por cosa de risa.
Pero, en tanto que te doy
cuenta, amiga, de quién soy,
guárdame aqueste talego,
y estotro del nudo ciego, 2185
con quien tan cargado voy.
Viuda Ya, señor, tengo noticia
de quién eres, y sé bien
que tu voluntad codicia
que en misericordia estén 2190
las almas y no en justicia.
Sé la honrada comisión
que tienes, y, en conclusión,
te suplico que me cuentes
cómo las de mis parientes 2195
tendrán descanso y perdón.
Pedro Vicente del Berrocal,
tu marido, con setenta
escudos de principal
ha de rematar la cuenta 2200
en mil bienes de su mal.
Pedro Benito, tu hijo,
saldrá de aquel escondrijo
con cuarenta y seis no más,
y con esto le darás 2205
un sin igual regocijo.
Tu hija, Sancha Redonda,
pide que a su voluntad
tu larga mano responda:
que es soga la caridad 2210
para aquella cueva honda.
Cincuenta y dos amarillos
pide, redondos, sencillos,
o ya veinte y seis doblados,
con que serán quebrantados 2215
de sus prisiones los grillos.
Martín y Quiteria están,
tus sobrinos, en un pozo,
padeciendo estrecho afán,
y desde allí con sollozo 2220
amargas voces te dan.
Diez doblones de a dos caras
piden que ofrezca en las aras
de la devoción divina,
pues que los tiene Marina 2225
entre sus cosas más caras.
Sancho Manjón, tu buen tío,
padece en una laguna
mucha sed y mucho frío,
y con llantos te importuna 2230
que des a su mal desvío.
Solos catorce ducados
pide, pero bien contados
y en plata de cuño nuevo,
y yo a llevarlos me atrevo 2235
sobre mis hombros cansados.
Viuda ¿Vistes allá, por ventura,
señor, a mi hermana Sancha?
Pedro Vila en una sepultura
cubierta con una plancha 2240
de bronce, que es cosa dura,
y al pasarle por encima,
dijo: ``Si es que te lastima
el dolor que aquí te llora,
tú, que vas al mundo agora, 2245
a mi hermana y a mi prima
dirás que en su voluntad
está el salir destas nieblas
a la inmensa claridad:
que es luz de aquestas tinieblas 2250
la encendida caridad.
Que apenas sabrá mi hermana
mi pena, cuando esté llana
a darme treinta florines,
por poner ella sus fines 2255
en ser cuerda, y no de lana''.
Infinitos otros vi,
tus parientes y criados,
que se encomiendan a ti,
cuáles hay de a dos ducados, 2260
cuáles de a maravedí;
y séte decir, en suma,
que, reducidos con pluma
y con tinta a buena cuenta,
a docientos y cincuenta 2265
escudos llega la suma.
No te azores, que ese saco
que te di a guardar primero,
si es que bien la cuenta saco,
me le dio un bodegonero, 2270
grande imitador de Caco,
no más de porque a su hija,
que entre rescoldo de hornija
yace en las hondas cavernas,
en sus delicadas piernas 2275
el fuego menos la aflija.
Un mozo de mulas fue
quien me dio el saco segundo
que en tus manos entregué,
gran caminador del mundo, 2280
malo, mas de buena fe.
De arenas de oro de Tíbar
van llenos, con que el acíbar
y amarguísimo trabajo
de las almas de allá abajo 2285
se ha de volver en almíbar.
¡Ea, pues, mujer gigante,
mujer fuerte, mujer buena;
nada se os ponga delante
para no aliviar la pena 2290
de toda ánima penante!
Desechad de la garganta
ese nudo que os quebranta,
y decid con voz serena:
``Haré, señor, cuanto ordena 2295
tu voz sonorosa y santa''.
Que, en entregando los numos
en estas groseras manos,
con gozos altos y sumos,
sus fuegos más inhumanos 2300
verás convertir en humos.
¿Qué será ver a deshora
que por la región del aire
va un alma zapateadora
bailando con gran donaire, 2305
de esclava hecha señora?
¡Qué de alabanzas oirás
por delante y por detrás,
ora vayas, ora estés,
de toda ánima cortés 2310
a quien hoy libertad das!
Vuélvele los sacos.
Viuda Tenga, y un poco me espere,
que yo voy, y vuelvo luego
con todo aquello que quiere.
Éntrase la viuda.
Pedro En gusto, en paz y en sosiego 2315
tu vida el cielo prospere.
Si bien en ello se advierte,
aquésta es la mujer fuerte
que se busca en la Escritura.
Tengas, Marina, ventura 2320
en la vida y en la muerte.
Belilla, gitana bella,
todo el fruto deste embuste
gozarás sin falta o mella,
aunque tu gusto no guste 2325
de mi amorosa querella.
Cuanto este dinero alcanza
se ha de gastar en la danza
y en tu adorno, porque quiero
que por galas ni dinero 2330
no malogres tu esperanza.
Vuelve la viuda con un gato lleno,
como que trae el dinero.
Viuda Toma, venerable anciano,
que ahí va lo que pediste,
y aun a darte más me allano.
Pedro Marina, el tuyo me diste 2335
con el proceder cristiano.
En tra[s]poniendo esta loma,
en un salto daré en Roma
y en otro en el centro hondo;
y, porque a quien soy respondo, 2340
mi buena bendición toma,
que da salud a las muelas,
preserva que no se engañe
nadie con fraude y cautelas,
ni que de mirar se estrañe 2345
las noturnas centinelas.
Puede en las escuras salas
tender sin temor las alas
el más flaco corazón,
Bendícela.
llevando la bendición 2350
del gran Pedro de Urdemalas.
Éntrase Pedro.
Viuda Comisario fidedino
de las almas que en trabajo
están penando contino,
pues dicen que es cuesta abajo 2355
del purgatorio el camino,
échate a rodar, y llega
ligero a la escura vega
o valle de llanto amargo,
y aplícalas al descargo 2360
que mi largueza te entrega.
En cada escudo que di
llevas mi alma encerrada,
y en cada maravedí,
y como cosa encantada 2365
parece que quedo aquí.
Ya yo soy otra alma en pena,
después que me veo ajena
del talego que entregué;
pero en hombros de mi fe 2370
saldré a la región serena.
Éntrase.
Sale la reina, y trae en un pañizuelo
unas joyas, y sale con ella Marcelo, caba-
llero anciano.
Reina Marcelo, sin que os impida
la guarda de algún secreto,
porque no os pondrá en aprieto
de perder fama ni vida, 2375
os ruego me respondáis
a ciertas preguntas luego.
Marcelo Bien escusado es el ruego,
señora, donde mandáis.
Preguntad a vuestro gusto, 2380
porque mi honra y mi vida
está a vuestros pies rendida,
y es de lo que yo más gusto.
Reina Estas joyas de valor,
¿cúyas son o cúyas fueron? 2385
Marcelo Un tiempo dueño tuvieron
que siempre fue mi señor.
Reina Pues, ¿cómo se enajenaron?
Porque me importa saber
cómo aquesto vino a ser: 2390
si se dieron, o se hurtaron.
Marcelo Pues que ya la tierra cubre
el delito y la deshonra,
si es deshonra y si es delito
el que amor honesto forja, 2395
quiero romper un silencio
que no importa que le rompa
ni a los muertos ni a los vivos;
antes, a todos importa.
«La duquesa Félix Alba, 2400
que Dios acoja en su gloria,
una noche, en luz escasa
y en tinieblas abundosa,
estando yo en el terrero,
con esperanza dudosa 2405
de ver a la que me diste,
gran señora, por esposa,
con un turbado ceceo
me llamó, y con voz ansiosa
me dijo: ``Así la ventura 2410
a tus deseos responda,
señor, quienquiera que seas;
que, en esta ocasión forzosa,
mostrando pecho cristiano,
a quien te llama socorras. 2415
Pon a recado esa prenda,
más noble que venturosa;
dale el agua del bautismo
y el nombre que tú le escojas''.
Y en esto ya descolgaba 2420
de unas trenzas, que de soga
sirvieron, una cestilla
de blanca mimbre olorosa.
No dijo más, y encerróse.
Yo quedé en aquella hora 2425
cargado, suspenso y lleno
de admiración y congoja,
porque oí que una criatura
dentro de la cesta llora,
así cual recién nacida. 2430
¡Ved qué carga, y a qué hora!
En fin, porque presto veas
el de aquesta estraña historia,
digo que al punto salí,
con diligencia no poca, 2435
de la ciudad al aldea
que está sobre aquella loma,
por ser cerca. Pero el cielo,
que infortunios acomoda,
me deparó en el camino, 2440
al despuntar del aurora,
un rancho de unos gitanos,
de pocas y humildes chozas.
Por dádivas y por ruegos,
una gitana no moza 2445
me tomó la criatura
y al punto desenvolvióla,
y entre las fajas, envueltas
en un lienzo, halló esas joyas,
que yo conocí al momento, 2450
pues son de tu hermano todas.
Dejéselas con la niña,
que era una niña hermosa
la que en la cesta venía,
nacida de pocas horas; 2455
encarguéle su crianza
y el bautismo, y que, con ropas
humildes, empero limpias,
la criase. ¡Estraña cosa!:
que, cuando deste suceso 2460
mi lengua a tu hermano informa,
dijo: ``Marcelo, la niña
es mía, como las joyas.
La duquesa Félix Alba
es su madre, y ella es sola 2465
el blanco de mis deseos
y de mis penas la gloria.
Inmaturo ha sido el parto,
mal prevenida la toma;
pero no hay falta que llegue 2470
de su ingenio a la gran sobra''.
Estando en estas razones,
en son tristísimo doblan
las campanas, sin que quede
monesterio ni perroquia. 2475
El son general y triste
daba indicios ser persona
principal la que a la tierra
el común tributo torna.
Hizo manifiesto el caso 2480
un paje que entró a deshora
diciendo: ``Muerta es, señor,
Félix Alba, mi señora.
De improviso murió anoche,
y por ella, señor, forman 2485
este son tantas campanas,
y tantas gentes que lloran''.
Con estas nuevas tu hermano
quedó con el alma absorta,
sin movimiento los ojos, 2490
inmovible la persona.
Volvió en sí desde allí a un rato,
y, sin decirme otra cosa
sino: ``Haz criar la niña,
y no le quites las joyas; 2495
como gitana se críe,
sin hacerla sabidora,
aunque crezca, de quién es,
porque esto a mi gusto importa''.
Dos horas tardó en partirse 2500
a las fronteras, do apoca
con su lanza la morisma,
sus gustos con sus memorias.
Siempre me escribe que vea
a Belica, que llamóla 2505
así la gitana sabia
que con mucho amor crióla.
Yo no alcanzo su desinio,
ni a qué aspira, ni en qué topa
el no querer que se sepa 2510
tan rara y tan triste historia.
Hanle dicho a la muchacha
que un ladrón gitano hurtóla,
y ella se imagina hija
de alguna real persona. 2515
Yo la he visto muchas veces,
y hacer y decir mil cosas,
que parece que ya tiene
en las sienes la corona.
Murió la que la dio leche, 2520
y, con las joyas, dejóla
en poder de otra su hija,
si no tan bella, tan moza.
Ésta, que es la que tenía
esas joyas, no otra cosa 2525
sabe más de lo que supo
su madre, y el hecho ignora
de los padres de Isabel,
tu sobrina, la hermosa,
la señora, la garrida, 2530
la discreta y la briosa.»
Respondo esto a la pregunta
si se dieron esas joyas,
o se hurtaron: que me admira
verlas donde están agora. 2535
[Reina] La mitad he yo sabido
desta peregrina historia,
y una y otra relación,
sin que discrepen, conforman.
Mas dime: ¿conocerías, 2540
si acaso vieses, la hermosa
gitana que dices?
Marcelo Sí;
como a mí mismo, señora.
Reina Pues espérate aquí un poco.
Éntrase la reina.
Marcelo ¿Quién trujo aquí aquestas joyas? 2545
¡Cómo a los cielos y al tiempo
por jamás se encubre cosa!
¿Si he hecho mal en descubrirme?
Sí: que lengua presurosa
no da lugar al discurso 2550
y más condena que abona.
Vuelven la reina, Belica y Inés.
Reina ¿Es aquél el que venía
a ver a tu hermana?
Inés Sí;
que con mi madre le vi
comunicar más de un día. 2555
Reina Con eso, y con el semblante,
que al de mi hermano parece,
ya veo que se me ofrece
una sobrina delante.
Marcelo Así lo puedes creer: 2560
que ésa que traes de la mano
es la prenda que tu hermano
quiere y debe más querer.
Si ilustre por el padre
la ha hecho Dios en el suelo, 2565
no menos la hace el cielo
estremada por la madre,
y ella, por su hermosura,
merece ser estimada.
Entran el rey y el caballero.
Rey Ello es cosa averiguada 2570
que no hay celos sin locura.
Reina Y sin amor, señor mío,
dijérades muy mejor.
Rey Celos son rabia, y amor
siempre della está vacío; 2575
y de la causa que es buena
mal efecto no procede.
Reina En mí al contrario sucede:
siempre celos me dan pena,
y siempre los ha engendrado 2580
el grande amor que yo os tengo.
Rey Si hay venganza, yo me vengo
con que os hayáis engañado,
pues no podrán redundar
de vuestras preguntas hechas 2585
tan vehementes sospechas
que me puedan condenar,
ni yo, si miráis en ello,
soy de sangre tan liviana
que a tan humilde gitana 2590
incline el altivo cuello.
Reina Mirad, señor, que es hermosa,
y que la rara belleza
se lleva tras sí la alteza
y fuerza más poderosa. 2595
Por mis ojos, que lleguéis
a mirar sus bellos ojos.
Rey Si gustáis de darme enojos,
no es buen medio el que ponéis.
Reina ¿Cómo? ¿Y que así os amohína 2600
el mirar a una doncella
que, después de ser tan bella,
aspira a ser mi sobrina?
Belica ¿Qué ha de ser aquesto, Inés?
Que me voy imaginando 2605
que se están de mí burlando.
Inés Calla y sabráslo después.
Reina Miradla así, descuidado,
y decidme a quién parece.
Rey A los ojos se me ofrece 2610
de Rosamiro un traslado.
Reina No es mucho, porque es su hija
y como a tal la estimad.
Caballero ¿Burla vuestra majestad?
Reina No es bien que eso se colija 2615
de verdad tan manifiesta.
Rey Si no burláis, es razón
que me cause admiración
tal novedad como es ésta.
Reina Llegad al rey, Isabel, 2620
y decid que os dé la mano
como a hija de mi hermano.
Belica Como sierva llego a él.
Rey Levantad, bella criatura,
que de vuestro parecer 2625
muy bien se puede creer
y esperar mayor ventura.
Pero decidme, señora:
¿cómo sabéis esta historia?
Reina Aunque es breve y es notoria, 2630
no es para decilla agora.
Vámonos a l[a] ciudad,
que en el camino sabréis
lo que luego creeréis
como infalible verdad. 2635
Rey Vamos.
Marcelo No hay dudar, señor,
en historia que es tan clara,
pues su rostro la declara,
y yo, que soy el actor.
Vanse entrando todos, y a la postre
quedan Inés y Belica.
Inés Belica, pues vas sobrina 2640
de la reina, por lo menos,
esos tus ojos serenos
a nuestra humildad inclina.
Acuérdate de que hurtamos
más de una vegada juntas, 2645
y que sin soberbia y puntas
más de otras cinco bailamos;
y que, aunque habemos andado
muchas veces a las greñas,
siempre en efeto y por señas 2650
te he temido y respetado.
Haz algún bien, pues podrás,
a nuestros gitanos pobres;
así en venturosa sobres
a cuantas lo fueron más. 2655
Responde a lo que se ve
de tu ser tan principal.
Belica Dame, Inés, un memorial,
que yo le despacharé.
Éntranse.
Sale Pedro de Urdemalas, con manteo y bonete, como estudiante.
Pedro Dicen que la variación 2660
hace a la naturaleza
colma de gusto y belleza,
y está muy puesto en razón.
Un manjar a la contina
enfada, y un solo objeto 2665
a los ojos del discreto
da disgusto y amohína.
Un solo vestido cansa.
En fin, con la variedad
se muda la voluntad 2670
y el espíritu descansa.
Bien logrado iré del mundo
cuando Dios me lleve dél,
pues podré decir que en él
un Proteo fui segundo. 2675
¡Válgame Dios, qué de trajes
he mudado, y qué de oficios,
qué de varios ejercicios,
qué de exquisitos lenguajes!
Y agora, como estudiante, 2680
de la reina voy huyendo,
cien mil azares temiendo
desta mi suerte inconstante.
Pero yo, ¿por qué me cuento
que llevo en mudable palma? 2685
Si ha de estar siempre nuestra alma
en contino movimiento,
Dios me arroje ya a las partes
donde más fuere servido.
Entra un Labrador con dos gallinas.
Labrador Pues yo no las he vendido; 2690
bien parece que es hoy martes.
Pedro Mostrad, hermano; llegad,
llegad, mostrad. ¿Qué os turbáis?
Ellas son de calidad,
que en cada una mostráis 2695
vuestra grande caridad.
Andad con Dios y dejaldas,
y desde lejos miraldas,
como a reliquias honraldas,
para el culto dedica[l]das 2700
bucólico y adoraldas.
Labrador Como me las pague, haga
altar o reliquias dellas,
o lo que más satisfaga
a su gusto.
Pedro Sólo es dellas 2705
santa y justísima paga
hacer dellas un empleo
que satisfaga al deseo
del más mirado cristiano.
Labrador Saldrá su disignio vano, 2710
señor zote, a lo que creo.
Entran dos representantes, que se
señalan con números 1 y 2.
Pedro Sois hipócrita y malino,
pues no tenéis miramiento
que os habla un hombre cetrino,
hombre que vale por ciento 2715
para hacer un desatino;
hombre que se determina,
con una y otra gallina,
sacar de Argel dos cautivos
que están sanos y están vivos 2720
por la voluntad divina.
Representante 1 Este cuento es de primor,
y el sacristán, o lo que es,
juega de hermano mayor.
Pedro ¡Oh fuerzas del interés, 2725
llenas de envidia y rigor!
¿Que es posible que te esquives,
por tan pocos arrequives,
de sacar sendos cristianos
de mano de los tiranos? 2730
¡Cómante malos caribes!
Labrador Diga, señor papasal:
¿son, por ventura, mostrencas
mis gallinas, ¡pesiatal!,
para no hacerme de pencas 2735
de dar mi pobre caudal?
Rescaten a esos cristianos
los ricos, los cortesanos,
los frailes, los limosneros:
que yo no tengo dineros 2740
si no lo ganan mis manos.
Representante 1 ([Aparte]) Esforcemos este embuste.
Sois un hombre mal mirado,
de mala yacija y fuste,
hombre que es tan desalmado, 2745
que no hay cosa de que guste.
Pedro La maldición de mi zorra,
de mi bonete y mi gorra,
caiga en ti y en tu ralea,
y cautivo yo te vea 2750
en Fez en una mazmorra,
para ver si te holgarás
de que sea quien entonces,
por dos gallinas no más...
¡Oh corazones de bronces, 2755
archivos de Satanás!
¡Oh miseria desta vida,
a términos reducida,
que vienen los cortesanos
a rogar a los villanos, 2760
gente non santa y perdida!
Labrador ¡Pesia a mí! Denme mis aves,
que yo no estoy para dar
limosna.
Representante 1 ¡Qué poco sabes
de achaque de rescatar 2765
dos hombres gordos y graves!
Yo los tengo señalados,
corpulentos y barbados,
de raro talle y presencia,
que valen en mi conciencia 2770
más de trecientos ducados,
y por estas dos gallinas,
solamente, los rescato.
¡Ved qué entrañas tan molestas
tiene este pobre pazguato, 2775
criado entre las encinas!
¡Ya la ruindad y malicia,
la miseria y la codicia
reina sólo entre esta gente!
Labrador Aun bien que hay aquí teniente, 2780
corregidor y justicia.
[Éntrase.]
Pedro Y yo tengo lengua y pies.
Esperen, y lo verán.
Representante 1 Sois un traidor magancés,
hombre de aquellos que dan 2785
mohatras de tres en tres.
Representante 2 Déjele vuesa merced,
que, pues ya dejó en la red
las cobas, vaya en buen hora.
[Representante 1]Pues bien: ¿qué haremos agora? 2790
[Pedro] Lo que es vuestro gusto haced.
Despójese de su pluma
el rescate, y véase luego,
en resolución y en suma,
si hay algún rancho o bodego 2795
donde todo se consuma:
que yo, a fe de compañero,
desde agora me prefiero
a dar todo el adherente.
Representante 2 Hay un grande inconveniente: 2800
que hemos de ensayar primero.
Pedro Pues díganme: ¿son farsantes?
Representante 1 Por nuestros pecados, sí.
Pedro Haz de mis dichas Adlantes,
cerros de mi Potosí, 2805
de mi pequeñez gigantes;
en vosotros se me ofrece
todo aquello que apetece
mi deseo en sumo grado.
Representante 2 ¿Qué vendaval os ha dado, 2810
que así el seso os desvanece?
Pedro Sin duda, he de ser farsante,
y haré que estupendamente
la fama mis hechos cante,
y que los lleve y los cuente 2815
en Poniente y en Levante.
Volarán los hechos míos
hasta los reinos vacíos
de Policea, y aún más,
en nombre de Nicolás, 2820
y el sobrenombre de Ríos:
que éste fue el nombre de aquel
mago que a entender me dio
quién era el mundo crüel,
ciego que sin vista vio 2825
cuantos fraudes hay en él.
En las chozas y en las salas,
entre las jergas y galas
será mi nombre estendido,
aunque se ponga en olvido 2830
el de Pedro de Urdemalas.
Representante 2 Enigma y algarabía
es cuanto habláis, señor,
para nosotros.
Pedro Sería
falta de ingenio y valor 2835
contaros la historia mía,
a lo menos por agora.
Vamos: que, si se mejora
mi suerte con ser farsista,
seréis testigos de vista 2840
del ingenio que en mí mora,
principalmente en jugar
las tretas de un entremés
hasta do pueden llegar.
Entra otro farsante.
Representante 3 ¿No advertirán que ya es 2845
hora y tiempo de ensayar?
Porque pide el rey comedia,
y el autor ha ya hora y media
que espera. ¡Grande descuido!
Representante 1 Pues con ir presto, yo cuido 2850
que ese daño se remedia.
Venga, galán, que yo haré
que hoy quede por recitante.
Pedro Si lo quedo, mostraré
que soy para autor bastante 2855
con lo menos que yo sé.
Llegado ha ya la ocasión
donde la adivinación
que un hablante Malgesí
echó un tiempo sobre mí, 2860
tenga efecto y conclusión.
Ya podré ser patriarca,
pontífice y estudiante,
emperador y monarca:
que el oficio de farsante 2865
todos estados abarca;
y, aunque es vida trabajosa,
es, en efecto, curiosa,
pues cosas curiosas trata,
y nunca quien la maltrata 2870
le dará nombre de ociosa.
Éntranse todos.
Sale un autor con unos papeles como
comedia, y dos farsantes, que todos se
señalan por número.
Autor Son muy anchos de conciencia
vuesas mercedes, y creo,
por las señales que veo,
que me ha de faltar paciencia. 2875
¡Cuerpo de mí! ¿En veinte días
no se pudiera haber puesto
esta comedia? ¿Qué es esto?
Ellas son venturas mías.
Póneme esto en confusión, 2880
y en un rancor importuno,
que nunca falte ninguno
al pedir de la ración,
y al ensayo es menester
que con perros y hurones 2885
los busquen, y aun a pregones,
y no querrán parecer.
Pedro ¿Quién un agudo embustero,
ni un agudo hablador,
sabrá hacerle mejor 2890
que yo, si es que hacerle quiero?
Autor Si no pica de arrogante
el dómine, mucho sabe.
Pedro Sé todo aquello que cabe
en un general farsante; 2895
sé todos los requisitos
que un farsante ha de tener
para serlo, que han de ser
tan raros como infinitos.
De gran memoria, primero; 2900
segundo, de suelta lengua;
y que no padezca mengua
de galas es lo tercero.
Buen talle no le perdono,
si es que ha de hacer los galanes; 2905
no afectado en ademanes,
ni ha de recitar con tono.
Con descuido cuidadoso,
grave anciano, joven presto,
enamorado compuesto, 2910
con rabia si está celoso.
Ha de recitar de modo,
con tanta industria y cordura,
que se vuelva en la figura
que hace de todo en todo. 2915
A los versos ha de dar
valor con su lengua experta,
y a la fábula que es muerta
ha de hacer resucitar.
Ha de sacar con espanto 2920
las lágrimas de la risa,
y hacer que vuelvan con [p]risa
otra vez al triste llanto.
Ha de hacer que aquel semblante
que él mostrare, todo oyente 2925
le muestre, y será excelente
si hace aquesto el recitante.
Entra el alguacil de las comedias.
Alguacil ¿Ahora están tan despacio?
Esperarles he a que acaben.
Bien parece que no saben 2930
las nuevas que hay en palacio.
Vengan, que ya me amohína
la posma que en ellos reina,
aguardando el rey o reina
y la nueva su sobrina. 2935
Autor ¿Qué sobrina?
Alguacil Una gitana,
dicen, que es bella en estremo.
Pedro Que sea Belica temo.
¿Y eso es verdad?
Alguacil Y tan llana,
que yo no sé cuál se sea 2940
mayor verdad por agora.
Y la reina, mi señora,
hacerle fiestas desea.
Venid, que allá lo sabréis
todo como pasa al punto. 2945
Pedro Mucho bien me vendrá junto
si por vuestro me queréis.
Autor Admitido estáis ya al gremio
de nuestro alegre ejercicio,
pues vuestro raro juïcio, 2950
mayor lauro pide en premio.
Largo hablaremos después.
Vamos, y haremos la prueba
de vuestra gracia tan nueva,
ensayando un entremés. 2955
Pedro No me hará ventaja alguno
en eso, cual se verá.
Alguacil Señores, que es tarde ya.
Autor ¿Falta aquí alguno?
Representante 1 Ninguno.
Vanse todos.
Salen el rey y Silerio.
Rey En cualquier traje se muestra 2960
su belleza al descubierto:
gitana, me tuvo muerto;
dama, a matarme se adiestra.
El parentesco no afloja
mi deseo; antes, por él 2965
con ahínco más crüel
toda el alma se congoja.
Suenan guitarras.
Pero, ¿qué música es ésta?
Silerio Los comediantes serán,
que adonde se visten van. 2970
Rey Ya me entristece la fiesta;
ya sólo con mi deseo
quisiera avenirme a solas,
y dar costado a las olas
del mar de amor do me veo. 2975
Pero escucha, que mi historia
parece que oigo cantar,
y es señal que ha de durar
luengos siglos su memoria.
Entran los músicos cantando este romance:
Músicos Bailan las gitanas; 2980
míralas el rey;
la reina, con celos,
mándalas prender.
Por Pascua de Reyes
hicieron al rey 2985
un baile gitano
Belica e Inés;
turbada Belica,
cayó junto al rey,
y el rey la levanta 2990
de puro cortés;
mas como es Belilla
de tan linda tez,
la reina, celosa,
mándalas prender. 2995
Silerio Vienen tan embebecidos,
que no nos echan de ver.
Rey Cantan lo que debe ser
suspensión de los sentidos.
Músico 1 El rey está aquí. ¡Chitón! 3000
Quizá no le agradará
nuestra canción.
Músico 2 Sí hará,
por ser nueva la canción,
y no contiene otra cosa,
fuera de que es dulce y grave, 3005
que decir lo que se sabe:
que es la reina recelosa,
y hechura de la mujer
tener celos del marido.
Rey ¡Qué bien que lo has entendido! 3010
Dételo el diablo a entender.
Silerio, mi muerte y vida
vienen juntas. ¿Qué haré?
Silerio Mostrar a un tiempo la fe,
aquí cierta, allí fingida. 3015
Entran la reina y Belica, ya vestida de
dama; Inés, de gitana; Maldonado, el autor, Martín Crespo, el alcalde, y Pedro
de Urdemalas.
Pedro Famosa Isabel, que ya
fuiste Belica primero;
Pedro, el famoso embustero,
postrado a tus pies está,
tan hecho a hacer desvaríos, 3020
que, para cobrar renombre,
el Pedro de Urde, su nombre,
ya es Nicolás de los Ríos.
Digo que tienes delante
a tu Pedro conocido, 3025
de gitano convertido
en un famoso farsante,
para servirte en más obras
que puedes imaginar,
si no le quieres faltar 3030
con lo mucho en que a otros sobras.
Tu presunción y la mía
han llegado a conclusión:
la mía sólo en ficción;
la tuya, como debía. 3035
Hay suertes de mil maneras,
que, entre donaires y burlas,
hacen señores de burlas,
como señores de veras.
Yo, farsante, seré rey 3040
cuando le haya en la comedia,
y tú, oyente, ya eres media
reina por valor y ley.
En burlas podré servirte,
tú hacerme merced de veras, 3045
si tras las mañas ligeras
del vulgo no quieres irte;
en el cual, si alguno hubo
o hay humilde en rica alteza,
siempre queda la bajeza 3050
de aquel principio que tuvo.
Pero tu ser y virtud
me tienen bien satisfecho,
que no llegará a tu pecho
la sombra de ingratitud. 3055
Por aquesta buena fe,
de la reina, ¡oh gran sobrina!,
y por ver que a ti se inclina
quien gitano por ti fue,
que al rey pidas te suplico, 3060
andando el tiempo, una cosa
más buena que provechosa,
porque a mi gusto la aplico.
Rey Desde luego la concedo;
pide lo que es de tu gusto. 3065
Pedro Por ser lo que quiero justo,
lo declararé sin miedo.
Y es que, pues claro se entiende
que el recitar es oficio
que a enseñar, en su ejercicio, 3070
y a deleitar sólo atiende,
y para esto es menester
grandísima habilidad,
trabajo y curiosidad,
saber gastar y tener, 3075
que ninguno no le haga
que las partes no tuviere
que este ejercicio requiere,
con que enseñe y satisfaga.
Preceda examen primero, 3080
o muestra de compañía,
y no por su fantasía
se haga autor un pandero.
Con esto pondrán la mira
a esmerarse en su ejercicio: 3085
que tanto es bueno el oficio,
cuanto es el fin a que aspira.
Belica Yo haré que el rey, mi señor,
vuestra petición conceda.
Rey Y aun otras, si hay en qué pueda 3090
valerle vuestro favor.
Reina Con mejores ojos miro
agora que la miréis;
y en cuanto por ella hacéis,
más me alegro que me admiro. 3095
Ya mi voluntad se inclina
a acreditar a los dos:
que entre mis celos y vos
se ha puesto el ser mi sobrina.
Vamos a oír la comedia 3100
con gusto, pues que los cielos
no ordenaron que mis celos
la volviesen en tragedia.
Y avisaráse a mi hermano
luego deste hallazgo bueno. 3105
Éntrase.
Rey Ya yo le tengo en el seno
y le toco con la mano.
¡Oh imaginación, que alcanzas
las cosas menos posibles,
si alcanzan las imposibles 3110
de reyes las esperanzas!
[Silerio] No te aflijas, que no es tanto
el parentesco que impida
hallar a tu mal salida.
Rey Sí; mas moriré entretanto. 3115
Éntrase el rey y Silerio.
Maldonado Señora Belica, espere;
mire que soy Maldonado,
su conde.
Belica Tengo otro estado
que estar aquí no requiere.
Maldonado, perdonadme, 3120
que yo os hablaré otro día.
Inés ¡Hermana Belica mía!
Belica La reina espera; dejadme.
Éntrase Belica.
Inés ¡Entróse! ¡Quién me dijera
aquesto casi antiyer! 3125
No lo pudiera creer,
si con los ojos lo viera.
¡Válame Dios, y qué ingrata
mochacha, y qué sacudida!
Pedro La mudanza de la vida 3130
mil firmezas desbarata,
mil agravios comprehende,
mil vivezas atesora,
y olvida sólo en un hora
lo que en mil siglos aprende. 3135
Alcalde Pedro, ¿cómo estás aquí
tan galán? ¿Qué te has hecho?
Pedro Pudiérame haber deshecho,
si no mirara por mí.
Mudado he de oficio y nombre, 3140
y no es así comoquiera:
hecho estoy una quimera.
Alcalde Siempre tú fuiste gran hombre.
Yo por el premio venía
de la danza que enseñaste, 3145
que en ella claro mostraste
tu ingenio y tu bizarría;
y si en el mundo no hubiera
pajes, yo sé que durara
su fama hasta que llegara 3150
la edad que ha de ser postrera.
Clemente y Clemencia están
muy buenos, sin ningún mal,
y Benita con Pascual
garrida vida se dan. 3155
Entra uno.
Uno Sus majestades aguardan;
bien pueden ya comenzar.
Pedro Después podremos hablar.
Uno Miren que dicen que tardan.
Pedro Ya ven vuesas mercedes que los reyes 3160
aguardan allá dentro, y no es posible
entrar todos a ver la gran comedia
que mi autor representa, que alabardas
y lancineques y frinfrón impiden
la entrada a toda gente mosquetera. 3165
Mañana, en el teatro, se hará una,
donde por poco precio verán todos
desde principio al fin toda la traza,
y verán que no acaba en casamiento,
cosa común y vista cien mil veces, 3170
ni que parió la dama esta jornada,
y en otra tiene el niño ya sus barbas,
y es valiente y feroz, y mata y hiende,
y venga de sus padres cierta injuria,
y al fin viene a ser rey de un cierto reino 3175
que no hay cosmografía que le muestre.
Destas impertinencias y otras tales
ofreció la comedia libre y suelta,
pues llena de artificio, industria y galas,
se cela del gran Pedro de Urdemalas. 3180